Opinión

¿Qué le dirías a un político? (II) - “El llamador”

domingo, 12 de noviembre de 2017 00:00
domingo, 12 de noviembre de 2017 00:00

Mi padre era ferroviario, conductor de locomotoras. Por su estudio de magisterio llegó a ser instructor de conductores. De joven se incorporó al ferrocarril, la línea denominada Bartolomé Mitre. Años sin internet, sin teléfonos celulares. La frecuencia de trenes estaba programada con puntualidad. Los ferroviarios más antiguos decían que este buen hábito venía de la época de los ingleses. ¿Cómo se llevaba adelante? ¿Quién avisaba al conductor de un servicio de tren avanzada la noche? “El llamador”. Con su bicicleta se acercaba al domicilio de los responsables de la conducción del tren, golpeaba la persiana de la ventana, gritaba el nombre del conductor y le afirmaba: “¡Hoy corres el tren hasta Campana a la hora!”. Serían las 2.00. Otra noche, 4.00: “¡Hoy corres el tren hasta Pergamino a la hora!”. Alguna vez escuché esa voz, entredormido. Nunca conocí el rostro del llamador. Nombrar a mi padre en la noche quedó grabado de tal manera en mi interior que evoca la entrega y laboriosidad del “llamador” y de mi padre.
Una historia de trabajo. Cada uno puede repasar la experiencia de trabajo de sus padres y seguro encontrará ejemplos, anécdotas que constituyen una escuela de vida. ¡El valor del trabajo!
El Papa polaco lo llamó clave de la cuestión social. Sí, el trabajo, todo trabajo, es la llave para resolver el problema socio-económico. En su documento sobre el trabajo -LABOREM EXERCENS-, Juan Pablo II puso luz a un conflicto histórico ahondado por las ideologías de turno entre los que representan al mundo del trabajo y los que representan al mundo del capital. ¿En qué principio hace basar el acuerdo? “[…] El principio de la prioridad del “trabajo” frente al “capital”. Este principio se refiere directamente al proceso mismo de producción, respecto al cual el trabajo es siempre una causa eficiente primaria, mientras el “capital”, siendo el conjunto de los medios de producción, es solo un instrumento o la causa instrumental. Este principio es una verdad evidente, que se deduce de toda la experiencia histórica del hombre” (LE 12). Es así, lo que llamamos capital constituye en sí mismo una historia de trabajo. Por lo tanto, queridos políticos, dirigentes sindicales, dirigentes empresariales, el inicio y regla de toda reforma laboral es el trabajo. ¡Que sea el “llamador” para el acuerdo!
¿Cómo logra cada persona su puesto de trabajo? Con un esfuerzo de relación con lo que se tiene que hacer cargo y allí deja su impronta personal. Si tenemos en cuenta esto se supera toda división, toda grieta, todo conflicto. La empresa y el trabajador necesitan este “llamador” ¡Y cómo suena este “llamador”! Suena de tal manera que llama a cada uno por su nombre. ¿Por qué? Porque detrás de las categorías capital y trabajo hay personas concretas. Así se enaltece “la primacía del hombre en el proceso de producción, la primacía del hombre respecto de las cosas. Todo lo que está contenido en el concepto de “capital” -en sentido restringido- es solamente un conjunto, de cosas. El hombre como sujeto del trabajo e independientemente del trabajo que realiza, el hombre, él solo, es una persona. Esta verdad contiene en sí consecuencias importantes y decisivas” (LE 12). A la hora de la reforma este “llamador” nos despierta para escuchar con respeto, acordar y trabajar.

Carlos Alberto Díaz 
Mag. en Gobierno y Cultura de las Organizaciones - Lic. en Organización y Gestión Educativa

 

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