Mirar al futuro

miércoles, 22 de febrero de 2017 00:00
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Uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo -amén de las escandalosas y múltiples negaciones de las que puede ser objeto, incluso en boca de quienes vienen a presidir las democracias occidentales más potentes- es el ostensible cambio climático.
Apenas treinta años atrás, el concepto no rozaba los temas centrales de la agenda de discusión pública, y la necesidad de evolucionar hacia modelos productivos y energéticos más gentiles con el medio ambiente solamente encuentra ejemplos en naciones con un avance cultural harto distinto al propio.
Penosamente, el primer intento a gran escala realizado por el Estado catamarqueño para avanzar sobre la utilización de estructuras que aprovechen energías renovables terminó en un escándalo judicial que todavía peregrina por los estrados locales entre repuntes y argumentos. Penosamente porque para la ciudadanía al menos no deja de ser razón de alguna mirada de reojo aquel proyecto.
Porque el resultado para la gente de a pie ha sido mimetizar las circunstancias de una administración gubernamental ahora denunciada como fraudulenta, con la finalidad certeramente defendible de avanzar hacia un modelo energético y productivo sustentable.
No obstante, esta problemática en particular -el cambio climático que ha de definir el futuro de varias generaciones- no ceja en su avance a pesar de las tenues acciones humanas.
La cinematografía hollywoodense ha intentado presentar el cambio climático y el fin de esta era tal como la conocemos en términos de súbito apocalipsis. No obstante, la realidad se delimitó a sí misma y ha mostrado ese cambio negado con severas inundaciones, sequías, tornados y eventos meteorológicos conminados por el desastre no en una película de 90 minutos, sino en el día a día de la última década.
Ahora se conoce la intención de una multinacional de desembarcar en Catamarca con una inversión fuerte para instalar un parque solar. Una instalación de una magnitud tal que podría brindar una jugosa ayuda al interconectado local.
Sin dudas, al escudriñar al pasado, más de uno mirará el proyecto por el rabillo del ojo y sentirá que la desconfianza viene a sobarle el hombro recordándole los malos tragos. Pero estos son otros tiempos, con otros gobernantes, y la urgencia sigue siendo la misma.

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