El brutal ataque que sufrió un joven rugbier en el interior de un boliche del Alto Fariñango, días atrás, generó -además de una polémica no exenta de elementos políticos- el reconocimiento generalizado de que son imprescindibles acciones urgentes para conjurar nuevos desbordes que podrían tener trágicas derivaciones.
En este marco se inscribe el encuentro entre funcionarios municipales, miembros de la Policía provincial y propietarios de los principales locales nocturnos de la ciudad, con el propósito de consensuar nuevas medidas de seguridad.
El diálogo giró, esencialmente, alrededor de las restricciones sobre el consumo de alcohol, elemento siempre presente en las peleas, desmanes y accidentes que pueblan las crónicas policiales de los fines de semana.
Si bien existen normativas en el ámbito capitalino que prohíben la venta entre las 23 y las 8 de la mañana, la relativa flexibilidad de los controles permite que muchos comercios las expendan para abastecer las "previas” de los jóvenes.
Por ello se habló sobre el refuerzo que se debe hacer tanto de inspectores municipales como de efectivos para detectar a los posibles infractores.
Los comerciantes se mostraron de acuerdo en unificar el horario de ingreso y pidieron que se respete a rajatabla el inicio de la "veda” en bares, pubs y otros negocios del rubro.
Como temática relacionada, ésta de más compleja implementación, se charló sobre la posibilidad de eliminar las botellas de vidrio y aumentar la seguridad dentro y fuera de los locales.
Complementariamente, se impulsaría la instalación de cámaras de seguridad que podrían estar vinculadas a la central de monitoreo de la comuna.
Como la idea es ampliar las propuestas, el municipio planea  convocar a una audiencia pública en la que los vecinos puedan realizar también sus aportes.
Por cierto, estos esfuerzos deberían haberse activado hace tiempo. No obstante, es momento de que toda la sociedad se involucre para buscar las maneras de abordar situaciones sobre las que no se puede mostrar indiferencia.