La decisión del departamento Ejecutivo municipal capitalino de avanzar con una serie de simplificaciones en materia de nomencladores de arterias del ejido urbano viene a ratificar una circunstancia que desde hace tiempo se exponía por parte de quienes viven en los barrios más alejados del casco céntrico y que tienen una antigüedad evidentemente menor que otros tantos más cercanos.
No han sido pocas las veces en las que se ha señalado que la carencia de un nomenclador serio y bien definido -tarea, dicho sea de paso, de quienes ejercen el rol de ediles en los concejos deliberantes tanto en Capital como en todo el Valle Central- puede generar un abanico de problemáticas para distintos sectores de la prestación de servicios públicos para los vecinos. El ejemplo más básico es la mensajería: una vasta complicación se genera cuando quienes deben llevar una notificación judicial, un paquete del correo o una boleta de servicios no pueden encontrar una vivienda por la falta de denominaciones claras de calles y barrios. Demoras e incomparecencias son algunas de las consecuencias de esa falencia. 
Similar confusión pueden pasar -aunque con aristas todavía más graves a la hora de poner vidas en la balanza- quienes conducen una ambulancia hacia un destino que no está lo suficientemente claro o establecido y pierden minutos de gran valía para responder en tiempo a un pedido de ayuda. Para las fuerzas de seguridad, el problema es el mismo y bien les ahorraría tareas investigativas insulsas si les colocaran a las calles nombres sencillos y bien puestos en cartelería adecuada.
Días atrás, el municipio comunicó que los nomencladores de algunas arterias mayores fueron modificados para lograr que la ubicación sea más sencilla. Dato: esto no cambia las nomenclaturas existentes; por el contrario, sólo hace más sencillo en la calle el día a día, los mapas que prefiguran esas calles, de los que muchos deben valerse para hacer su trabajo.
La simplificación de algunos términos o arterias -en lugar de los homenajes interminables a personajes que no alcanzan a ser históricos siquiera, pero que bien vienen en mano para cierta demagogia- debiera ser una tarea a encarar cuanto antes en forma conjunta -para no tener calles con un nombre y mapas con otro- por los municipios de las principales ciudades de la provincia.