La aparición de casos de meningitis en sus distintas formas –tanto virales como bacterianas, con una preeminencia de las primeras- dio a lugar a nuevas especulaciones que no siempre se corresponden con la información que dan a conocer las autoridades oficialmente para descartar brotes de la enfermedad.

Esas especulaciones y proyecciones se basaron, de plano decirlo, en la posibilidad de que efectivamente existiera un brote que no fuese declarado en forma oficial –lo cual ya despierta un primer eje de cuestionamiento si se tiene en cuenta que la comunidad no debería tener razones para dudar de los comunicados, aunque así y todo las tienen- y la necesidad de contar cuanto antes con las medicaciones necesarias para inmunizar a los grupos de riesgo y por qué no, al resto de cada grupo familiar. 

Hasta el momento se han confirmado nueve casos en total, de los cuales sólo un par podrían haber representado un verdadero peligro para los huéspedes de la bacteria y que fueron asistidos y tratados en forma correcta a tiempo. 

Esto, sin embargo, no fue obstáculo para que un concejal presentara y lograra hacer aprobar un pedido de informe a las autoridades correspondientes para conocer si efectivamente, como se llegó a rumorear en algún momento, se registró algún caso fatal que no fue debidamente comunicado. 

Esta serie de hechos e informaciones operaron en forma conjunta para crear una desconfianza en la comunidad, que optó por la "vía sana” y recurrir a las farmacias que habilitaran la venta o tuvieran en stock la vacuna para la más grave de las formas de la meningitis. 

Allí se observó el segundo punto de discusión: en algunos casos particulares, contra todo lo que indica la ley vigente, algunos comercios dedicados al rubro farmacéutico optaron por hacer conocer a sus clientes que debían abonar por la vacuna –una suma superior a los 1.800 pesos- solamente de contado, sin opciones de financiación o uso de tarjetas de débito o crédito. 

A las claras queda que la falta de una voz directora que explique a la comunidad sin posibilidad de cuestionamientos fue uno de los disparadores para que algunos especularan con el comercio y otros, con la política.