Opinión del CPN Germán Vittore

Lobo suelto, cordero atado: desregulación y tarifazos

domingo, 22 de abril de 2018 00:00
domingo, 22 de abril de 2018 00:00

Cuando el Estado deja de regular e intervenir, en la realidad económica de un País, para tratar de garantizar el bienestar de toda su población; cuando se “ausenta”, los grandes poderes económicos concentrados actúan libremente y, no hay dudas, las grandes masas populares terminan sufriendo y pagando las consecuencias de ese estado de indefensión.

 

Un claro ejemplo de esto, es la decisión del actual Gobierno de “liberar el precio de los combustibles”, en claro beneficio de las Petroleras que ahora determinan los mismos unilateralmente (según como varíen el precio internacional del crudo y la cotización del dólar); garantizándoles una determinada rentabilidad, y además, dolarizada. Ante esta “desregulación” y “dolarización”, no es casual que los combustibles hayan incrementado ¡casi un 80 %! en estos más de 2 años de gestión; esquilmando bolsillos e incrementando costos. Pero como si esto no fuera poco; según datos del Ministerio de Energía, en 2017 se incrementó la importación de crudo, cayó la producción de gas y petróleo local, se redujeron los niveles de "existencias" de hidrocarburos en las Cuencas y disminuyeron las regalías a las provincias.

“Lobo suelto, cordero atado”

 

Otro ejemplo, es la decisión de aumentar las tarifas a todos los servicios públicos, atarlas también a la cotización del dólar (dolarizarlas) y, en simultáneo, eliminar los subsidios universales que existían sobre los mismos. Este doble impacto hizo que, en lo que lleva de gestión el actual gobierno, la “energía” incrementara ¡un 1.500 %!, el “gas natural” ¡un 1.300 %! y el “agua” hasta ¡un 1.000 %! y podríamos seguir con transporte, peajes, etc., etc. ¿Qué les parece? Todos incrementos bien moderados y graduales ¿no?

Las consecuencias de esta decisión son muy evidentes. Rentabilidades extraordinarias para las Petroleras y Empresas generadores y distribuidoras de estos servicios públicos esenciales; que son pagadas por todos los usuarios, que pierden poder adquisitivo, ven licuar sus salarios o, si son Empresas, ven disparar sus costos (hiriéndolas de muerte, en muchos casos). Estos “tarifazos” no sólo explican, en gran parte, la escalada inflacionaria que sufrimos y desalientan la inversión productiva; sino que además realizan, ¡una gran redistribución de la riqueza!

 

Según un reciente informe del “Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo” (OETEC) en la Argentina actual "la energía está en manos del Grupo Shell y un puñado de poderosísimas familias, aliadas del Presidente y que hoy son parte del Estado". Informa además que los empresarios “Nicolás -Nicky- Caputo” (considerado un “hermano” por nuestro Presidente) accionista del holding Sadesa (Sociedad Argentina de Energía S.A), que controla empresas generadoras de energía y distribuidoras de gas, “Marcelo Mindlin” (dueño de grandes extensiones de territorio en el sur de nuestro País, con lagos incluidos, y amigo íntimo de nuestro Presidente) accionista de Pampa Energía que es dueña de Edenor, Transener (la mayor transportadora eléctrica) y TGS (la segunda transportadora de gas) y “Rogelio Pagano” dueño de EDESA (Salta) y de las cuatro distribuidoras bajo jurisdicción bonaerense, concentran casi el 51% de los usuarios del servicio público de electricidad a nivel nacional y el 49% de la demanda total; ganaron el año pasado, unos 11.303 millones de pesos, esto es, casi 1.000 millones de pesos por mes". En sintonía con esto, sus cotizaciones en la bolsa, han tenido un crecimiento realmente exponencial estos dos últimos años.

Recordemos además que nuestro Ministro de Energía, el Sr. “Juan José Aranguren”, es expresidente de Shell Argentina y accionista directo de la casa matriz de esta petrolera, la más grande del mundo.

Queda claro ¿no? “Lobo suelto, cordero atado”.

 

Es realmente sorprendente como la Sociedad toda, aún aguante incrementos tan exorbitantes, desmesurados y exponenciales sobre servicios básicos esenciales para la vida de las personas y su bienestar; y que, la realidad innegable actual, es que gran parte de nuestros compatriotas y muchas empresas no pueden afrontarlos. Y lo lamentable, es que no hay freno. Luego del intento, tardío y frustrado, de presentar proyectos en las Cámaras Legislativas para frenarlos y de manifestaciones públicas (con “ruidazos”, “apagones con velas”, etc.) repudiando este atropello; el Gobierno, en un acto de “sensibilidad supremo”, propone pagar los aumentos en cuotas (al estilo “Ahora 12”, pero no para comprar un bien sino para pagar los tarifas; una burla).

 

¿Tan hondo caló en la Sociedad de que los servicios públicos eran gratis como para anestesiarla, dejarla atónita, ante semejantes “Tarifazos”? ¿Tan buen trabajo de marketing político realizó el actual Gobierno y tan bien operaron los grandes medios de comunicación monopólicos y los “prestigiosos” periodistas “independientes”?

No hace falta ninguna respuesta ¿no?

¿Lograr esto, fue magia? Aunque lo parezca, no lo fue. ¿Es una estafa? Aunque no lo parezca, lo es.

 

Les aclaro que los servicios no eran gratis, estas Petroleras y Empresas cobraban sus tarifas plenas (una parte la pagaba el Estado con subsidios y la otra todos nosotros) y nunca dejaron de obtener ganancias. También les aclaro que los “subsidios” no son algo malo (hoy este término está casi demonizado), son un beneficio para quienes lo gozan y es una de las maneras que tiene el Estado para devolver a las masas populares parte de los impuestos que pagan de diferentes maneras (directa o indirectamente); y más allá de su propósito social (que todos puedan acceder a estos servicios básicos) y redistributivo (netamente progresivo), tiene uno económico (mejorar el poder adquisitivo de toda la población; el ahorro en tarifas promueve el consumo).

Ahora. ¿Había cosas por corregir? Sí. ¿Estaba bien, por ejemplo, que se subsidiara a las clases altas y pudientes de nuestra sociedad y de que, supuestamente, provocara que la gente no tomara conciencia del uso razonable de estos servicios? No. ¿Esto justificaba eliminar los subsidios casi por completo a toda la Sociedad? No. Estas falencias, que deberían haberse corregido, fueron usadas como excusa (fueron la cortina de humo).

 

Para concluir, les comento que el importe de “ahorro” por eliminación de subsidios (que afectó a toda la población) es similar a lo que se dejó de recaudar por quitar las retenciones a las exportaciones (que benefició principalmente al complejo agroexportador concentrado). ¡Hasta podrían haberlos incrementado fuertemente!; si se destinara a los mismos, el pago descomunal de intereses de las Lebacs por la timba financiera que fomenta nuestro B.C.R.A. (en claro beneficio del sistema financiero nacional e internacional) ¿Se entiende entonces, quienes son los ganadores y perdedores de estás políticas?

No hay dudas ¿no? “Lobo suelto, cordero atado”. 

 

Me despido hasta el próximo Domingo; con el dolor de que las tarifas y los combustibles argentinos, tras los ajustes, estén entre los más caros de América Latina y formulando una pregunta clave e inevitable para la reflexión final: ¿Por qué millones de “corderos” habrán votado por esta manada de “lobos”?

 

 

 

 

 

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