Ley y persecución

viernes, 12 de enero de 2018 00:00
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El súbito e inédito accionar de la Justicia Federal para empezar a investigar a los capitostes del sindicalismo nacional tiene pocos precedentes y lógicamente ha despertado más de una sospecha perspicaz a la hora de analizar la intencionalidad no sólo de los magistrados, sino también de los presuntos marioneteros que mueven los hilos para trazar el círculo que pretenden cerrar sobre un estrato social que desde hace tiempo se sabía poblado por hechos de corrupción mayúsculos e inextricables. 

Dos verdades, una más penosa que la otra, asoman por detrás de todo el escenario como una suerte de certeza revelada para los que se posan en las sillas de espectador: la primera es que resulta del todo evidente que había razones varias, jugosas y hasta ahora no explotadas para que varios líderes gremiales cayeran en manos de los investigadores federales y empiecen a responder por una vasta lista de tropelías que, a pesar de todo, todavía esperan una formulación más cristalina de cara a la sociedad argentina. 

La decadencia de los sindicatos -antaño poderosos elementos de presión y disuasión para que el poder se pusiera en línea para cumplir con los derechos laborales que el mismo foguea aunque sea en tono de demagogia- ya ha dejado de ser una novedad.

Lo inédito en este caso es encontrar jueces con los pantalones puestos o con la venia de otro sector de igual poder.

Ni siquiera el mayor referente sindical de los últimos 12 años de kirchnerismo -Hugo Moyano- ha logrado ponerse a tono para convocar a paros generales como los supieron convocar sus predecesores en circunstancias similares.

No deja siquiera una herencia certera, pues el más prometedor de sus pupilos todavía intenta deslindarse de la marca de una modelo y actriz para intentar poner su discurso en línea. 

Todo el aparato judicial dispuesto a perseguir a ciertos sindicalistas corruptos ya empieza a tener un aire preclaro de persecución.

La segunda verdad entonces es que hay una ostensible intención oficial que, lamentablemente, se ha encontrado con varias, jugosas y hasta ahora no explotadas razones para hacerlo en el marco de la ley.
 

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Comentarios

12/1/2018 | 08:27
#149006
Lo primero es,lo primero en la lógica: los corruptos son humanos; los corruptos no son todos los humanos; algunos humanos son corruptos. Porque no puede decirse que hay un AXIOMA SOBRE LOS GREMIALISTAS . TODOS LOS GREMIALISTAS SON CORRUPTOS. Y eso es lo que aclaró Luis Barrionuevo en televisión con TN. ¿ Qué es un Secretario Gremial? Alguien electo por sus compañeros y que dirige un gremio. ¿ Cobran por ello? Si, pero SE LO DEBE PAGAR EL GREMIO. Funciona como un GERENTE o CEO o JEFE DE LA OFICINA EJECUTIVA. SI. ¿ Cobra como un CEO? En los gremios grandes, se supone que si. ¿Los abogados de Catamarca tienen un CEO? Si, el Presidente del Colegio de Abogados. ¿ Cobra? NO. ¿ Los médicos tienen un CEO? Si, el Presidente del Círculo Médico . ¿Cobra? SI Y COBRA TODA LA COMISIÓN DIRECTIVA . ¿Ah? Si, COBRAN TODOS. No se puede GENERALIZAR. ESO DIJO BARRIONUEVO.
12/1/2018 | 08:17
#149005
Pareciera una lamentable realidad, ver como el redactor de la nota, pretenda que la sociedad defienda a estos DELINCUENTES, por el solo hecho de tener el cartel de defensores de los trabajadores. ¿Persecución? Y si fuera así, BIENVENIDA SEA LA PERSECUCIÓN.

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