Gravísimo

martes, 28 de marzo de 2017 00:00
martes, 28 de marzo de 2017 00:00
En la edición de hoy se da a conocer una serie de procedimientos policiales que terminaron en el secuestro de una extensa cantidad de recetas médicas truchas, además de estupefacientes legales para la venta. 

Días atrás, este medio había revelado en forma exclusiva que la Policía había dado con la pista –y en forma efectiva con aprehensiones incluidas- de personas que se valían de este tipo de herramientas para arribar a fines "non sanctos”. Por ejemplo: la venta ilegal de estupefacientes legales que posteriormente se pueden usar como drogas de calle. 

El enfoque de algunos profesionales que ostentan profesionalismo -incluso a través del breve paso por la función pública- se posa por sobre todas las cosas sobre el mercado negro de producción, distribución y consumo abusivo de sustancias estupefacientes como la marihuana, sin hacer hincapié en la producción, distribución y consumo abusivo de sustancias estupefacientes como el clonazepam o alprazolam, ambos ansiolíticos recetados por prestigiosos psiquiatras y médicos clínicos. 

El negocio del narcotráfico pareció verse acotado –en un reduccionismo que revela todo el presunto conocimiento sobre la materia- a uno o dos productos que llegan a manos de los jóvenes en forma masiva. 

Poco se ha dicho sobre la llegada de los estupefacientes perfectamente diseñados en laboratorios que son prescriptos cada vez con mayor liviandad y que incluso se pueden conseguir en farmacias salteando el paso de contralor de un triple recetado.
 
Parece ser que los profesionales analíticos de la sociedad consumista de estupefacientes ilegales empiezan a caer en la cuenta de que los pacientes están usando –por fuera y bien mezclada con otros elementos como el alcohol en cantidades- la misma medicina que pretendían recetar para salir de la adicción en la que habían caído en una primera instancia. 

Y lo hacen sin su venia. Con recetas truchadas que llevan sellos –pródigamente proporcionados por imprentas sin demasiados escrúpulos- y que sirven para comprar psicofármacos como si fueran caramelos.
 
Mientras tanto, sólo las pistas de la Policía tuvieron que adelantarse a las circunstancias e investigar otra circunstancia: que hay un mercado aparte del ya estudiado con tanta erudición, uno nuevo –para nada nuevo, pero nuevo para los estudiosos- que es legal y que es barato. 

5%
Satisfacción
3%
Esperanza
78%
Bronca
7%
Tristeza
1%
Incertidumbre
3%
Indiferencia

Comentarios

28/3/2017 | 12:39
#149006
Catamarca es un mercado floreciente, tiene consumidores, pienso que no debe ser el único vendedor que hay, ya habrá otro que provea a los adictos. Hay que cortar la cadena.

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