Bolsas
sábado, 25 de marzo de 2017
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sábado, 25 de marzo de 2017
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En un primer momento se lanzó, con bombos y platillos por parte de inventores y supermercados, una nueva línea de bolsas que supuestamente se degradan en contacto con el oxígeno que las rodearía al quedar en la intemperie.
Poco tiempo después se terminó por comprobar que las partículas de esos nuevos dispositivos arrojados al medio ambiente eran potencialmente nocivas para quienes tuviesen la mala suerte de respirarlas.
Luego se pasó a una iniciativa basada en el supuesto daño al bolsillo del comprador que haría el hecho de tener que pagar por cada bolsa que se usa para llevar la mercadería que se compra.
El uso de las bolsas apenas decayó: el precio irrisorio de cada una simplemente terminó sumándose a la compra general y allí terminó el breve trayecto de esa iniciativa.
No faltó quien propusiera vender las bolsas de tela que se pueden usar una y mil veces más, reduciendo considerablemente el impacto de bolsas plásticas. Las compras de esas bolsas también fueron menores.
El fracaso de tantas ideas juntas lleva a pensar dos cosas: o quienes idean las nuevas tendencias no tienen la más remota consideración por el usuario o el usuario realmente es demasiado reacio a entender que cada propuesta tiene un objetivo claro: minimizar el impacto de nuestra presencia en este mundo. La segunda respuesta parece ser la más atinada a la hora de entender el por qué de tanto proyecto de normativa y de reglamento tirado al olvido.
Será hasta que los compradores entiendan que cada bolsa tirada representa un minuto menos para la estabilidad de nuestro entorno. Multiplicar la cifra por cada compra de cada comprador de nuestra ciudad quizás ayude a entender la magnitud del problema.
6%
Satisfacción
63%
Esperanza
20%
Bronca
0%
Tristeza
3%
Incertidumbre
6%
Indiferencia
Comentarios
Nombre
25/3/2017 | 10:21
#149005
yoopino
25/3/2017 | 08:49
#149004