A Telón Abierto

viernes, 23 de junio de 2017 00:00
viernes, 23 de junio de 2017 00:00
Tras el anuncio de la cartelera artística de la próxima Fiesta Nacional del Poncho, un grupo de artistas catamarqueños manifestó su disconformidad a través de los distintos medios de comunicación y lo hizo con duras descalificaciones, de manera especial en contra del autor de esta columna, integrante de la comisión organizadora en lo que compete al armado de las noches de espectáculos en el escenario mayor del Predio Ferial. No será este espacio ocupado para ventilar cuestiones personales, por respeto al diario El Esquiú. com primero, y por la mínima consideración que merecen nuestros lectores. Desde aquí seguiremos aferrados a lo que venimos sosteniendo hace muchos años con respecto a la Fiesta Nacional del Poncho: su razón de ser es más trascendente que todo y que todos, incluidos los propios artistas –sean locales o visitantes-, periodistas, políticos, locutores, organizadores y todo lo que gira a su alrededor. Y cuando aludimos a su "razón de ser” nos referimos obviamente a los cimientos que sostienen con firmeza desde hace medio siglo la raíz y fuente inspiradora de  la genial idea de sus creadores: esto es rendir homenaje a nuestra artesanía como motor gravitante en la actividad turística de Catamarca, algo que indiscutiblemente se pone de manifiesto en cada una de las vacaciones de invierno. Fueron, son y serán nuestros auténticos artesanos y sus geniales creaciones los verdaderos dueños de la fiesta y los principales protagonistas de cada realización. Esto no se discute. Todo lo demás, es materia opinable. En nuestro extraordinario patrimonio artesanal, formado y defendido por generaciones de hombres y mujeres que con su talento y esfuerzo nos identifican ante el mundo entero, se inspiraron los hacedores del Poncho y lo lanzaron a la luz pública allá por un 5 de julio de 1967, con antecedentes de realizaciones de años anteriores. ¡Y vaya paradoja! La verdadera y enorme atracción del Poncho, que son las genuinas artesanías catamarqueñas, tiene que pagar un espacio en cada edición festiva. En otras palabras: ¡Pagan para estar en la fiesta que les pertenece por derecho propio! 
 

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   Lo dijimos en nuestra entrega anterior y lo sostenemos ahora: no es tiempo de andar perdiendo el tiempo. Llegará el momento de llamar a las cosas por su nombre y de contar con argumentos y verdades por qué esto sí y por qué esto no. Ojalá sea el Poncho la prenda capaz de unir a todos los catamarqueños. Su generosidad es tan grande que merece el respeto de todos por igual, aun de aquellos que están en desacuerdo con decisiones tomadas en cuanto a su organización. Se viene el Poncho 2017. El más grande de todos, por todo lo que nos representa. Una vez más, como siempre, desde aquí le decimos: ¡Bienvenido sea!
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En coincidencia con el Día del Padre, el pasado domingo el diario Clarín, con el título "Comparten la pasión por la música”, le dedicó un espacio especial, con carácter de homenaje, al reconocido cantautor Jairo y su hijo Yaco. Dice el artículo: "La unión entre padres e hijos se explica por algo biológico, pero también por la sintonía en gustos y pasiones compartidas. En el caso del cantante Jairo (67) y su hijo Yaco (41). Ambos vecinos de Vicente López, lo que tienen en común es su amor por la música. `Para nosotros es nuestro motor, lo que nos atraviesa todos los días. Hablamos y debatimos siempre sobre lo que hacemos. Trabajar juntos hizo que yo pueda meterme en el ámbito generacional distinto`”, señala el padre. Agrega el informe del diario porteño: "Yaco demostró deseos de ser músico desde muy chico, cuando se metía en el escenario y veía cómo trabajaban los técnicos y los integrantes de la banda de su papá”. Dijo al respecto: "Era muy difícil que yo me quedara quieto en la platea mirando todo el concierto. Después, cuando terminé la secundaria, decidí hacer una especie de pasantía tocando con él y así me fui insertando en este mundo que tanto disfruto. Ya hace 20 años que produje mi primer disco y también hace 10 años que soy su manager”. Ambos resaltan que la vida del artista es sacrificada. Jairo vivió de gira mucho tiempo y se perdió momentos importantes de sus hijos. Señaló sobre el particular: "Nunca tuve una agenda como cualquiera, mis horarios los marca el trabajo. De los nacimientos de mis cuatro hijos sólo estuve presente en el de Yaco, que nació en Madrid y yo estaba ahí, pero cuando nació el mayor yo estaba en Vigo, en el de Mario en París y con Lucía estaba en México. Tuve que entender la mecánica del alejamiento y fue bastante duro”, admite el cantante. De los cuatro, sólo Yaco se quedó en Argentina, los demás partieron por rumbos diferentes gracias a la libertad que sus padres siempre les dieron. "Somos una familia con un lazo afectivo muy fuerte. Nos contamos todo, nos reímos y nos acompañamos a pesar de los kilómetros. Tratamos de juntarnos siempre para las fiestas o en ocasiones especiales. A pesar de que cada uno tiene sus obligaciones, vienen muy seguido para acá. Algo particular es que como viven en países diferentes, recibo tres veces en el año el saludo del Día del Padre”, bromea Jairo.
 

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   Y se le dio nomás aquello de "la venganza será terrible” al trabajador gastronómico del conocido bar céntrico. Como era de esperar, los habituales "los de siempre” brillaron por su ausencia en la polémica mesa. Luciendo los colores azul y amarillo hasta en la bandeja, feliz por su Boca campeón, el mozo se acercó al rincón del local y sólo encontró un sobre con una nota que decía: "Estamos en Buenos Aires. Venimos a ver el entrenamiento de River Plate. ¡Esto es fiesta!”. El mozo tomó aliento y gritó: "¡Viva Boca, y viva Perón, carajo!”. Hasta el martes.

 

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