Llamado de atención
Un detalle oportunamente señalado por uno de los representantes del Ministerio Público Fiscal en el marco de un debate oral y público que tiene como sindicado principal a un oficial de Policía, vino a encender varias luces de alarma para las autoridades de la principal fuerza de seguridad de la provincia.
Lo que se ventiló en este juicio son las declaraciones de integrantes de la Policía de la provincia que aseguran no tener conocimientos acabados y probados del funcionamiento de un arma de fuego característica de la fuerza en la mayoría de sus procedimientos, la escopeta popularmente conocida como itaca.
Dos interpretaciones vinieron a formarse cuando se escucharon las palabras coincidentes de todos los involucrados en un procedimiento -hasta el momento irregular según se desprende del hecho ahora ratificado de que el oficial de servicio no sabía del operativo- que terminó con la vida de una persona que era buscada porque presuntamente había cometido un delito contra la propiedad en una vivienda de la cabecera departamental de Andalgalá.
Similares por su gravedad, la primera da cuenta de que hay efectivos policiales que salen de la academia sin tener la más pálida idea de cómo empuñar un arma o los procedimientos de seguridad de la misma, a pesar de que una vez terminado su curso alegremente se les entrega una 9 milímetros reglamentaria con la que van a todas partes. Un peligro que puede verse acendrado por la falta de idoneidad psicológica de algunos de los egresados de la escuela de Cadetes.
La segunda –una mera hipótesis que puede ser, o no, materia de investigación judicial- es que todos los integrantes del procedimiento hayan tomado la decisión deliberada y consensuada de lavarse las manos alegando un total desconocimiento del uso de armas para directamente quedar excluidos de cualquier acusación posterior.
Dato que podría jugarles de revés si se tiene en cuenta que la primera hipótesis primaria es un disparo accidental.
Así las cosas, este debate significa un luminoso llamado de atención para quienes tienen a su cargo la generación de políticas públicas de seguridad y la formación de nuevos agentes del orden.
Sacar más cadetes engrosando la lista de oficiales en la calle es algo radicalmente distinto a contar con oficiales de calidad que, aunque sean menos, sepan qué tienen atado a la cintura y para qué sirve.