Opinión

¡Deben volver! Las “retenciones a las exportaciones” y la “administración del tipo de cambio”

domingo, 23 de julio de 2017 00:04
domingo, 23 de julio de 2017 00:04
Para comenzar, quiero que tengan presente que el pasado martes 18 de julio del corriente, el BCRA volvió a subir la tasa de las Lebac al 26,5% tratando de lograr la renovación de los $532.022 millones que vencían. A pesar de dicho incremento, no pudo absorber $ 81.669 millones que indudablemente "saltaron” al dólar, ya que el tipo de cambio esta semana volvió a subir logrando un nuevo récord histórico (cerca de los $17,50/u$s). Esta situación la advertí en la columna del pasado 9 de julio "¿Alto riesgo de fuerte Devaluación?”.
Ante esta situación, toma mayor relevancia lo explicado en la anterior columna "Devaluación: la gran generadora de Inflación”, donde he dejado claro que una devaluación del tipo de cambio, por las particularidades de nuestra economía y comercio exterior, ocasiona inevitablemente un alza generalizada de los precios internos; principalmente de los alimentos de nuestra canasta básica, de los recursos naturales estratégicos de nuestra economía y de casi todos los bienes industriales y de capital (con o sin componentes importados) ya sea por vía directa o indirecta.
Luego había planteado la incógnita de qué sucedería, si agregábamos al análisis, la eliminación de las "retenciones a las exportaciones”; teniendo en cuenta que el actual Gobierno (en diciembre de 2015 junto con la realización de la mega-devaluación) eliminó todas las retenciones al complejo agropecuario primero (salvo la "soja” con una baja de 5 %, que continuará a partir del 2018), luego a la industria (del acero y aluminio), luego a la minería y por último a las petroleras; que fue pregonada y anunciada tanto oficial como mediáticamente como la "eliminación de las retenciones a las economías regionales”. Les consulto, teniendo en cuenta la gran concentración de nuestras exportaciones, donde 100 empresas explican el 75% y sólo 12 "cerealeras” el 30% del total de las mismas, ¿consideran que con esta medida de política económica se benefició principalmente a las economías regionales?
Comencemos: ¿qué son y para qué sirven (o servían) las "retenciones a las exportaciones”?
Son un gravamen que cobra ("retiene”) el Estado argentino (a quien exporta) sobre las ventas al exterior de bienes primarios producidos por la tierra (producto de siembras - soja, trigo, maíz, sorgo, etc. o extracciones – minerales, petróleo, gas, etc. -). Ya que se considera a la sociedad argentina como dueña del patrimonio de la tierra y los recursos naturales, por cuya explotación el empresario (titular de la tierra o concesionario de la extracción) debe abonar un necesario "alquiler” a toda la sociedad.
¿Cómo funciona? Cuando el BCRA "paga” en pesos al exportador la liquidación de su exportación, "retiene” un porcentaje de esa liquidación. No sólo es un gravamen "progresivo” que recauda el Estado sino que tienen un importante objetivo; que es "desenganchar” los precios internos de nuestra economía de los externos y disminuir así el impacto inflacionario (esto quedará claro con el ejemplo que ya desarrollaré).
A la inversa. Los "aranceles a la importación” son un gravamen que paga un importador cuando compra en el exterior un producto por lo general industrializado. Cuando el BCRA "cobra” en pesos la demanda de dólares del importador, para que éste realice su pago en divisas al proveedor del exterior, "adiciona” un porcentaje a esa demanda de dólares. Más allá también de ser un ingreso para el Estado tiene por objetivo "proteger y fomentar” nuestra Industria Nacional.
Continuemos. En nuestra historia económica, es una constante de todos los Gobiernos "antipopulares” (desde la Revolución Libertadora de 1955 hasta la Dictadura Cívico-Militar de 1976, como también ocurrió en el año 2002), que la primera medida implementada fue una devaluación del tipo de cambio; que generaron en todos los casos un aumento de la inflación y de la pobreza. Pero en todas (hasta ahora) además se habían implementado las retenciones a las exportaciones, a los efectos de recaudar en un contexto de crisis económica que reducía los ingresos estatales. Es decir, eran "devaluaciones compensadas” con las retenciones (un poco aplacadas por así decirlo). El actual Gobierno hizo historia e innovó en este sentido (mega-devaluó fuertemente y además, en simultáneo, eliminó las retenciones).
Las retenciones hacen que haya "tipos de cambio diferenciales” para cada sector de la economía, es decir que lo que obtendrá en pesos el exportador por su venta al exterior no sólo dependerá del tipo de cambio sino del porcentaje de la retención a la exportación que tenga su sector. En una economía como la nuestra esto es crucial y fundamental. ¿Por qué?
Razonemos juntos. Porque si queremos un país industrializado, que genere empleo para toda su población, un modelo de sustitución de las importaciones (es decir que dejemos de comprar lo que consumimos o necesitamos del exterior y lo produzcamos nosotros y generemos trabajo y retroalimentemos nuestra economía interna para beneficio de todos); necesitamos un tipo de cambio "bajo”, por así decirlo, para el sector agrícola (que otorgue una buena rentabilidad para el sector, para que crezca sin dudarlo, pero que no genere una "primarización” de nuestra economía y encarezca fuertemente los alimentos que consumimos) y un tipo de cambio "alto” para la industria (para fomentarla y desarrollarla). Para cerrar el análisis; también necesitamos aranceles elevados a la importación para proteger la industria nacional (protegerla de la entrada de productos industrializados y que sea conveniente invertir y producirlos los argentinos). En la próxima columna ampliaremos este tema y desarrollaremos el impacto de la apertura de la economía que realizó el actual Gobierno.  
Ahora. Para figurarnos del impacto inflacionario y de redistribución regresiva del ingreso de estas dos medidas de política económica; tomemos como ejemplo, cómo impactan en el precio de la materia prima "trigo” (luego de molido, "harina”) y en el costo de producir "pan” (y Uds. por favor piénselo para el resto de los alimentos que tienen como base cualquier cereal que se exporta).
Teniendo presente que el tipo de cambio antes de la mega-devaluación de diciembre de 2015 era de $ 9,50/u$s y que luego de la misma llegó a $ 15,20/u$s (hoy cerca de los $ 17,50/u$s), que la retención sobre la exportación de trigo era del 22 % y supongamos (para simplificar) un precio internacional de la tonelada del mismo de u$s 100 y que luego de transformado en harina, supongamos que la misma representa un 50% en la estructura de costo de producción del pan.
En nuestro ejemplo. ¿Cuántos pesos le liquidaban el BCRA al exportador por una tonelada exportada de trigo, antes de la mega-devaluación y con la vigencia de las retenciones?
El exportador obtenía $ 741 (100 u$s x Tn por $ 9.5 = $ 950 menos el 22 % de retención = $ 741).
¿Cuántos pesos pasó a liquidarle el BCRA al exportador luego de "liberar” el tipo de cambio y de eliminar el 100 % de la retención?
Pasó a cobrar $ 1.520 (100 u$s x Tn por $ 15.2 = $ 1.520 menos el 0 % de retención = $ 1.520).
Es decir que se le otorgó al exportador un incremento en su rentabilidad de $ 779 por tonelada exportada (¡un 105%!); de un día para el otro, ¡más del 100% de ganancia!
Como este incremento del 105% en el precio del trigo se traslada al precio de la harina internamente (si no se exportaría todo) y teniendo en cuenta que, en nuestro ejemplo, la misma representa el 50% en la estructura de costo de producción del pan; el precio del mismo se incrementa en un 53% en la mesa de todos los argentinos.
Pero sigamos razonando y aprovechando el ejemplo; también tenemos que agregar al costo del pan, los "tarifazos” de energía y gas y el impacto de la "suba de los combustibles” (que encarecen los fletes de la harina y demás insumos).
Espero que con este simple ejemplo se comprenda cómo se generó inflación y se entienda no sólo cómo impactan estas dos medidas de política económica (más los "tarifazos”) en el bolsillo de todos, impactando fuertemente en los más pobres que destinan casi todos sus ingresos en alimentarse; sino también cómo se transfieren ingresos de toda la población hacia los bolsillos de los grandes exportadores y terratenientes de nuestro país. Encima se desfinancia al Estado disminuyendo sus ingresos (la quita de retenciones en el 2016 implicó una pérdida de recursos fiscales de 70.000 millones de pesos, equivalente a 5.000 millones de dólares).
Conclusión. No debería haber duda alguna, en nuestra economía, de la necesidad de administrar el tipo de cambio (considerando conveniente implementar uno "fijo” y no uno "flotante”, como en la actualidad) para dar previsibilidad al comercio exterior y disminuir la especulación sobre el mismo (no que el "libre mercado” lo determine con las implicancias ya conocidas). Además considero, ¡que deben volver a aplicarse las retenciones a las exportaciones de manera inmediata! No sólo para "desenganchar” los precios internos de los externos (para disminuir el impacto inflacionario) y poder regular la rentabilidad por sector, sino para mejorar los ingresos del Estado y disminuir el creciente déficit fiscal (hoy se reclama y se instala mediáticamente la necesidad imperiosa de atacarlo disminuyendo el gasto público -eliminando subsidios, ajustando salarios, jubilaciones, asistencia social, etc.- sin que nadie considere "recuperar” los ingresos que el actual Gobierno "transfirió” en beneficio de unos pocos). n

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