Si el Inpres, que cotidianamente informa sobre los movimientos sísmicos que se registran en Catamarca, pudiera medir el tembladeral desatado en el Frente Cívico y Social, seguramente marcaría varios puntos de magnitud. La idea de reunir a todos los sectores de la oposición detrás de la figura de Eduardo Brizuela del Moral generó un enorme malestar, descontento que no terminó con la presentación de dos listas -desoyendo la orden que llegó desde Buenos Aires- sino que se extiende por estas horas en una diáspora de dirigentes desencantados, que no están dispuestos a ser eternamente actores de reparto detrás del exgobernador. Miguel Vázquez Sastre, quien venía de realizar un importante trabajo con su nuevo sector Vanguardia, nucleando a un gran abanico de dirigentes de distintas vertientes y con grandes avales conseguidos en Capital Federal, donde llegó a reunirse con Ernesto Sanz, se sintió claramente ninguneado. Y el sentimiento es compartido con muchos otros sectores. Algunos lo declararon públicamente, otros pegaron el portazo y hubo también quienes se quedaron masticando bronca en silencio. Pero desde Raúl Giné hasta Ernesto Álvarez Morales, desde Juanita Fernández hasta Rubén Manzi, y desde Myrian Juárez a Hugo Melo, radicales de pura cepa y aliados de otras fuerzas manifestaron su hartazgo por la nula intención de renovar representaciones.

La oposición, según muchos de sus integrantes, asume así una conducta autodestructiva, porque le cierra las puertas a cualquier aspirante a crecer políticamente, desde una conducción que opera de modo inconsulto exclusivamente para autosostenerse. Tan lejos llega el malestar, que primerísimos actores de la oposición revelaron que la figura de Stella Maris Buenader, que viene de un espacio tan lejano como el F3P, terminó con el segundo lugar de las candidaturas nacionales luego de que tres mujeres -reconocidas y activas dirigentes del radicalismo y el PRO- rechazaran sucesivamente secundar a quien fuera dos veces gobernador y actual legislador nacional.

Tampoco todas son rosas en el oficialismo, donde se avecinan duras batallas entre pesos pesados. La diferencia es que las peleas están más contenidas, y se dirimirán aparentemente sin escándalos externos, dentro de las PASO. Distritos como Capayán, Paclín, Tinogasta, Antofagasta de la Sierra o Santa María prometen sacarse chispas, y seguramente varios quedarán heridos. Pero una clara ventaja es que las batallas se darán por las senadurías y concejalías. En los cargos nacionales y la lista de diputados se logró unificar criterios. Fue buena la recepción de la propuesta Gustavo Saadi-Silvana Ginocchio-Dante López Rodríguez hacia el Congreso de la Nación. Saadi viene perfilado desde hace tiempo como un funcionario clave de la gestión Corpacci. Joven y con experiencia legislativa, se puso al frente de un área conflictiva por naturaleza como el ministerio de Gobierno, y desde allí resolvió problemas propios y ajenos, llegando a ser requerido incluso para destrabar situaciones de otras áreas. Maneja el pulso político, se ganó la confianza de la Gobernadora, a quien acompañó a Buenos Aires en distintas gestiones que le valieron roces con los más altos funcionarios nacionales, y tiene también diálogo directo con los intendentes. Una gran proyección, que deberá ratificar en las urnas. Ginocchio es más que la esposa del intendente Raúl Jalil: docente universitaria, abogada con ascendencia en ámbitos académicos y de compromiso social probado, es especialista en Derecho Internacional privado y Derecho Laboral Social, formación importante para los debates que se vienen en el Congreso sobre la posible flexibilización laboral que tanto temen algunos sectores. Finalmente, López Rodríguez llega claramente como reconocimiento a su gestión en el IPV, que batió records históricos en construcción de viviendas y obtuvo además la aprobación de todos los controles nacionales por su transparencia: mérito que sin duda reconoció la jefa de Estado con su inclusión.

El escenario se completa con un desconcierto que raya el papelón: la lista de Somos Catamarca, que perdió su pata barrionuevista a segundos del cierre, se desmoronó en menos de 48 horas. El líder gastronómico retiró sus partidos y, ya sin plazos para intentar nuevas alianzas, las candidaturas nacionales se cayeron a pedazos. Sin su candidatura a diputado nacional, Fernando Jalil habría decidido ayer salir definitivamente del mapa electoral rumbo a las PASO, aunque recibía presiones para sostener una representación provincial y minimizar el impacto de la debacle. Mientras tanto, las tropas de Dalmacio Mera se desperdigaron a la velocidad de la luz, y esta crisis resultó ganancia pura para el gobierno, que recibió con los brazos abiertos a casi la mitad de los dirigentes que en 2015 se habían enrolado con Dalmacio.

RECUERDOS NO LEJANOS

Hoy nos remontamos un poco más atrás que lo habitual, pero sin dudas la ocasión lo amerita, ya que un 27 de junio asumió en Casa Rosada Ramón S. Castillo, el único catamarqueño que llegó a la Presidencia de la Nación. Castillo, nacido el 20 de noviembre de 1873 en Ancasti, era vicepresidente de Roberto Ortíz, uno de los pocos mandatarios del país que murió en pleno ejercicio del cargo, y fue así que asumió su lugar en 1942. Este político ancasteño duraría menos de un año en el cargo, ya que el 4 de junio de 1943 su gobierno fue derrocado. Casado con María Delia Luzuriaga, debe admitirse que Castillo integra en la historia el período conocido como Década Infame, etapa que comenzó con el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen y finalizó precisamente con la caída del catamarqueño. Fue un historiador, José Luis Torres, el que bautizó el período con ese término, y razones no le faltaron. Pero también es justo decir que Ramón Castillo aprovechó su momento presidencial para hacer múltiples obras para Catamarca, muchas de las cuales continúan en pie hasta nuestros días. A grandes rasgos, de su paso por el sillón de Rivadavia quedaron decisiones relevantes, entre ellas la reafirmación de la neutralidad argentina en la Segunda Guerra Mundial, la declaración de la Casa de Gobierno como Monumento Histórico Nacional, la creación de la Flota Mercante Nacional, la creación de la Estación Astrofísica del Observatorio de Córdoba, la intervención de la Provincia de Tucumán y la disolución del Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, ante denuncias de corrupción. Fueron sus ministros Miguel J. Culaciati (Interior), Enrique Ruíz Guiñazú (Relaciones Exteriores y Culto), Juan N. Tonazzi y luego Pedro Pablo Ramírez (Guerra), Mario Fincatti (Marina), Carlos Alberto Acevedo (Hacienda), Guillermo Rothe (Justicia e Instrucción Pública), Daniel Amadeo y Videla (Agricultura) y Salvador Oría (Obras Públicas).

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