Federico Javier de la Vega Chalup

El discípulo de Mercedes Sosa cumple 30 años con el canto

domingo, 10 de diciembre de 2017 00:00
domingo, 10 de diciembre de 2017 00:00

Federico de la Vega es un joven cantautor catamarqueño que trascendió los límites de la provincia.

Fue un mimado de la gran Mercedes Sosa, con quien compartió escenarios, como también sus anhelos y vivencias más profundas. Haciendo un repaso del camino recorrido hasta hoy, nos cuenta sobre los inicios de su carrera artística, hoy interrumpida por un problema de salud, que sobrelleva con fortaleza y esperanza. Es por eso que hace un llamado a la conciencia de la gente para que apoye la donación de órganos. Este año cumple su trigésimo aniversario con el canto y he aquí nuestro homenaje.

Desde Buenos Aires, donde se encuentra radicado actualmente con su familia integrada por su esposa Giselle Fresco y sus pequeñas hijas Mercedes y Camila, Federico de la Vega recuerda los comienzos con el canto: “Comencé hace cuarenta años con la actividad coral en el Coro de Niños Cantores de Catamarca, y en el año 1987 debuté como cantante solista en el Pre Cosquín subsede Catamarca, en el Salón Ezequiel Soria del Cine Teatro Catamarca, por lo cual cumplo treinta años como cantante solista. En 1997 me radiqué en Buenos Aires y mi venida a esta gran ciudad se debió a que unos meses antes había sido convocado por Mercedes Sosa a cantar en su homenaje en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación y ese gran estímulo me abrió las puertas para mi deseo de expansión de la música folklórica catamarqueña en otros ámbitos”.


Sobre su experiencia con el escenario comenta: “Yo venía de una larga trayectoria de cantos en el coro de niños que dirigía el Maestro Guillermo Whatkins y antes también había pasado por la Escuelita de Arte (hoy EVEA), entonces me gustaba mucho la música folklórica, pero yo estudiaba canto sin decir que era para cantar folklore -porque estaba un poco mal visto para aquellos que enseñaban a vocalizar y a acomodar la voz-. Hice infinidad de cursos y fue en ese Pre Cosquín que debuté con dos temas bellísimos del cancionero folklórico nacional como son ‘Bajo el azote del sol’, de Antonio Nella Castro y Gustavo Leguizamón, y ‘Entre a mi pago sin golpear’, de Raúl Trullenque y Carlos Carabajal. Recuerdo bien que el jurado de ese concurso, que me dio ganador en el rubro solista vocal masculino, estaba integrado por Los de Catamarca y Carlos H. Barrionuevo, este último fue quien al otro día me llevó por primera vez a Radio Nacional Catamarca y luego a su programa de TV en canal 7 ‘Alta dimensión en folklore’. Ese día tenía tanto miedo que me temblaban las piernas y recuerdo que el locutor, que era el profesor Centeno, me presentó y no salía, no me animaba y Carlitos ‘Popy’ Arréguez ya estaba con su guitarra en el escenario, hasta que sentí un empujón por la espalda y entré como quien no quiere la cosa, con las primeras notas mis nervios se fueron aplacando de a poco, igual uno siempre siente ese temor por estar bien y enfrentar cada responsabilidad de estar arriba de un escenario con una propuesta artística”.


Luego apunta que “en ese Pre Cosquín gané como solista y luego no fuimos a Cosquín porque no había presupuesto en la provincia para mandarnos”.

Federico de la Vega siempre tuvo una aptitud natural para aprender las canciones: “Yo creo que nací así, con esa facilidad para que se me queden grabadas las canciones y salgan por mi boca, sea el género que sea, lo que escuchaba por la radio LW7 Radio Catamarca, me quedaba grabado, esa facilidad la veo en mis hijas ahora; es como tener en la cabeza un grabador y luego sólo hay que apretar play y las canciones salen”.

Y esboza aquello que lo fue marcando en este camino de la mano del canto: “Cuando era chico no había discos compactos, pero en mi casa había una colección importante de discos de vinilo a los que les sacaba chispas escuchando, hasta que vinieron los casetes. Yo escuchaba y cantaba en casa de todo, pero hubo alguien que con sus discos y cuando la fui descubriendo más, me atrapó y me llevó al folklore, fue Mercedes Sosa, y también el asistir con mi madre a algunos festivales como el Aguardiente, el Poncho… Esas cosas me fueron marcando para que yo me vuelque hacia el folklore”, afirma. 

Con el transcurrir del tiempo, “yo seguía haciendo cursos y talleres de canto y respiración, porque quería formarme en la técnica para poder cantar con soltura y así interpretar cada palabra que se dice. Y a contramano de alguna maestra que venía de tanto en tanto del Teatro Colón a dar clases de canto, quien le dijo a un familiar sobre mí: ‘Lamentablemente no sirve para el canto, es inútil que insista’. Pero bueno… será esa tenacidad y un claro objetivo que siempre tuve, que no me frenó por mucho esta subjetiva apreciación de una señora que poco sabía de mí y que años más tarde me crucé en el Palette de Glace, cuando yo ya había grabado con Mercedes Sosa. Quizás esa negativa me dio más impulso para seguir, una negativa que después me presentaron algunos folkloristas diciendo: ‘Eso no es folklore’ o ‘Tiene voz abolerada’, en fin… Como quien va buscando piedras en el río para dar el próximo pasito que le permita llegar a la otra orilla, así andaba yo, aclaro que río de montaña, porque está el Río de La Plata”.

 

Con grandes de la música nacional

Consultado sobre su actuación más destacada, asevera que “para mí, cada una es destacada en su motivo y en su fin, yo preparo los temas para que tengan un sentido en el contexto en el que me presento. Pero sí tengo actuaciones que me marcaron a fuego, una fue la del Pre Cosquín ‘87 y también fue bisagra la actuación en el Congreso de la Nación en homenaje a Mercedes Sosa donde canté mi versión de ‘Paisaje de Catamarca’, que me había permitido ser revelación del Festival del Aguardiente 91, ese día tuve la oportunidad de cantar frente a un público de artistas y periodismo de todo el país y compartir nada menos que con Charly García, León Gieco, Chango Faríaz Gómez, entre otros grandes de la música nacional”. 

 

El Poncho

Con relación a la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho, el cantautor cuenta que “he pasado muchas veces por el Poncho y creo que es la fiesta mayor de los catamarcanos. Muchas veces he tenido desencuentros y manoseos que nunca querría haber vivido en cuanto a mi presencia o no en la fiesta. Creo que julio provoca en quienes están a cargo o ejercen un poder de contratación para la Fiesta del Poncho que se vuelvan soberbios y esa cuota de poder los transforma en seres que nunca uno pensó que podría ser, no sé… Y de pronto sobrevaloramos a artistas de otros lares y defenestramos a nuestros artistas colocándolos en el lugar preciado, según estén más allegados política o amistosamente con el funcionario de turno. Eso provoca resentimientos y recelos en los colegas. Creo que debería haber una confección de programación que atienda más a la propuesta cultural -que no debe ser forzada para esa ocasión- y que se debe valorar una obra, más que el éxito del momento. Ahí está el disco Catamarcanos sin presentar aún en el Poncho, porque las autoridades de ese momento ni me contestaron los mensajes que les envié”.

 

Con temas propios

El artista de nuestra tierra produce sus propios temas. “Tengo diez temas registrados en Sadaic y otros tantos sin editar”, manifiesta y destaca que su fuente de inspiración casi siempre es Catamarca y su gente, por ejemplo en el tema ‘Vamos a Los Varela’ o en ‘Catamarqueñito’; también tengo un tema dedicado al gran Polo Giménez que hice con música de Eugenio Inchausti. Uno de esos temas que se llama ‘Purmamarca’, lo grabé en ‘Vientos del valle’ y fue inspirado en el encuentro de copleros que se realiza cada enero en Purmamarca y lo escribí describiendo los cerros de colores que para mí representan como borra de chicha y de vino derramada por los cerros que traen los cantores con caja al poblado para unirse en el encuentro coplero”.

 

Su enfermedad, una larga lucha

Conocemos que la salud del destacado folklorista no es satisfactoria en este momento, por eso le consultamos cómo se encuentra actualmente. “Es una lucha larga la que llevo con mi insuficiencia renal crónica, la cual he menguado y sobrellevado por más de quince años con dietas y ñañas aguantadas -incluso en recitales y presentaciones en festivales-. Pero el año pasado mi organismo dijo hasta aquí y fui internado en agosto de 2016 en terapia para realizarme diálisis de urgencia, ya que yo tenía hace dos años una fístula colocada en el brazo y al mismo tiempo tendría que haber comenzado con la diálisis”. 
Y agrega que “hoy me encuentro -un año después- en lista de espera del Incucai para trasplante. Aprovecho este medio para decirle a la gente que lea esta nota que no tenga miedo y que se anote para donar órganos, es un gran bien que hacen a los semejantes. Lo que me hace feliz es que, a pesar de todo, gracias al avance de la medicina y a los médicos que me atienden en Favaloro, encabezados por el doctor Pablo Raffaele que me atiende hace más de quince años, puedo disfrutar de mi familia y de cantar de vez en cuando de invitado. Ya volverán los tiempos de poder cantar en los escenarios, por ahora la prioridad es la salud y estoy haciendo todo lo que me dicen los médicos”. n
 

 

“La relación con Mercedes fue mágica”
 

¿Cómo fue tu experiencia al lado de Mercedes Sosa?

-Todo lo vivido al lado de Mercedes era aprendizaje y más aún, hoy, cuando escucho algunos temas y los reescucho, siempre encuentro algo para aprender de ella. Creo que soy muy subjetivo cuando hablo de ella, pero hay algo que no se puede negar nadie a reconocer, y es el hecho de que es una de las artistas más importantes de la historia de nuestro país y de Latinoamérica. Desde el primer encuentro en el Teatro Ópera fue mágica la relación con ella. Cuando fui a cubrir para el diario La Unión la presentación del disco ‘Escondido en mi país’, ella comenzó a hablar de mí en la conferencia de prensa -sin conocernos todavía- porque me había escuchado por Radio Nacional una noche a las tres de la mañana. Eso, sumado a las invitaciones a comer en su casa y las invitaciones a cantar, para mí fueron como estar soñando despierto. 
Tengo muchas anécdotas que seguramente algún día las pondré en un libro de su vida que escribo desde hace muchos años… Un día me invitó a su casa y después de tomar un tecito me dice: ‘Quiero hacerle escuchar una grabación que hice para el disco de Chacho Muller, tengo dos versiones de la voz y tengo que elegir una para que quede’. Escuchamos las dos versiones y me preguntó qué opinaba, yo, tímidamente, le dije la versión que más me gustaba y por qué, entonces se puso contenta y me dijo que a ella le gustaba esa toma por lo mismo, entonces… ahí respiré.

 

¿Qué significó ella en tu vida de cantante?

-En mi vida de cantante… todo, es mi modelo a seguir desde siempre y no tengo complejo en admitirlo. Desde la juventud en que encontré algunos discos que tenía mi madre de ella, discos que se habían salvado de la dictadura y de los allanamientos, allí me impresionaban temas como “Gracias a la vida” o “Al jardín de la república”, digamos que empecé a escuchar esas canciones y otras que tenían un relato más acorde con la realidad del pueblo, que no eran sólo paisajísticas o de amor, sin desmerecer a aquellas.
Le debo haber afianzado la confianza en mí mismo a Mercedes; y cantar y grabar con ella fue como haber ido a la universidad de los cantantes populares en esas oportunidades. Además, yo sentí siempre el cuidado y el amor de parte de ella hacia mí y mi cantar. 

 

Catamarcanos, un intento de unir a los artistas locales

El cantor de raíces catamarqueñas, amante del folklore, cuenta sobre el proyecto “Catamarcanos”: “Nació de la necesidad de intentar unir a los cantores y compositores de nuestra Catamarca cuando busqué armar la Red de Folkloristas Catamarqueños (Refolcat) y, de varios proyectos que tenía con ellos estaba realizar una grabación que contenga canciones de autores catamarcanos que hablaran de Catamarca y con intérpretes catamarcanos, cuyo arte de tapa también fuera hecho en la provincia, es decir, todo un colectivo creativo que pintara a Catamarca en su cantar.
En Catamarcanos tuve la oportunidad de cantar con grandes consagrados de nuestra música como Los de Catamarca, Silvia Pacheco y Catamarca Tres, compañeros artistas como Pirca, Federico Miranda, Itatí y una cantidad de músicos importantes para completar un abanico del cancionero local.
Dice que entre sus proyectos “quisiera seguir con Catamarcanos II, porque me han quedado muchas obras de Catamarca por incluir, autores nuevos y viejos e intérpretes formidables que tenemos en nuestra Catamarca. Quiero fomentar que los intérpretes nuestros hagan temas de los colegas y que haya un intercambio sin mezquindad y con otra visión de futuro para promover el cancionero Catamarcano”. 
 

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