El Secretario
martes, 28 de febrero de 2017
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El estudio revela, fuera de lo técnico, algo mucho más grave: la inutilidad de los equipos y la dilapidación de millones para un proyecto que desde el vamos estaba condenado al fracaso. La adquisición de los molinos de segunda mano en España y su colocación sin más trámite no respondió a planificación alguna y sí a la pretensión de mostrar un supuesto programa de desarrollo de energías alternativas que nunca existió. Casi una década después, los aerogeneradores se alzan como símbolos del gasto superfluo, tanto como el estadio Bicentenario que permanece cerrado por fallas que datan del momento mismo en que lo edificó la familia Capdevila. Una muestra también de cómo se desperdiciaron valiosos fondos en uno de los momentos que mayores ingresos tuvo Catamarca (minería, coparticipación, regalías sojeras), que bien invertidos, por ejemplo en el desarrollo del sistema eléctrico, de agua potable o de apoyo a la producción, hubiera significado seguramente que la provincia tuviera hoy más desarrollada su infraestructura y paliadas, al menos parcialmente, algunas de sus carencias históricas.