El Secretario
miércoles, 28 de junio de 2017
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En rigor, en el último año y medio la actividad privada va de mal en peor. Además de la caída de puestos laborales en la construcción -uno de los principales motores económicos en la provincia- por la paralización de obras que contaban con financiamiento nacional, se intensificaron los problemas para el sector industrial -que en Catamarca representa el puñado de fábricas que resisten en El Pantanillo tras la caída del régimen promocional-, especialmente en el rubro textil. De hecho, semanas atrás la empresa Yersiplast, ubicada en avenida Belgrano, despidió a sus últimos obreros y puso fin a más de tres décadas de operaciones.
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Así las cosas, desde el Gobierno se vienen ensayando algunas estrategias como los incentivos a los emprendimientos de escala familiar para asegurar fuentes de ingreso genuino. Sin embargo, esto es claramente insuficiente y por ello el empleo público sigue siendo visto por muchos catamarqueños como una tabla de salvación. Ni hablar de los apetecidos cargos de funcionarios o legisladores, lo cual explica la pechadera que por estos días envuelve a los partidos.
3%
Satisfacción
3%
Esperanza
50%
Bronca
9%
Tristeza
3%
Incertidumbre
31%
Indiferencia