Agua
En un comunicado difundido por la empresa responsable del suministro de agua en el Valle Central, se reiteró el pedido para que los usuarios asuman una conducta responsable ante sectorización del servicio y la escasez del recurso, más con miras a la llegada del verano.
El contraste es la manifestación de vecinos de la zona Oeste de la ciudad. Los perjudiciados, según aseguran, no tienen suministro de agua desde hace poco más de treinta días, un caso extremo, y se pueden detallar plazos menores que corren entre siete y quince días.
El concepto general del comunicado es atinado, ya que el verano en Catamarca tiene un impacto reforzado por su condición de zona semiárida. Además, se especifica –con un alto grado de veracidad- que todos los pozos, cada vez a mayor profundidad, funcionan al límite para abastecer a los usuarios.
Lo que lógicamente no detalla la comunicación oficial son las razones por las cuáles –a diferencia de la empresa de energía, que se ha puesto al día para paliar con soltura las eventuales caídas- apenas se llega a fin de año y, faltando los meses críticos de calor y consumo, ya se registran trabas de gravedad para atender las demandas de la gente.
Gravedad que, dicho sea de paso, no puede conocerse con certeza ya que el sistema para ver los cortes de suministro vía online está convenientemente fuera de servicio desde hace tiempo.
Una respuesta para entender el escenario actual es que las obras que se deberían haber agilizado en su debido momento todavía permanecen en ejecución y no estarán listas para aportar a la red de suministro.
Las razones de esas dilaciones, hasta ahora, esperan una contestación adecuada y sin atornilles innecesarios.
Otra respuesta es que la ciudad ha crecido mediante proyectos urbanísticos públicos y privados con los cuales no se consensuó el ostensible incremento de la demanda del servicio y la clara incapacidad operativa para proveerlo.
La realidad es que los vecinos deberán apechugar desde el llano y que nadie en la empresa podrá poner pies en polvorosa.
Por el contrario, allí deberán calzarse el mameluco y redoblar el paso para capear un verano que no se presenta para nada sencillo.