Voy a comenzar esta columna diciendo que: “Si la política fuera una partida de “póker”, el actual Gobierno sería un gran jugador. Más allá de que juega con dos “ases” en la mano (los grandes medios monopólicos de comunicación y parte del poder judicial federal), no le quita mérito a su forma de jugar; donde ha ganado casi todas las partidas que se propuso.Hoy, los grandes poderes económicos concentrados, nos están gobernando; y saben jugar sus cartas a la perfección”.

Sobre esto último; la asunción como Ministro de Agroindustria de “Luis Miguel Etchevehere”, el Pte. de la “Sociedad Rural Argentina”, no sólo esun botón de muestra más sino todo un símbolo al respecto.

Luego del espaldarazo electoral que recibió en las pasadas legislativas; se aplicaron subas a las naftas, se conocieron los próximos tarifazos a todos los servicios públicos, se confirmó el seguir endeudándonos desenfrenadamente, se acentuó la timba financieray se difundieron los “borradores” de las profundas reformas previsionales, laborales e impositivas. Sobre esta última; veamos:

¿Qué se conoce de la Reforma “Tributaria” que propone el actual gobierno?

A grandes rasgos y al sólo efecto enunciativo de las principales, se pretende:

• Eliminar los Ingresos Brutos que cobran las Provincias (desfinanciándolas y haciéndolas más dependientes de los ingresos nacionales coparticipables);
• Eliminar el Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios (que es de fácil recaudación y representa un 10 % del total de la recaudación de impuestos nacionales);
• Reducir la alícuota del Impuesto a las Ganancias de las Empresas (del 35 al 25 %);
• Reducir las Contribuciones Patronales (no los Aportes de los trabajadores) para bajar costos laborales;
• Reducir la carga impuesta a los contribuyentes “Autónomos”. No se contempla reducir el cobro del impuesto a las Ganancias de los asalariados, la de 4ta categoría; que había sido un promesa de campaña el eliminarlo totalmente, nuestro Presidente dijo: “Ningún trabajador pagará más el impuesto a las ganancias” (aclaro demás que, el cobrar este impuesto fue motivo de varios paros generales en el anterior gobierno);
• Gravar la rentabilidad de ciertas inversiones financieras (que se estima recaudará muy poco);
• Elevar Impuestos Internos a ciertos alimentos considerados no saludables (vino, cerveza, bebidas azucaradas, etc.) y reducir otros (celulares, televisores, motos, etc.). Ya se conoció que no se elevarán algunos; a cambio del “favor”, de los representantes de las Provincias potencialmente afectadas, de “apoyar” el resto de las reformas (un método algo parecido a la extorsión, ¿no?);
• Devolver IVA a las Empresas por inversiones;
• Etc., etc.

Veamos. ¿Qué predomina en todas estas propuestas? La reducción y eliminación de impuestos.

¿Quiénes son los principales beneficiarios? Las empresas.

No sorprende entonces, que los “destacados” empresarios de las grandes firmas, “den su fuerte apoyo” a este proyecto de reforma impositiva donde se dice aumentará el empleo y la inversión.

Preguntémonos. ¿Una baja en los impuestos a las empresas, “garantiza” que se aumente el empleo y la inversión? ¿No puede acaso también, “garantizar” una mayor rentabilidad a las mismas?

Pero esta reforma impositiva propuesta,no sólo garantiza (casi con seguridad) una mayor rentabilidad a las empresas y, tal vez, pueda (de paso) mejorar el empleo y la inversión; sino que también, desfinancia al Estado (disminuye sus ingresos).

Abro paréntesis. Les consulto; ya que el Estado asumiría perder recursos, eliminando y reduciendo impuestos a las empresas: ¿Por qué mejor no lo hace (por el mismo monto de recursos que estima perder) mejorando el poder de compra de la gente? ¿Por qué en vez de reducir el Impuesto a las Ganancias de las empresas no se propone bajar el regresivo Impuesto al Valor Agregado (I.V.A.); que pagan por igual desde el más rico hasta el más pobre? Les dejo esta incógnita para la reflexión. Cierro paréntesis.

Desde el Gobierno se pregona que hay que “reducir el Déficit fiscal”; ya que si no lo logra, no podrá combatir la pobreza e inflación y se ve en la “obligación” (sic) de seguir tomando deuda externa para financiarlo. Para comprender esta “excusa” o “relato económico” para justificar el desenfrenado endeudamiento al que se nos está sometiendo recomiendo que repasen la columna publicada el 24/10/17 “El origen del mal: el “Déficit fiscal”. ¿Emisión o Deuda? La excusa para el endeudamiento y la timba financiera”.

Razonemos juntos. ¿Cómo se hará para disminuir el Déficit fiscal si se reducen y eliminan impuestos? ¿Cómo se equilibrarán las cuentas públicas si se reducen los ingresos del Estado?

No hay dudas, ¿no? Existe una gran dicotomía entre lo que se dice (el discurso) y lo que se pretende hacer.

Similar análisis se podría realizar donde desde lo discursivo se dice que se quiere mejorar la calidad de vida de los jubilados y con la reducción de las contribuciones patronales se desfinanciará el sistema previsional (el menor ingreso del Estado por reducir costos laborales a las Empresas, será menos dinero en el bolsillo de los jubilados; ¡no habrá otra opción! -menos para este Gobierno-).

La única forma de reducir el Déficit fiscal, disminuyendo los ingresos del Estado, es reducir aún más los gastos y prestaciones que brinda el mismo; es decir realizando un “Gran Ajuste” (menos jubilaciones y prestaciones a jubilados, menos asignaciones y cuberturas sociales, menos obras, menos salud, menos educación, etc., etc.), achicando el Estado, que brinde menos servicios y deje de garantizar derechos y el bienestar de los más vulnerables de nuestra sociedad. Tal vez no se quiere decir esto, se oculta; y se pone como excusa, entre otras, que hay que “reducir el Déficit fiscal”(¡proponiendo reformas que lo incrementan!;¡un contrasentido asombroso!), total la gente o no entiende o está muy entretenida viendo el gran “show mediático” donde se encarcelan a ex funcionarios y ex vice presidentes sin juicio alguno.

Volviendo a la idea del principio; el actual Gobierno (brazo político de los grandes poderes económicos), sin “casi” oposición alguna (ni política, ni sindical principalmente), llevará adelante todos los aumentos que considere, nos seguirá endeudando y logrará aprobar todas las reformas que proponga.

¿Por qué afirmo esto? Porque considero que el “paño” donde se juega esta partida, esta tan sucio y corrompido, que no puede enfrentar a la coalición de estos poderes (económico, político, mediático y judicial) que articulan su estrategia de una manera muy inteligente, hábil y sincronizada; que no sólo amenazan sino que hasta pueden encarcelar (sin sentencia previa) a cuanto jugador tengan al frente (situación que no sería factible; si la mayoría de estos, no fueran todos unos potenciales “corruptos” y “tramposos”, claro está, ¿no?).

Vamos todos a festejar a la Plaza cada vez que un ex funcionario vaya preso (con o sin juicio, al parecer no importa) pero no dejemos que mientras tanto, se logren implementar reformas que: no redundarán en mejorar los derechos de los trabajadores (sino que estaríamos ante una “flexibilización laboral”), no mejorarán las jubilaciones y las prestaciones a nuestros jubilados (sino que se desfinanciaría y llevaría a la quiebra al sistema previsional, cuyo salvador serían las AFJP -el “gran negocio”-), no frenarán el exponencial endeudamiento, ni sanearan las cuentas públicas; es decir que, nos perjudiquen a todos.

Concluyo pregonando:“Que el árbol (el show mediático) no nos tape el bosque (las nefastas consecuencias de las reformas que se vienen)”.