Iconoclastas
miércoles, 26 de julio de 2017
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miércoles, 26 de julio de 2017
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Una de las hipocresías más notorias del último tiempo es el intento de aplicar una escisión quirúrgica en la identidad de las personas que cuentan con un cierto nivel de trascendencia y cuyas acciones son, quieran o no, materia de discusión pública en todos los niveles.
Los fundamentos de la aplicación de ese bisturí son variopintos y corren desde una adaptación un tanto chabacana del materialismo histórico hasta un liberalismo a ultranza que defiende las opciones individuales en una práctica mayoría de las circunstancias posibles.
Esa predisposición farisea adquiere ribetes enfáticos y preocupantes cuando intenta aplicarse a personas que no sólo se encuentran en el centro de la escena, sino que además forman parte de mundillos que, por su propia lógica, pueden prescindir sin culpas de la lógica y el sentido común.
Una de las noticias del día fue la decisión del club Boca Juniors de no avanzar con la renovación contractual de uno de sus jugadores, puesto bajo los focos por hechos literalmente delictivos y de distinta índole.
Como institución que pretende ser modelo, el club de la ribera se veía obligado a actuar como lo hizo. El caso es diferente: no se trata de una persona que alguna vez delinquió y que fue juzgado en el marco de las leyes vigentes, para luego iniciar un camino de reinserción. Casos, en Boca, hay más de uno.
Lo flagrante para esta situación es que algunos de los hechos delictivos mencionados se habrían producido mientras jugaba en el club.
Un siniestro vial del que se fugó para eludir responsabilidades, denuncias de su expareja por hechos de violencia de género, una indirecta incitación en redes sociales posando con un arma –aunque de juguete, valga la aclaración- son algunos de los episodios de una polémica con final asegurado.
Los clubes buscan nuclear a la juventud y ofrecer modelos para desempeñarse en comunidad sanamente. Cuando un joven se forma en un club, también asume una responsabilidad de cara a la comunidad que lo integra.
Romper ese compromiso no es gratuito. Dejar pasar circunstancias de este tipo desemboca en idolatrías que sólo pueden ser interpeladas desde una postura iconoclasta, o por lo menos eso dicen los servidores. Maradona es un claro ejemplo.
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Comentarios
El Loco de la Antena
26/7/2017 | 19:07
#149006
María
26/7/2017 | 08:30
#149005