A propósito de observaciones hechas por el Dr. Abichacra a mis prevenciones sobre el tratamiento legislativo que se está dando a la Dislexia

martes, 18 de julio de 2017 00:00
martes, 18 de julio de 2017 00:00
Con fecha 21 de junio del corriente año, hice públicas algunas consideraciones sobre el tratamiento legislativo que se le está dando a la dislexia. Estas prevenciones motivaron que el Dr. Gustavo Abichacra haga una serie de cuestionamientos públicos a mi postura.

Primero debo dejar explicitado que estoy a favor del debate de estos temas y que asumo que hay distintos enfoques. Y dentro de esos enfoques, hay matices para ponderar el problema. Todos los enfoques y todos los matices fundados tienen mi respeto y mi posición es abierta. No creo que la ciencia se lleve bien con los dogmas y las posiciones rígidas. 

En segundo lugar, debo aclarar que como médico formado en Neurocirugía, con una práctica de esta disciplina de 33 años, cuando se habla del  cerebro y de las neurociencias, entiendo de qué se está hablando.

Tercero, quiero aclarar públicamente que el profesional que criticó mi postura, cayó en un error al asegurar que el escrito titulado "Dislexia y  legislación…”, firmado por mí, no lo había escrito yo.
 
Dicho colega sostiene, según el medio escrito que tomó sus expresiones: "…estoy seguro que él no lo escribió. Esos conceptos los hacen los psicoanalistas…”. Sinceramente, creo que esta afirmación es un preconcepto puro y la traducción de un liviano prejuicio hacia mi persona, que desconozco en qué se basa.

Cuarto, me veo en la necesidad de hacer algunas aclaraciones sobre mis dichos, ya que asumo que corren el riesgo de no ser interpretados en la dimensión que intenté darles.

a)Cuando hablo de sobrediagnóstico me refiero al peligro de que, basado en algunas evidencias, se asuma que algún niño con ciertas dificultades en la lectoescritura es disléxico. Pongo un ejemplo concreto: uno de los signos de la dislexia es la "escritura en espejo”. Pero este fenómeno forma parte también de la evolución natural de los circuitos cerebrales del lenguaje y la escritura. Hay chicos que nunca lo presentan, otros los superan en unos pocos meses y otros lo superan tardíamente. Otro ejemplo: la investigadora del Conicet, Beatriz Diuk hizo estudios de campo y describe que en algunas escuelas de Mendoza, La Rioja y Catamarca, hay un 43% de alumnos de tercer grado incapaces de reconocer al menos tres palabras de ortografía no compleja. Evidentemente esos niños, o al menos la mayoría de ellos, lejos de tener una estructura genética que los determina, lo que sufren son condiciones epigenéticas, ambientales y educativas adversas.
b)Vuelvo a afirmar que es peligroso inducir a padres y docentes a suponer que los genes son los únicos "responsables”, y de esta manera quitar importancia a factores de estrategia docente, ambientales, emocionales, etc., dejando de considerar variantes de un complejo problema. 
c)Sigo pensando que en este tema se corre el riesgo de etiquetar tempranamente a chicos que pueden tener dificultades serias en la interpretación del lenguaje escrito. Y que lejos de responder a una estructura cerebral determinante, estén respondiendo a otros factores.
Finalmente quiero aclarar que como ciudadano, tengo el derecho de opinar sobre las leyes; y que además por mi condición de legislador tengo la obligación no solamente de considerar una norma como consistente en sí misma, si no que debo tratar de entender cómo puede impactar en la problemática general, usando terminología médica, que "efectos colaterales indeseables”, una loable iniciativa puede generar.


Dr. Rubén H. Manzi
 
Diputado Provincial

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Comentarios

18/7/2017 | 19:12
#149006
Excelente respuesta . Dr. Juan Vasen

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