La paz y la cultura del encuentro

miércoles, 17 de enero de 2018 00:00
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Francisco comenzó el lunes su peregrinación apostólica a Chile y a Perú poniendo de manifiesto que, aun más allá de las cuestiones específicas del viaje a estos países sudamericanos, su preocupación está puesta en la paz mundial. Por eso, al hablar con los periodistas que lo acompañaron en el avión desde Roma, Jorge Bergoglio dijo: “Tengo miedo de una guerra nuclear, estamos al límite”. Francisco ha venido sosteniendo la idea de que el mundo vive hoy una verdadera guerra mundial diseminada en modo de miles de microconflictos a lo largo y a lo ancho del planeta. Y no se trata solo de los enfrentamientos armados tradicionales, sino de luchas y disputas de diversa índole: por la tierra, por la comida, por el ambiente, en fin, por las condiciones de vida y la sobrevivencia.
La preocupación de Francisco ante las bravuconadas verbales de Donald Trump y de su par norcoreano Kim Jong Un cobran la forma de un alerta para el mundo entero, porque nadie puede pensar que el Papa se exprese en tales términos si efectivamente no cuenta con información suficiente y de calidad que le indique que se puede pasar de las palabras a los hechos.
Por eso también la insistencia papal para que los poderosos del mundo atiendan a la necesidad de concretar acuerdos que encaminen el desarme nuclear. “Solo hace falta un percance para que se inicie la guerra”, dijo Francisco. “La situación puede precipitarse a partir de un error” y, por ese motivo, “es necesario destruir las armas”, afirmó de manera tajante el Papa en el breve encuentro que tuvo con los periodistas a bordo del avión que lo trasladaba hasta Santiago de Chile. 
Sin duda, Francisco está muy preocupado por este tema a tal punto que todo lo demás pasó a segundo plano.
En Chile primero y en Perú luego retomará su prédica en favor de los pobres y excluidos, eje fundamental del mensaje a lo largo de su pontificado. Para el Papa, la guerra y el hambre, la riqueza de pocos y la pobreza de muchos, la protección de la vida y el cuidado de la naturaleza, no son todas ellas cuestiones disociadas entre sí. Existe una íntima relación entre todos los temas, dando lugar a la idea de la complejidad. Un ejemplo claro de este pensamiento se expresa en la encíclica “Laudato si”, que a la vez sirve como una síntesis importante de la perspectiva papal. 
En ese documento Francisco avanzó en críticas al neoliberalismo y al mundo financiero, se quejó de la “lentitud” de las empresas y de la dirigencia política que, dijo, se sitúa “lejos de estar a la altura de los desafíos mundiales”. Estos y otras cuestiones similares son las que se escucharán en Chile y en Perú en los próximos días. Sin perder de vista que en aquel mismo documento pidió que las comunidades aborígenes sean tenidas como “principales interlocutores” en los diálogos sobre el cuidado del ambiente.
Francisco llegó a Chile bajo el lema “mi paz les doy”. Seguramente cargado de preocupaciones que no son muy diferentes a las que ha venido manifestando en las distintas etapas de su gira por el mundo. Pero haciendo un especial llamado en torno a fragilidad de la paz en el planeta. Y no sería de extrañar entonces que, sin abandonar los temas y los acentos de su prédica, todo su mensaje se ordene en torno al eje ordenador de la necesidad de la búsqueda de la paz a través de lo que él mismo suele mencionar como la “cultura del encuentro”.

Por Washington Uranga Periodista - Profesor universitario 

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Comentarios

18/1/2018 | 14:40
#149006
La palabra de SS. tan simple pero profunda, esperanzadora, cargada de fe que nos ilusiona a todos los creyentes, pero a mí personalmente me deja dudas sus actitudes. En Roma recibió con alegría a lo que hoy muchos consideramos lo peor de la política, que no fue en son de arrepentimiento, no recibió a Margarita sin dar explicaciones y con una frialdad ártica al presidente de su país elegido por la gente. En Chile no quiso otorgarle una audiencia al presidente electo, asume en Marzo, cuando lo saludo cambio su actitud alegre por una fría unicamente con él y su esposa. ¿Por qué?

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