Mientras noviembre avanza sin novedades de lluvia, las falencias en los servicios públicos, fundamentalmente en la provisión de agua potable, se hicieron sentir en diferentes puntos de la provincia. Uno de los problemas más graves lo vivieron los vecinos de la ciudad de Recreo, en el departamento La Paz, que durante más de dos semanas no tuvieron una gota en sus domicilios por la rotura de un caño maestro, lo que los obligó a  soportar estoicamente el reparto -irregular- mediante camiones cisterna en jornadas con más de 40 grados. En barrios de la zona Oeste de la Capital también vivieron momentos complicados, y se multiplicaron los reclamos contra la prestadora y, por añadidura, contra el gobierno. En la semana, la cámara de Diputados fue caja de resonancia de estos inconvenientes durante la visita del ministro Guillermo Dalla Lasta. Previsiblemente, el oficialismo cargó contra el FCS por el abandono y desinversión de las redes de agua y luz, a lo que los opositores retrucaron recordando que la actual gestión lleva ya seis años, tiempo “suficiente” para revertir históricos problemas de abastecimiento.

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Fuera de las chicanas entre los representantes de ambas fuerzas, es claro que a pesar de la mayor atención a la cobertura de las prestaciones durante la administración de Lucía Corpacci, Catamarca sigue adoleciendo, especialmente en el tema sanitario, un nivel de atraso preocupante. En este contexto, alguien recordó que están pendientes de terminarse dos obras fundamentales para optimizar la calidad de los servicios: el acueducto Pirquitas - Capital y la línea San Martín - Capital. En ambos casos, se trata de infraestructura lanzada durante los periodos brizuelistas que su sucesora no logra culminar. Al primero le falta el tramo desde la ruta 1 hasta la cisterna del barrio 500 viviendas, mientras que a la obra energética le resta una sección desde Capayán hasta Valle Viejo. Es claro que se precisan nuevas gestiones para conseguir financiamiento, tarea en la que podrían colaborar los legisladores, tal como se habló durante el cónclave en Diputados. Más que nunca es necesario un trabajo sin distinciones políticas para empezar a superar una carencia básica que traba el desarrollo.