Apuntes del Secretario

domingo, 19 de noviembre de 2017 00:34
domingo, 19 de noviembre de 2017 00:34

Las autoridades provinciales, después de la firma del pacto fiscal, observaron alguna tranquilidad, aunque no la suficiente para superar una coyuntura de crisis en la que se conjugan pobreza, desocupación y futuro incierto. Si alguien piensa que el acuerdo alcanzado por los gobernadores el pasado jueves termina con el estado de zozobra, se equivoca. Es que las compensaciones que ofreció la Nación, a cambio de lograr el equivalente al “desaparecido” Fondo del Conurbano que usufructuará la gobernadora de Buenos Aires (¡la gran ganadora!), forman parte de anhelos o prometidos de largo plazo, como son los bonos a pagarse en 2018 ó 2019 a cambio de desistir de acciones judiciales. De todas maneras, así como la Nación no puede asegurar nada por su asfixiante déficit fiscal, que este año electivo aumentó en niveles extraordinarios y ahora piensa acotar con la eliminación de subsidios o la rebaja del poder de compra de los salarios, las provincias también estamparon la firma bajo el preconcepto del gradualismo que, en términos de realidad, quiere decir “veremos cómo nos va”. Esto es, de fondo, lo que explicó el ministro Ricardo Aredes con su “ni ganamos ni perdemos” referido específicamente a la eventual baja de los impuestos provinciales que también pide la Nación.

Por cierto, nadie puede discutir como hecho positivo el acuerdo en sí mismo, al que se llega por consenso. Ayuda a distender la relación de las provincias con el poder central, lo que conduciría a una expeditiva aprobación de las legislaturas provinciales y el Congreso nacional. En Catamarca, todo hace suponer que se puede llegar a la unanimidad y de paso, terminar con controversias y operativos que la Casa Rosada está aconsejando dejar de lado para no generar rispideces con los gobernadores. Es que se sabe que anuncios como el de los jubilados o el 82% móvil, sin contar con algunos “detalles” de la reforma laboral, pueden tensar negociaciones que rebotarían en el Congreso. El ajuste por inflación y “alguito más” para los pasivos será, materialmente, una rebaja del salario y el quebrantamiento de un derecho. En cuanto al 82% para los jubilados con haberes mínimos, por lo exiguo de las cifras que se manejan, puede pasar de supuesta conquista a desencanto, como ha ocurrido con no pocos casos de la promocionada reparación histórica. En fin, como muchos pactos fiscales del pasado –el último fue en la década del ‘90-, habrá que esperar los resultados. Si alguien tiene dudas, que revise el descuento del 15% de la coparticipación que autorizó Arnoldo Castillo en 1992 o la entrega del exIPPS, por pedido de Cavallo, en 1994.

Hablando de recursos públicos, en los próximos días se redoblarán los pedidos de ATE y algunos municipios por un bono navideño. En principio la pretensión alcanza a los $4.000 por persona, lo cual parece una cifra imposible para la Tesorería provincial. De hecho, el ministro Aredes y el subsecretario Aguirre han señalado que la prioridad pasa por pagar el aguinaldo, dolor de cabeza infaltable en cada fin de año. Sobre el tema, por otra parte, habría que poner las cosas en claro. Nadie comprende por qué hay que premiar a los empleados públicos que, de hecho, son premiados con tener trabajo seguro en una provincia donde abruma la desocupación. En todo caso, sería bueno cambiarle el nombre al “regalo” y atribuirlo a una compensación por salarios atrasados, inflación o lo que fuere. En este sentido, el gobierno de Macri fue bien contundente. Anunció que no habrá bono para nadie. Ni para los empleados, jubilados o beneficiarios de planes sociales como la AUH. Muchos dirán que ya no estamos en tiempo electoral. Desde la Casa Rosada, con razón, contestarán que el déficit fiscal funciona ahora en “modo ahorro”.

En la última semana, con buenas razones de por medio, llovieron las críticas contra el intendente de Santa Rosa, el inefable Elpidio Guaraz. Esta vez fue por haber despedido a la empleada que atendía el funcionamiento de OSEP en el departamento y que determinó, por varios días, que la gente tuviera problemas para utilizar la obra social. Al levantar las críticas, en los alegatos no faltaron cobros irregulares de peaje, un cierre intempestivo del Concejo Deliberante, los ataques a funcionarios provinciales o los denuestos contra algún intendente de la zona, aparte de la pasividad del gobierno para alguien que haría las cosas en base a la convicción de que es dueño de hacerlo. Más allá de las buenas razones, lo que no se dice que es el pueblo quien tiene que tomar las medidas de fondo y a través del voto, desplazarlo del poder. Esto no ocurre. Cada dos años, invariablemente, Elpidio revienta las urnas, como ha ocurrido el 22 de octubre en su jurisdicción.

El joven Mariano Manzi, actual titular de la Gerencia de Empleo-Catamarca, que depende del ministerio de Trabajo de la Nación, ha salido bien librado del enfrentamiento público que tuvo con el dirigente Ricardo Rodríguez, líder de la agrupación Martín Fierro, beneficiaria de planes sociales desde los tiempos del kirchnerismo. Prácticamente todos los sectores del Frente Cívico-Cambiemos, hasta los ideológicamente más distantes, le ofrecieron respaldo y solidaridad, lo que es prueba cabal de que el trabajo que lleva adelante es efectivo y eficiente.

La noticia no puede alegrar ni entristecer a nadie, pero sí resulta lamentable. El exjuez federal de Catamarca, Felipe Terán, acaba de ser condenado por el Tribunal Oral Federal, con asiento en Tucumán, a cinco años de cárcel y prohibición de otros 10 para ejercer cargos públicos. Fue por negociados con los títulos públicos en épocas del corralito financiero, allá por los años 2002 y 2003, cuando ya ejercía en la vecina provincia. El fallo fue dividido y una vez que quede firme, el hombre marchará a la cárcel, un destino que también merecerían muchos miembros de la Justicia argentina, hoy seriamente cuestionada por el conjunto de la sociedad. Y, a no dudar, los pocos méritos que pudo dejar en Terán en su paso por Catamarca (1995-1999) quedan soterrados para siempre.

RECUERDOS NO LEJANOS. Como lo hacemos cada domingo, cerramos los “Apuntes” de la semana con los hechos del pasado.
Un 19 de noviembre de 1992, en momentos que se discutía quién iba a ser el senador nacional que reemplazaría a don Julio Amoedo –un foráneo que trajo don Vicente Saadi en 1983 y durante 9 años, fue presidente de la comisión de Relaciones Exteriores-, surgió una proclama de alguien que tuvo protagonismo excluyente el aquel tiempo. Nos referimos a Adolfo Martín Giordani, el senador de Andalgalá que figuraba en la boleta electoral como suplente y terminó jurando por el titular, su ya fallecido coterráneo José Bize. Decía Giordani aquel día: “Yo soy el candidato del presidente Menem”. El presagio no se iba a corresponder con la realidad, como veremos en ediciones posteriores, pero el hecho merece ser destacado para graficar hasta qué punto avanzaba un senador provincial al que, justa o injustamente, le llamaban “el loco”. Para quienes lo conocieron, el hombre distaba bastante del apelativo. Sabía lo que hacía e iba para delante en todas las circunstancias. El peronismo lo terminó sufriendo.


El Esquiú.com

Boni and Clo

Ricardo, ¡saltaste a la fama!

El colega de radio El Culillo está en todas. Ahora logró un reportaje exclusivo con un polémico personaje de la política lugareña. Ricardo Rodríguez, líder del partido Martín Fierro, en nuestro medio. Fue una charla picante.
  -Periodista: Hace varios meses entregó guardapolvos a un grupo de chicos y los hizo posar con los dedos en “V”. ¿Algún motivo en especial?
  -Rodríguez: Quisimos registrar que los chicos estaban contentos y que lo grafiquen con un “¡bien!” con los dedos.
  -Periodista: Perdón, pero “bien” se escribe con “B” larga.
  -Rodríguez: Ah, bueno. No nos íbamos a poner exigentes en ese momento tan especial.
  -Periodista: También fue noticia hace poco porque entregaba planes de trabajo a cambio de afiliarse a la Martín Fierro. ¿Por qué?
  -Rodríguez: Porque no tenía más nada que hacer. El día tiene 24 horas y se hace largo. En algo tenés que ocupar tu tiempo.
  -Periodista: Ahora viene lo grave. Fue denunciado por dos jovencitas de la agrupación por el supuesto delito de trata ocurrido en un viaje a un congreso en Paraná, Entre Ríos.
  -Rodríguez: ¡Pero yo las traté amorosamente!
  -Periodista: No me entiende, Rodríguez. El delito por el que se lo denuncia es por trata de personas.
  -Rodríguez: ¿Qué culpa tengo yo si un par de compañeros del congreso me dijeron que las chicas eran intratables?
  -Periodista: Rodríguez, le pido que no me trate como un tonto. La denuncia es seria y muy grave. Puede ir preso.
  -Rodríguez: Antes, tengo que hacer honor al nombre de la agrupación.
  -Periodista: ¿Va a renunciar?
  -Rodríguez: ¡No! Quiero recibir el “Martín Fierro”.
  -Periodista: Un fierro caliente es lo que tiene entre manos. Trate de enfriarlo hasta que llegue a los Tribunales.
 

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