Apuntes del Secretario

domingo, 13 de agosto de 2017 00:00
domingo, 13 de agosto de 2017 00:00
La Justicia de Catamarca tiene su particular forma de tratar las causas que puedan tener algún condimento político-administrativo, sea éste pequeño o muy importante. Ahora, después de 13 años, se apresta a iniciar el debate oral y público por lo que, a mediados de 2004, se dio en llamar el megafraude al Estado por un convenio, brutalmente trucho, entre el ministerio de Desarrollo Social y dos fundaciones que, por el dictado de cursos francamente forzados (algunos casos no llegaron ni siquiera a materializarse), se llevaron a sus arcas la friolera de casi cinco millones de pesos. El juicio, si no surge ninguna presentación en contrario, se iniciaría el miércoles y su realización podría demandar varios meses. En el banquillo, entre muchos otros, habrán de sentarse los principales acusados, esto es, los exfuncionarios Pablo Córdoba Molas y Ariel Regina. Más allá de las conclusiones a las que arribe el tribunal que conformarán los jueces Fernando Esteban, Carlos Roselló y Fabricio Gershani Quesada, nos vemos en la obligación de repetir aquello de "justicia tardía, no es justicia” y nadie juega una sortija en pensar que habrá un verdadero deslinde de responsabilidades. Por empezar, entre los imputados, no están los cerebros de una maniobra claramente dolosa y que, en 13 años, nadie supo dilucidar.
Fernando Esteban

Este caso, que fue noticia bomba en su momento, bien se lo puede comparar con el famoso affaire de Educación. Ocurrió en los años 90 y llegó a juicio, ¡vaya casualidad!, después de 13 años. Si bien hubo condenas, las pruebas y algunos testigos clave (algunos habían muerto) fueron borradas por el paso del tiempo, y luego del debate quedó flotando una evidente sensación de impunidad. Pero si estos dos casos se disputan el liderazgo en materia de morosidad judicial, uno mucho más grave ya es récord absoluto. Se trata de las famosas compras directas, un negociado político-electoral que data de 2003 y que puede ser mostrado como un ejemplo de vergüenza judicial, en la que se aplicó todo un sistema de zigzagueos para anestesiar la causa. ¡Van ya 14 años y todavía la sociedad espera saber cómo fue esta historia!

Mañana, en dependencias del Juzgado Criminal de Segunda Nominación, está prevista una audiencia de conciliación por la querella por injurias que, contra el exdiputado provincial Pablo Ernesto Sánchez, le iniciare el propietario de El Ancasti, Silvestre Zitelli. La controversia se inició por ofensivos comentarios del diario contra el extinto Armando "Bombón” Mercado, los cuales fueron respondidos por Sánchez en El Esquiú.com. Le adjudicó responsabilidades editoriales a Zitelli que, si es el dueño, indudablemente las tiene, y consideró miserable su posición por hablar de alguien fallecido y que, por lo tanto, no podía defenderse. Estas acotaciones, que fueron refrendadas durante reportajes de radios locales, generaron cartas documento que ahora se prolongan en una querella por injurias, muy parecida a las que el mismo Zitrelli iniciara tiempo atrás contra el periodista Fredy Kunz o el exgobernadorSaadi quien, durante un entrevero político público, lo trató despectivamente y hasta utilizó un apodo con tintes discriminatorios.
Pablo Sánchez

La causa contra Saadi, sin dudas, se inscribe dentro de la política y, quizá por eso, duerme el sueño de los justos. Es que la jurisprudencia argentina tiene demasiados antecedentes sobre acusaciones entre políticos, las que terminan en la nada por tratarse de personas públicas. Saadi y Zitelli lo fueron y lo son. Participaron activamente de la política y resulta demasiado caprichoso que se molesten por ataques públicos de terceros o que puedan darse entre ellos. En el caso de Pablo Sánchez, la cosa es bien parecida, por no decir igual. Ambos son políticos y están poco menos que obligados a bancarse hasta las peores diatribas. Muy distinto es el caso de particulares. Zitelli no lo es. Por último, llama la atención que la acción sea por calumnias, una figura que ha desaparecido del código penal, lo que podría dar lugar a alguna revisión, al igual que detalles formales de la presentación. En cuanto a una eventual conciliación, allegados a Sánchez dejaron trascender que puede haber fumata si se acepta que los dichos, supuestamente ofensivos, se anotan en el marco de la actividad política.
Silvestre Zitelli

"Capayán + Federal + Ancasti= Zitelli”. Es el título de una nota aparecida en un diario digital del medio, que refuerza un comentario de este secretario referido a una eventual venta a futuro de El Ancasti. Dice el escrito que "solapadamente siguen apareciendo indicios de que el diario está en proceso de transferencia a nuevos dueños. Uno de ellos fue la publicación del edicto de fusión entre la Editorial Capayán, su par Federal y la Red Ancasti. Capayán, como se sabe, es la editora del diario papel; Federal es la imprenta donde se imprime, al igual que la revista dominical Express, y Red Ancasti administra, entre otros negocios, el funcionamiento de la radio del grupo Zitelli, que hasta que se conociera esta noticia prefería "poner los huevos en diferentes canastas”. El artículo sigue así: "Sinuosamente, la novedad no apareció en El Ancasti, ni siquiera en los diarios de mayor tiraje, como Clarín o La Nación, o en los medios especializados en informaciones comerciales, de negocios y/o bursátiles como Ámbito Financiero o el Cronista Comercial, sino en Página 12, que hace mucho tiempo no llega y, obviamente, no se lee en Catamarca. Fue como para cumplir, apenas, con las exigencias de rigor que ordena la legislación sobre sociedades comerciales”.
El Ancasti 

La publicación en Página 12 alude formalmente a la fusión de las mencionadas marcas "zitellianas”, ahora absorbidas por Capayán, a modo de "paquete” y blanqueo de activos, para un eventual traspaso a los futuros propietarios, en una transacción de por lo menos 30 millones de pesos, computando solamente las cifras de patrimonio neto de las fusionadas. Los tiempos por venir podrán ratificar o no, estos propósitos, aunque –claro- resulta al menos singular la transacción interna de este grupo, cuando su propietario, Silvestre Zitelli, incluso responsable de este aviso comercial, acostumbraba metódicamente a la dispersión de sus emprendimientos. Ahora bien, hay que aclarar que no se trata de una venta cualquiera. Aparte de los medios periodísticos, la idea del propietario es acoplar al Hotel Ancasti, un monstruo de los años 50 que estaría arrojando sostenidas pérdidas. Esta podría ser una traba para refrendar el negocio.

A modo de probar las decisiones empresariales tomadas hasta aquí por el Grupo Zitelli, damos a conocer la primera parte del aviso publicado en Página 12 y que seguramente nadie leyó en Catamarca. Dice así: "Editorial Capayán SA, Editorial Federal SA y Red Ancasti SRL/fusión por absorción. A los fines dispuestos por el artículo 83 de la Ley de Sociedades Comerciales, por disposición del Registro Público de Comercio, se comunica por tres días que EDITORIAL CAPAYÁN SA, EDITORIAL FEDERAL SA y RED ANCASTI SRL han suscripto un Compromiso Previo de Fusión con fecha 02 de diciembre de 2016, mediante el cual acordaron que EDITORIAL CAPAYÁN SA incorpore, por absorción, a  EDITORIAL FEDERAL SA y RED ANCASTI SRL, las cuales procederán a disolverse, sin liquidarse, en los términos del artículo 83 de la Ley de Sociedades Comerciales Nro. 19.550 y sus reformas, y de los artículos 77 y siguientes de la Ley de Impuestos a las Ganancias Nro. 20.628 y sus modificaciones”.
 

RECUERDOS NO LEJANOS.
 
Como lo hacemos todos los domingo, martes y jueves, el final de los "Apuntes” incluye la memoración de hechos ocurridos hace 25 años.

El 13 de agosto, como hoy, pero del año 1992, el flamante senador de la Capital, Raúl "Rulo” Blas Bosch (Frente Cívico y Social), se entrevistaba con el exgobernador Arnoldo Castillo y, para la época, proponía una revolucionaria modificación del microcentro de la ciudad.
 
El tema, previamente, había sido conversado con autoridades eclesiásticas, encabezadas por el extinto Elmer Osmar Ramón Miani, y se convirtió, en definitiva, en lo que hoy se conoce como el Paseo de la Fe, el solar que permite las mayores concentraciones religiosas frente a la Catedral Basílica, aunque también se lo utiliza para recitales y otro tipo de espectáculos públicos.
 
La idea fue bien acogida por don Arnoldo Castillo y así, por iniciativa de un político que nació en las entrañas del peronismo y terminó asociado al radicalismo, tenemos este Paseo que obligó a producir modificaciones en el tránsito.
 
La calle República, que hace 25 años tenía sentido de circulación oeste-este, como su paralela Esquiú, cambió por este-oeste.
 
Lo mismo pasó con la céntrica calle San Martín, que tomó el mismo sentido que Chacabuco, esto es, oeste-este. 
Elmer Miani
 
 
El Esquiú.com
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Satisfacción
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Esperanza
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Bronca
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Tristeza
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Incertidumbre
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Indiferencia

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