Desde la bancada periodística

Las mismas caras y los mismos métodos auguran las mismas prácticas y resultados

sábado, 24 de junio de 2017 00:00
sábado, 24 de junio de 2017 00:00
Nada nuevo bajo el cielo de Catamarca. El proceso electoral 2017, que tendrá a la medianoche el cierre de candidaturas provinciales y nacionales, no vendrá acompañado de sorpresas ni provocará la más mínima emoción en los llamados ciudadanos de a pie, esos que apenas les alcanza el tiempo para pensar en sus necesidades existenciales antes que en los movimientos de los desgastados actores de la política. 

Los nominados por los partidos políticos o alianzas electorales, en porcentajes cercanos al 90%, serán los mismos de siempre.
 
La esperanza de renovar la actividad, que se expresa como discurso superador en boca de quienes hacen militancia de cambio, volverá a postergarse y con ella, obviamente, nadie en sano juicio puede pensar en transformaciones de métodos y resultados de gestión, especialmente si es legislativa. 

Es que si siguen los mismos, como va a ocurrir, los resultados serán exactamente iguales. No se puede pedir frutos del bosque si se siembra en el desierto. 

 
De renovaciones eternas 

Lo paradójico de Catamarca es que, en el mundillo de la política, nunca queda de lado la palabra renovación.
 
Aparte de quienes la reclaman, que a la hora de hacerlo ponen buenos argumentos, algunos de ellos indiscutibles, existen en los dos bandos que, desde 1983 se reparten el manejo del poder, movimientos que se llaman precisamente renovadores. Se trata, obviamente, de máscaras de caradurez.  

¿Qué otra cosa se puede decir de formaciones que, desde hace más de 30 años, no sólo mantienen la denominación, sino que están representadas por las mismas caras? Nada, ni siquiera se les ha dado por cambiar el nombre.
 
Son la renovación sine díe que, por haber renovado a antiguos gerontes, no piensa renovarse hasta su misma muerte, destino inevitable que posiblemente alguna vez se haya planteado y que está a punto de lograrlo. 

Hay un ejemplo patético de la decadencia dirigencial. Lo corporiza el "Eduardo eterno”, un exrector de universidad, un exintendente, un exgobernador, un exsenador y actual diputado nacional que, dentro de 120 días, ganando o perdiendo la elección, será diputado nacional electo y tendrá banca hasta el año 2021, cuando el almanaque le indique que se encuentra transitando 77 primaveras. 

Eduardo Brizuela del Moral -a él nos referimos-, que venía de ser funcionario de la dictadura y rector de la Universidad de Catamarca, en 1992, siendo intendente, y con miras a un futuro lanzamiento como gobernador, puso en marcha el Movimiento Renovador de la UCR. 

Nacía el postcastillismo y, por cierto, había grandes expectativas. El tema es que han pasado 25 años, el castillismo todavía existe y el brizuelismo (con familiares, amigos y amigos de los amigos) que venía a renovar se aferra, con desesperación, a los puestos públicos. 

Que el mensaje para la ciudadanía sea que Eduardo Brizuela, a los 73 años, tiene el mayor predicamento entre los radicales nos parece un chiste. Y, por añadidura, la decadencia. ¿Nadie surge en el sector supuestamente más ilustrado de la sociedad que debe apelar al mismo candidato que, encima, viene de cumplir una opaca faena en el cargo que pretende renovar? 
 
Nos parece que el análisis va por otro lado. Si este líder radical no hizo nada trascendente por Catamarca entre 2013 y 2017, nada hace pensar que lo hará ahora. Y si no va a hacer nada por la provincia que le dio todo, cuál es el motivo de su elección y la elección personal del interesado en seguir cuando tiene una jubilación por demás importante. Lo resumimos: quiere seguir cobrando $160.000 mensuales. 2 millones por año. 8 millones por el mandato. ¡Pobre objetivo de un exgobernador! 

 
La otra renovación 

Pasemos al campo adversario, territorio peronista, donde también existe un agrupamiento al que le llaman "la renovación”. Lo formaron hacia finales de la década del 80 dirigentes como Jorge Moreno o Fernando Jalil, a los que siguieron otros que permanecen en diversos estamentos del Gobierno. 

En este caso, con más años que sus pares radicales, echaron las bases para diferenciarse del saadismo y, más tarde, del barrionuevismo, aunque de ambos sectores supieron sacar ventajas, incluidas las bancas legislativas que supieron ostentar. 

¿En qué contribuyó esta renovación peronista a favor de los genuinos intereses de Catamarca? En nada. Apenas puede mostrar como hecho testimonial la intendencia 2011-2017 de Raúl Jalil, que se distinguió por sus propias acciones y no porque haya necesitado de una organización política que lo respaldara. 

Lo que sí hizo la renovación peronista fue actuar como herramienta electoral para asegurar prebendas a un cerrado grupo de dirigentes y, vía extorsiva, aparecer en cada acto electoral pidiendo para sí una equis cantidad de cargos legislativos, con los cuales nunca existió lealtad. 

Cuando gobernaban los radicales, la "renovación peronista” no mostró enjundia o compromiso con sus votantes. Por el contrario, fueron colaboracionistas y cuando regresó el peronismo al poder, volvieron a ponerle precio a cada ley que necesitaba la Casa de Gobierno. 

Mientras los aires renovadores en la provincia tuvieron estas características, en el país soplaron de manera diferente.  

Muchos podrán recordar, en este sentido, la formación del Movimiento de Renovación y Cambio, un clisé del alfonsinismo que dio notables figuras que nunca anduvieron a la caza de candidaturas. Esos pensaban y soñaban una Argentina librada de pasados tenebrosos. Y, con sus luchas, se fueron. No se quedaron. 

Tras la caída del peronismo en 1983, quién no recuerda esa especie de resurrección que propuso la renovación cafierista que, años más tarde, se prolongó en Menem y en el mismísimo Néstor Kirchner. 

Es cierto. Alguien con dos dedos de frente considerará fuera de toda escala los acontecimientos nacionales a los de la provincia. Pero el tema es que estamos hablando de la falta de renovación y eso es lo que ofrece Catamarca. 

En las diferentes categorías (de diputado nacional a concejal), a lo largo de los 100.000 kilómetros cuadrados de Catamarca, los lectores podrán observar en los próximos días cómo se conforman las listas de los partidos tradicionales que cierran esta noche. Y podrán apreciar que lo de la renovación es cáscara vacía. 

Tanto la radical, que tiene más de 25 años, como la peronista, que se acerca a los 30, fueron creadas como herramientas electorales para aprovecharse de los presupuestos estatales. Nada que ver con los más altos conceptos de la política. 
 

El Esquiú.com

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Comentarios

24/6/2017 | 21:38
#149006
Suena discriminador descalificar a alguien por su edad. Suena pedante creerse mas inteligente que el pueblo que vota. Suena corrupto despreciar al que no colabora con su fuente de ingreso y solo alabar a uno. Bancada jalil gobernador debería titularse la nota.
24/6/2017 | 17:44
#149005
Por empezar deberian cambiar el titulo al espacio desde la bancada periodistica por el de los periodistas bancados comparar y poner la renovacion peronista con la radical, se parece mas a los planteos del trokismo de que todo es lo mismo. En su afan de revolver el guiso se olvidan de que la renovacion peronista nunca se fue del PJ ni hizo de pata peronista de la UCR. Exigen nuevos nombres y aparece un Saadi como candidato? Muchachos para hablar de altos conceptos de la politica hay que empezar por la faz agonal y la arquitectonica, que son conceptos y no simple doxa, es decir opinion bancada.
24/6/2017 | 07:32
#149004
Siempre, los mismos poetas,los mismos cantores, los mismos politicos, las mismas mentiras, bronca 83, para el que piensa, de nuevo la gente tras de ellos, y despues? protestar las mentiras dichas. Quisiera que Gustavo le diga a los Catamarqueños que no nos quitaran 1800millones, y si sucede renunciara a la banca con honor de 1persona de bien o el sisteme democratico fenece, en nuestro pais no resulta el sistema. ABUELO Brizuela tamb. ests,incluido.

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