Lógica

viernes, 21 de julio de 2017 00:00
viernes, 21 de julio de 2017 00:00
Las estadísticas recabadas tanto por organismos oficiales como por medios de comunicación sobre el alarmante avance de la cantidad de siniestros viales fatales en lo que va del año han permitido sacar dos conclusiones, dependiendo del lugar que se ocupe en el espectro ideológico. 

Para los escolares tradicionales –la misma que asegura que hay tareas que no requieren una intervención directa de los actores sociales o servidores públicos sino una mera exhibición de los escenarios-, la responsabilidad viene a recaer en ausencia de controles por parte del Estado y sus ramificaciones pertinentes o la mala calidad de los mismos si es que alguna vez se hacen. 

Desde otra perspectiva de las circunstancias, las cifras en realidad muestran con claridad meridiana una realidad que había sido convenientemente ocultada con la remisión de responsabilidad hacia la falta de presencia estatal: que el problema, a contrapelo de lo que se ha intentado hacer creer, está del lado de la gente, de vastas generaciones de conductores que –para ser totalmente honestos consigo mismos- deberían admitir que en el fondo no tienen una idea demasiado sólida de seguridad vial y que lo único que nominan como "conducción” es hacer mover el auto esquivando los obstáculos para no herir a nadie.

Para una tercera posición, el problema viene dado por una peligrosa mixtura de las dos posiciones señaladas. Por un lado, que el Estado definitivamente no ha cumplido con su rol no tanto con los controles y demás maniobras de rigor, sino con la verificación empírica y comprobable de que se la ha entregado carnés de conducir a personas que realmente son aptas para el manejo.

Si los municipios tienen a su cargo estas tareas, ¿deben hacerse cargo por los accidentes protagonizados por personas a las que ellos mismos les dieron el visto bueno para subir a un coche con una licencia de conducir que no requirió mayor trámite que un par de billetes y la presencia con el documento más unos análisis firmados por un facultativo que ni siquiera se tomó el trabajo a auscultar al paciente, entre otras largas irregularidades?

Entre una pseudocultura de facilismo y el ventajismo del usuario o conductor –bien catamarqueño en algunos casos- y la falta de presencia del Estado en la etapa previa a la salida a la calle, resulta bastante lógico ver las estadísticas de fallecimientos por accidentes.

33%
Satisfacción
0%
Esperanza
66%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

Comentarios

21/7/2017 | 09:06
#149006
También es cierto que los trámites exigidos para sacar el carnet, son puramente burocráticos y no hacen a la excelencia en la toma de conciencia sobre la educación vial. Por ejemplo el hecho de que, si se vence el carnet y pasan mas de dos meses, se deba realizar nuevamente el curso teórico práctico. ¿Los conocimientos y aptitudes obtenidos en el curso, se pierden a los dos meses? ¿O al mes y medio? ¿O al año? TOTALMENTE ABSURDO. Y solo demuestra los fines lucrativos del sistema. Más aun si se tiene en cuenta, que en ningún lugar se pone en conocimiento sobre este vencimiento.-

Otras Noticias