Lo dijimos desde esta columna la semana pasada. Proponer una interpelación a un ministro del Poder Ejecutivo, a 40 horas del inicio de la veda electoral y a 4 días de una elección provincial, era pretensión desmedida. Sin embargo, el radicalismo, aliados y sus nuevos socios peronistas –la llamada “renovación” y el merismo- se empeñaron en hacerlo y, en los hechos, le dieron motivo al oficialismo para que calificaran a la medida como un circo con fines claramente proselitistas. Además, en esta ceguera que provoca los preliminares de una elección, ni siquiera repararon que Raúl Chico –la presa a destrozar- está en plena campaña en Santa María, donde buscará el domingo ser senador departamental y, por este mismo motivo, goza de licencia como ministro, cargo por el cual lo iban a interpelar. Lo que siguió después, como puesta en escena, fue peor. Hubo repudios para el funcionario y la radicación de una denuncia penal por haber faltado a la cita como supuesto responsable, a través de emprendimientos agrícolas, de acciones llevadas cabo en AICAT. En este punto conviene una aclaración precisa: una denuncia penal, en forma objetiva, carece de sentido en este caso porque el ministerio de Producción no tiene ascendencia funcional sobre una sociedad del Estado como AICAT que, en los hechos, actúa como sociedad anónima. En todo caso, la oposición podría convocar a las autoridades de la empresa, por un lado, y a Chico por el otro. Y como se requiere algo de seriedad (ayer no hubo sesión porque el único tema de agenda era “a la carga contra Chico”), sugerimos que todos estos temas no queden en aguas de borraja. Mucho más si Chico tiene intenciones, como lo dijo, de aclarar los temas de su área. El miércoles venidero, sin electoralismo de por medio, sería una buena oportunidad.

También, lamentablemente, hubo otras movidas preelectorales poco serias. La oposición extendió su denuncia contra exautoridades de la secretaría de la Vivienda, lo cual es totalmente lícito, pero agregó un video que circuló por las redes sociales en el que se mezcló supuestos pagos a clubes catamarqueños, San Lorenzo de Alem y Unión Aconquija, con candidatos y funcionarios de la administración. Por empezar, este video tendría que ser corroborado por la Justicia como prueba de valor y, a partir de allí, iniciar el deslinde de responsabilidades. Algo de lo que dice puede ser cierto, pero también hay inexactitudes que el tiempo se encargará de corroborar. Los pagos a los clubes no salieron de este organismo, sino de la secretaría de Deportes, que es vía legal para este tipo de movimientos. Fuera de ello, vamos a aclarar que este secretario, al menos en cuatro oportunidades en los últimos dos años, denunció esta barbarie de que el Estado siga gastando dineros en instituciones que, estructuralmente, no están en condiciones de participar de ningún torneo regional. Así como criticamos sin compasión aquel equipo de vóleibol que, con carísimos jugadores foráneos, representaba a Catamarca en tiempos del Frente Cívico, también conviene hacerlo con los nombrados San Lorenzo y Aconquija. Bien valdría que ese dinero vaya a los hospitales y postas de toda la provincia. El contragolpe vino desde las alturas del gobierno y, por papeles sin demasiada transparencia de la Legislatura, fueron contra Paola Bazán, principal denunciante del extinto Octavio Gutiérrez.

Cada vez es más profunda la brecha entre el peronismo disidente –renovación + Mera- y el gobierno provincial, a punto tal que una eventual confluencia es descartada de plano por los sectores en pugna. Los rebeldes ya no ocultan sus intenciones de tomar la cámara de Diputados –cuentan con 6 o 7 votos propios que, sumados a la oposición radical, alcanzan para lograr el objetivo- y por ello, la semana pasada, votaron la interpelación de un ministro y castigaron duramente al oficialismo por la derrota de Ancasti donde, una vez más, entraron en flagrante contradicción. Dijeron, en boca de Sergio Saracho, que se pagó tributo a la soberbia y a la equivocación de elegir socios inadecuados como el Frente Tercera Posición y algunos exintegrantes del viejo Frente Cívico. En ese sentido, hay que decir que esta renovación que hace rato no tiene un ápice de renovadora, pretendió una alianza con el barrionuevismo antes de las PASO y quedó pagando porque Luis Barrionuevo los dejó descolocados. ¿Cómo es que ahora no sirve esta alianza que antes sí servía? Este dilema sería la consecuencia del punto de partida equivocado: Fernando Jalil, Jorge Moreno, Dalmacio Mera y compañía pretendieron, en su momento, ir por afuera del gobierno cuando lo más lógico hubiese sido que discutan posiciones en las PASO. ¿O para éstas no se animaron?

Otra jugada que a “los rebeldes sin aparentes causas” los denuncia como enemigos para siempre tuvo lugar en Saujil (Pomán), donde el presidente del Concejo Deliberante, Héctor Saracho (familiar de Sergio, conspicuo renovador), se alió con los dos representantes de Cambiemos para aprobar un aumento de $4.000 a los empleados municipales. La decisión, de neto corte proselitista y política, es de cumplimiento imposible y nada tiene que ver con los porcentajes de aumento que la conducción nacional -con la que comulgan todos estos exkirchneristas- viene anunciando para los próximos tiempos, los que no pasarían el 16%. Y para completar las contradicciones, el diputado Sierralta salió la semana anterior a batir el parche de las luchas que, por el peronismo, sostuvieron durante los 20 años del Frente Cívico. No hubo tales luchas y no se necesita apelar a ningún peronómetro para comprobarlo. Por el contrario, varios de estos dirigentes fueron socios y benefactores del radicalismo con el que hoy se abrazan. Los únicos que mantuvieron la llama del peronismo, con errores y aciertos, fueron Ramón Saadi y Luis Barrionuevo. Los demás, cuando más, fueron actores de reparto. Si alguno tiene dudas, podríamos ampliar estos temas del pasado.

Si bien se descuenta, para el domingo, un triunfo oficialista en Catamarca (lo reconoce hasta la Casa Rosada), la elección puede ser movida. Ya hablamos, antes que ningún otro medio, que la interna peronista puede funcionar en varios departamentos, lo que torna atractiva la lucha por las senadurías. También habrá disputas entre concejales que pueden quebrar encuestas previas y el clásico de los primos Olveira, en Los Altos, resalta de una cartelera donde nadie tiene el triunfo asegurado. Con este panorama, el único que parece no mover el amperímetro es el principal candidato opositor, Brizuela del Moral, que durante la campaña ofreció un discurso mediocre, gastado y previsible para su persona. No dijo qué piensa hacer en el Congreso, aparte de cobrar el sueldo, ni tampoco prometió terminar con el tema del nepotismo que, dentro del radicalismo, es pecado capital. Pudo decir, por ejemplo, que entre los empleados de su despacho habrá militantes y no familiares.

RECUERDOS NO LEJANOS. Como lo hacemos habitualmente, incluimos los acontecimientos del pasado en este último bloque.
Un día como hoy, 19 de octubre, pero de 1992, por tercera vez, le denegaban la libertad al único detenido en aquel entonces por el asesinato de María Soledad Morales. Obviamente, nos referimos a Guillermo Luque. Fue en su momento un fallo muy importante. La Cámara de Apelaciones, si bien mantuvo preso al encartado (el juez Roselló, actualmente en funciones, en este punto votó en disidencia), anuló lo actuado por los exjueces José Luis Ventimiglia y Manuel de Jesús Zeballos, apartando a éste último del caso. Nada es eso. Al día siguiente, aquella Cámara, que también integraban Roberto Mazzucco y la doctora Cabrera de Buenader, ordenó que fuera nuevamente detenido Luis Tula, a quien Zeballos había puesto en libertad dos meses antes. Y, lo más importante, se resolvió que el doctor José Carma fuera el 7mo. juez de un a causa que conmocionó al país entero.

El Esquiú.com

Boni and Clo

Dádivas eran las de antes

Los inseparables, Boni y Clo, se reunieron a compartir un asadito y celebrar el Día de la Madre. Mientras el hombre cuidaba la parrilla, ella leía con interés El Esquiú.com.
  -Clo: ¡Bien ahí, bien ahí! Por fin alguien con sentido común.
  -Boni: (¿Qué bicho le picó a la vieja?) ¿Alguna novedad doña?
  -Clo: El juez Cerda dijo que la dádiva forma parte del anecdotario electoral. ¿Quién puede tirar la primera piedra?
  -Boni: Los compañeros no necesitamos esa nefasta herramienta para captar votos.
  -Clo: ¡Ah, no, no! ¿Se olvidó cuando daban una zapatilla y completaban el par si ganaban las elecciones?
  -Boni: ¿Y ustedes, que daban el cucurucho vacío y prometían el helado según el resultado?
  -Clo: Jajaja, no me haga reír. ¡Ustedes daban el trompo y tenían que triunfar para que les den la púa!
  -Boni: Espere…estoy haciendo un poco de memoria. ¡Ah, ya sé! ¿Recuerda cuando daban el barrilete y al ovillo de hilo tenían que buscarlo después de los comicios?
  -Clo: Escuche, escuche. Yo era chiquita y recuerdo que ustedes daban el cuadro de la bicicleta y había que esperar los comicios para juntarse con las ruedas.
  -Boni: ¿Y ustedes? El viernes antes de cada elección daban el bidón y a la nafta había que buscarla el lunes.
  -Clo: ¿Y cuándo regalaban boletos para la calesita? Recién el lunes le conectaban la energía para que pueda girar.
  -Boni: ¿Ah, sí? ¿Y lo que hacían ustedes con los colchones? Entregaban primero la tela y si perdían había que rellenarlos con pasto.
   -Clo: ¡Atienda el asado y deje de hablar macanas! (Lo banco porque puso la carne y tengo un hambre atroz).