Desde la bancada periodística

Las elecciones serán cruciales para el futuro de Catamarca y de la Nación

sábado, 29 de abril de 2017 00:00
sábado, 29 de abril de 2017 00:00
El ingeniero Mauricio Macri, cuando habla de las próximas elecciones, les quita dramatismo y, sin hesitar, pronostica un gran triunfo del PRO.
 
La gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, por su lado, entiende que no son de "vida o muerte”.

Las diferentes tribus peronistas del país se deshacen, con Cristina Kirchner en el medio, en maniobras orientadas a una unidad que, por ahora, es objetivo imposible. O poco menos.

En la provincia, la Gobernadora envía señales subterráneas, pero casi todas sus energías están enfiladas a la gestión que, en tiempos de "vacas flacas”, se torna cada vez más complicada por los problemas que existen y por los que, como las inundaciones, son imprevistos.

El intendente Jalil, que no disimula sus aspiraciones de ser alguna vez gobernador, prefiere en la presente coyuntura alejarse del traqueteo electoral.

En apenas 35 días, buscando reemplazar al fallecido Antonio "El Gato” Córdoba, habrá elecciones de intendente en la humilde municipalidad de Ancasti.
 
Hasta ahora, los bandos a competir, minimizan su importancia y proyección. Ya veremos "cuánto desinterés” existe.

Todos, desde el presidente de la Nación hasta el último concejal de la bucólica Icaño, por ejemplo, dicen estar en otra cosa. No es cierto
 
. En más o en menos saben que, primero en agosto y más tarde en octubre, se juega el futuro nacional y provincial.

 
Macri vs. Macri

Si decimos que el actual presidente de la Nación es quien más intereses pone en juego, proclamamos una verdad de perogrullo.
 
Su aparente desinterés y/o seguridad en el triunfo contrasta con el trabajo electoral que todo el gobierno nacional, varios medios de comunicación y los grupos económicos llevan adelante.

Y tiene razón Macri. Perder en octubre puede ser para él una catástrofe o, cuando menos, un problema serio para enfrentar los dos últimos años del mandato. Los recuerdos de de la Rúa llenan de temor.

Las motivaciones, mientras transcurre el otoño, son obvias.

Mauricio Macri gobierna sin mayoría en ambas cámaras y, en 16 meses, se ha visto obligado a negociar siempre y, ya sabemos, en política negociar tiene alto precio. Un triunfo electoral podría mejorar o no su posición legislativa, pero en el segundo caso ganaría legitimidades que algunos todavía le discuten.

Si nuevamente ondulan en el horizonte los globos amarillos y se escuchan consignas como "sí, se puede” en la jornada electoral de octubre, el camino hasta 2019 será mucho menos empinado y, lo que es más importante, gusto o no guste, definirá un rumbo económico que a meses de la apertura de las urnas convence a muy pocos.
 
En este sentido, el voto será a favor o en contra de Macri. Como fue en 2015 con Cristina vs. Cristina.

 
"Todos unidos triunfaremos”

Quizá con menos urgencia que el macrismo o los aliados de Cambiemos, la elección de octubre marcará a fuego al peronismo, el movimiento de base popular que en 70 años supo mantener, salvo pequeños interregnos, el rótulo de imbatible.

Más allá de cómo estructure la oferta electoral, el resultado puede convertirse en una bisagra para muchísimos dirigentes, sectores internos y organizaciones sociales.

Si gana y pone en jaque al gobierno de corte neoliberal, puede recrearse un clima de confraternidad que allane las discusiones para el crucial 2019. Si pierde, que nadie lo dude, el partido del General puede ser una diáspora generalizada que lo condene a muchos años de ostracismo, tantos como los que dura una renovación generacional.

En resumen, a nivel nacional las batallas del 13 de agosto y 22 de octubre no serán trámite sencillo. Definirán nada menos que el futuro de la Argentina.

 
El pulso provincial

Si bien es cierto que la relación institucional entre Catamarca y la Nación se mantendrá inalterable hasta 2019 (Macri en la Rosada y Lucía Corpacci en la Casa de Gobierno), no lo es menos que el expediente 2017 repercutirá en la relación de fuerzas local y en el sistema de alianzas que puede conformarse en los años siguientes.

Pero antes que el futuro, hay que mirar el presente.

No resulta fácil para el peronismo o el Frente para la Victoria de estos confines soportar una oposición briosa y dispuesta a no colaborar en nada y que encima cuente con el apoyo de Buenos Aires.

Esa situación, en primera instancia, ya depende del resultado nacional. Si los números le vuelven a sonreír al expresidente de Boca Juniors, lo que para nada depende de Catamarca, Corpacci deberá aceptar el mandato de las urnas y, por allí, hasta tomar medidas de ajuste que nunca pensó implementar.
 
Su aspiración máxima, en esta materia, fue la de conseguir una reforma del Estado que parta de profundas modificaciones en la Constitución provincial. La oposición, una y otra vez, le cerró el paso.

Los recientes datos de dependencia estatal de la gran mayoría de los catamarqueños -entre activos y pasivos sumarían más de 100.000-, que se conocieron esta semana, no son números sueltos que a alguien se le ocurrió visibilizar.
 
Representan la cruda realidad de una provincia que sufre cimbronazos económicos muy fuertes y que arrastra, desde los tiempos de Ramón Saadi, la casi excluyente alternativa laboral que puede brindar el Estado, pero éste, como lo dijimos en incontables oportunidades, está al borde del colapso. Mejor dicho ya lo estaba a fines de 2011 cuando dejó el poder Eduardo Brizuela del Moral, el gobernante que en ocho años, por varios cuerpos de ventaja, fue el que más usó la lapicera de los nombramientos en la Administración Pública.
 
Se calcula que en sus dos períodos de gobierno ingresaron 22.000 nuevos empleados, 5.000 de los cuales recibieron el alta a escasos días que asumiera Corpacci.

Regresemos a la puja electoral. Para la Nación, la contienda catamarqueña tiene escasa importancia. Se renuevan tres bancas -las de Brizuela del Moral, Myrian Juárez y Néstor Tomassi-, de las cuales ninguna sería para un PRO puro, como Carlos Molina o Fernando Capdevila (¿o nos equivocamos?).
 
Cuando mucho las podrían capturar aliados circunstanciales como Eduardo Brizuela del Moral, Rubén Manzi, Ricardo Guzmán, Vázquez Sastre o algún otro dirigente que se anime a disputar las Paso, las que pueden llegar a tener duros enfrentamientos.

Al peronismo, aun yéndole mal, le quedará una de esas tres bancas, cuando no dos si consigue armonizar una propuesta que cautive a la gente o que, por lo menos, sea distintiva del viejo escuadrón radical, todavía gobernado por caudillos que se resisten a aceptar la renovación dirigencial.

Por aparte de los escaños nacionales, cuyas propuestas abrirán los votos de los partidos o alianzas, a nadie escapa que la disposición de las bancas provinciales influirá invariablemente en los debates políticos del futuro.
 
Después del escrutinio definitivo, al menos en la cámara de Diputados, ningún sector tendrá una mayoría como para imponer las autoridades y el dominio de las comisiones. Por lo tanto, podrían surgir las alianzas más impensadas, sean estas entre grupos internos de una misma expresión partidaria o entre representantes de partidos diferentes.
 
Y aquí sí que puede intervenir, de manera decisiva, en caso de ganar, el que pasaría a ser todopoderoso gobierno nacional.

Como dice el título de esta columna política semanal, "las elecciones serán cruciales para el futuro”. No se pone en juego la presidencia de la Nación ni la gobernación de Catamarca, pero la renovación legislativa -independiente de la afluencia de votantes- será el anticipo de lo que ocurrirá en 2019.

Quien piense que los comicios de medio término importan poco está simulando jugar al distraído o, seguro, está mintiendo.


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Comentarios

29/4/2017 | 14:44
#149006
!...y mientras tanto!; la construcción política que está haciendo el intendente de la Capital hacia adentro y fuera del PJ, es de manual. Felicito a Jalil.
29/4/2017 | 09:53
#149005
Muy buena la frase acuñada por LA BANCADA PEIORDÍSTICA... en política negociar tiene alto precio. Si ahora, le hacen abrir las manos a Macri, de perder en las próximas elecciones EL FUTURO DEL PAÍS ES INCIERTO. Porque hay algo claro: 100.000 empleados públicos (¿serán tantos?) en una población que araña los 400.000 habitantes es muchísimo. Y no sería problema SI LOS 100.000 TRABAJARAN EN SERIO. Pero al menos yo veo adiario VAGOS DE ESCRITORIO QUE NO HACEN NADA DE NADA POR LA PROVINCIA. Y no merecen COBRAR POR UTILIZAR UNA COMPUTADORA, LUZ Y DESTROZAR UNA SILLA DEL ESTADO sólo para jugar con la compu o entrar a Facebook. Si ALGUIEN NO LES EXIGE A ESOS VAGOS... seguiremos perdiendo plata y tendremos una Santa Cruz en 8 años o antes. Si no reman con todos...nos hundiremos.

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