Con marzo casi finalizado tras capear varios chubascos de protestas generales en todos los frentes, queda una semana para definir cuanto antes cuál será el incremento salarial que le corresponderá al sector docente, por lo menos, para la primera mitad del año en caso de que se incluya la ahora en boga cláusula gatillo para reactivar el proceso paritario.
En rigor, la negociación podría extenderse hasta los primeros días de abril y las consecuencias en las aulas no exhibirían grandes diferencias con el panorama atestiguado hasta ahora: marchas, reclamos, instituciones paradas y un avance prácticamente nulo en el programa anual de estudios, amén de los días perdidos. Sobre la certera colisión de los derechos de huelga y el derecho a la educación de los niños ya se han desbarrancado prácticamente todos los sectores vertiendo opiniones y juicios, llegando –aunque parezca increíble- a poner sobre la mesa la posibilidad de recurrir a alguna instancia judicial que dirima de qué manera se deben priorizar derechos y obligaciones.
En otro frente, los gremios de empleados estatales –tanto municipales como provinciales- están al acecho, esperado convocatorias y diagramando el mejor pedido arriba –para luego negociar abajo- y obtener sendas mejoras para los trabajadores de cada estamento y organismo. La Capital, en un doble movimiento, ya convocó a ambos sectores, docentes y empleados, y buscará definir cuanto antes las negociaciones sin perder demasiado aceite en el camino.
Quizás sea este uno de los pocos municipios que pueda dirimir una negociación con los gremios sin tener que tocar a las puertas de Casa de Gobierno para pedir limosna o empréstitos. Como recordatorio puesto en el escritorio de operadores y financistas: son 36 comunas en toda la provincia.
En un tercer frente para estar atentos, todavía la Confederación General del Trabajo no termina de definir quiénes serán los encargados de representar a los trabajadores a través de una de las instituciones que ostenta –u ostentaba quizás en algún tiempo- mayor capacidad de fuego para tomar la calle a la hora de reclamar. Allí podría recalar uno de los representantes del Soem Capital, quien en los últimos tiempos ha mostrado un temperamento bastante más enérgico que sus contrincantes para hacer valer petitorios y negociar.
El dato que logra unificar estas tres aristas que dominarán el final de este mes y el principio del siguiente es la ausencia de dos palabras nodales perfectamente unidas en un solo concepto: calidad del trabajo. No las mencionó nadie todavía.