A Telón Abierto

viernes, 22 de junio de 2018 00:00
viernes, 22 de junio de 2018 00:00

Las hojas del calendario del Poncho 2018 comenzaron su cuenta regresiva. Restan solamente 22 días para que comience la edición número 48 de la Fiesta Nacional del Poncho, envuelta en esta ocasión por la polémica decisión de la Secretaría de Cultura de la Provincia, de implementar el sistema de “plataforma de participación ciudadana” a través de la cual el público puede votar vía internet para elegir a sus artistas preferidos para que estén en el escenario mayor, mecanismo que tuvo el rechazo de numerosos artistas locales y dividió las aguas en el marco de la opinión pública. La fiesta se llevará a cabo entre el 13 y el 22 de julio próximo en el Predio Ferial y a modo de seguir sosteniendo nuestra coherencia con el paso de los años, el gran espectáculo de cada convocatoria se está preparando para abrir su telón imaginario y quedar a consideración de miles y miles de espectadores que se multiplican hasta formar multitudes edición tras edición desde aquel histórico 5 de julio de 1967. Nos referimos obviamente a la muestra artesanal, el éxito indiscutible de todos los años, el mejor show que no admite discusiones y que es protagonizado por los genuinos artesanos de toda la geografía catamarqueña. Los que generan el mejor de los ofrecimientos y los que por intermedio de sus maravillosas creaciones, algunas verdaderas obras de arte, hablan el idioma inconfundible de nuestra identidad. Ahí está la esencia misma del Poncho, la razón de ser de la fiesta, el eje central de cada una y todas las convocatorias para las vacaciones de invierno. Una vez más, nos aprestamos a darle la bienvenida y los mejores aplausos a esa exposición que nos enorgullece y que se llama patrimonio artesanal catamarqueño. 

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  En una provincia como Catamarca, donde todo se sabe y nada se pierde, resulta un tanto ingenuo realizar algunas maniobras con la pretensión de que todo quede guardado como el más grande secreto en apenas una llamada telefónica.  Ocurrieron cosas en relación a la controvertida disposición del área cultural provincial, esto es de la votación a través de internet para que la gente elija a los artistas que luego formarán parte de la programación final. Los más tenaces opositores, miembros de la familia folclórica local, luego de algunas reuniones, comenzaron a poner en práctica lo que consideraron era una buena estrategia para desbaratar el sistema implementado desde Cultura. Primero acercaron su disconformidad a un par de diputados de la oposición para que den vida al conocido show llamado “pedido de informes”. Otra película vieja y gastada que se repite en su segundo año consecutivo. Después, un par de los más enojados folcloristas, que al parecer no tienen ninguna posibilidad de estar en el escenario mayor, pusieron en marcha el “Plan B”, consistente en llamar a algunos referentes de nuestro folclore en el interior catamarqueño y motivarlos para que hagan una movilización en cada punto de los principales departamentos: Belén y Andalgalá,  entre otros, es decir donde hay municipios conducidos por intendentes opositores. No dio los resultados esperados. Alguien se les había adelantado. ¿Quién será ese alguien?

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 Pero la cosa no termina allí. Posteriormente, vino la ejecución del peor plan, el más infame de todos, que es la descalificación personal: “Hay que hacerlo mierda (textual) a Alico por todos los medios”, fue la consigna. Alico es Víctor Espilocín, que ocupa el cargo de director de Acción Cultural. Colega, compañero de ruta y amigo (¿lo qué?) de muchos que ahora son sus principales detractores. Se puede -o no- estar de acuerdo con la gestión de Espilocín. Es más: si quieren, pueden rechazar de plano lo hecho por el folclorista-funcionario por parte de los que se dicen “colegas”. Están en todo su derecho; hay distintas maneras de expresarse sin necesidad de hurgar en la basura. Pero no se puede caer tan bajo: cuentan que el pasado fin de semana, en el cumpleaños de un conocido referente del ambiente artístico del medio, un grupo de cantores y guitarreros invitados comenzaron a entonar cánticos en contra de Espilocín. Ello motivó el enojo del cumpleañero, que los obligó a cambiar de “repertorio”. Ni hablar de los agresivos mensajes que aparecen en las redes sociales. Mugre pura. Desde esta misma columna estuvimos en desacuerdo y criticamos la posición de Alico Espilocín cuando, decíamos,  sus amigos “le llenaban la cabeza de pajaritos” (textual) hace algunos años, cuando el cantor hacía conocer sus rebeldías en contra de los organizadores del Poncho y otros festivales. Hoy, Alico está pagando duro precio por haber caído en las manos y en la boca de ciertos personajes que seguramente lejos están de entender el verdadero significado de los términos colega, compañero o amigo. O de entender que se puede pensar distinto. Pelear, en el buen sentido de la palabra, para  estar 15 minutos arriba del escenario del Poncho no da derecho a revolcarse en el fango y pretender arrastrar a otros al mismo sitio. Hay formas y formas. Al que le quepa el sayo, que se lo ponga, y al que no, que se quede en el molde. Así de claro. Imaginamos que lo dicho no debe sorprender a los más enojados con el Poncho: saben puntualmente que después de cada reunión que hacen o cada juntada en el bar que protagonizan, a los pocos minutos comienzan a sonar celulares para que el “corre, ve y dile” funcione a la perfección. Como cuando entre ellos se decían –y se dicen- “espero que fulano no aparezca este año en la cartelera del Poncho”. Ocurre hoy. Ocurrió ayer. Y seguramente ocurrirá mañana. Volveremos sobre el tema y seguiremos siendo Poncho. Punto y a otra cosa. Hasta el viernes.


 

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