El Secretario

miércoles, 13 de diciembre de 2017 00:52
miércoles, 13 de diciembre de 2017 00:52

Aunque todo está sujeto a que se prolongue en el tiempo, el acuerdo que alcanzó el Gobierno con los peronistas rebeldes para erigir a Fernando Jalil como nuevo presidente de la cámara de Diputados permitirá que, por primera vez desde que asumió al frente del Ejecutivo -hace seis años-, Lucía Corpacci cuente con mayorías legislativas para avanzar en proyectos con los que aspira a generar cambios profundos en la “institucionalidad” catamarqueña:  centralmente, la reforma de la constitución provincial como puntapié de una modernización general del Estado. Lanzada promediando su primera gestión -en 2014- la iniciativa que apunta a aggiornar el texto de la Carta Magna, cuya última modificación data de 1988, fue exhaustivamente puesta a consideración de diversos actores sociales y, como se sabe, terminó fracasando por voluntad del bloque frentista de la cámara baja. Ahora, el flamante presidente del Senado, el belicho Jorge Solá Jais, señaló que “están dadas las condiciones” para que el trámite prospere a nivel parlamentario. De hecho, el 2018 será un año “no electoral”, ideal para el debate. Con este escenario, la secretaría que conduce Hernán Colombo, a quien se encargó la nueva ronda de consultas, debería ir armando el cronograma de trabajo para que el proyecto sea ley cuanto antes.
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La viabilidad de esta propuesta al igual que otras de importancia en la agenda del Ejecutivo estará sujeta, como se dijo, a que siga vigente el pacto entre las tribus peronistas. Al menos hasta ahora se habla de unidad y de trabajo estratégico conjunto, pero en la primera semana de gestión de Jalil ya habrían empezado algunas rispideces por los cargos. Si bien el acuerdo contemplaba el reparto “mita y mita” -que entre directores, asesores y otras yerbas sumaría el centenar de puestos políticos-, habría un reclamo por mayores espacios de importantes referentes de ambos sectores. La situación por ahora es calma, pero habla de consensos pragmáticos que deberán ratificarse permanentemente si es que se pretende mantener el esquema de poder que podría habilitar, esta vez sí, la aprobación de lo que Lucía quiere dejar como legado histórico de su paso por la Casa de Gobierno.n
 

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