Memoria, verdad, justicia: tres valores que permanecen en el gris de nuestra realidad histórica; el pasado no aclaró toda la memoria, ni la verdad y muchos menos la justicia.

Narraré esta historia para el análisis de todos los catamarqueños y argentinos para que valoricen el peso de una realidad enunciada y no cumplida.

Ya era de noche cuando ella acabó de hablar.

Los dos se quedaron mirando a la luna que nacía.

-Muchas cosas de las que me has dicho se contradicen entre sí- dijo él.

Ella se levantó y le contestó.

-Adiós. Tú sabías que las campanas del fondo del mar no eran una leyenda, pero sólo fuiste capaz de escucharlas cuando percibiste que el viento, las gaviotas, el rumor de las hojas de palmeras, todo aquello formaba parte del tañido de las campanas.

-De la misma manera, el hombre que tiene luz sabe que todo lo que lo rodea (sus victorias, sus derrotas, su entusiasmo y su desánimo) forma parte de sus acciones.

- Y sabrá usar la estrategia adecuada en el momento en que la necesite.

- Un hombre no procura ser coherente, él aprende a vivir con sus contradicciones.

- Entonces el hombre se paró y preguntó: ¿Quién eres?

Pero la mujer se alejaba, caminando sobre las olas, en dirección hacia la luna naciente. Se dio vuelta a la distancia y le respondió:

- La verdad, la memoria, pero me llaman justicia.

Dedicado a todos mis amigos y en forma especial al presidente Mauricio Macri.

"Siempre la verdad tiene más peso que el mundo”.