Mientras tanto
La buena onda y los gestos de mutuo entendimiento entre el oficialismo provincial encabezado por la gobernadora Corpacci y el gobierno nacional del presidente Macri fueron apenas perturbados por el público reclamo de la senadora Inés Blas de Zamora quien señaló, una vez más, el histórico déficit de vuelos a Catamarca.
Usando un argumento frecuente en otra etapa política de la provincia, la legisladora denunció una supuesta “discriminación” por parte de nación.
Fue en un nota enviada a una gerenta de Aerolíneas Argentinas en la que se quejó por los problemas de prestación de la única empresa que cubre el servicio aéreo entre la capital provincial y la ciudad de Buenos Aires.
A propósito de un informe que destacaba un supuesto aumento en las frecuencias a lo largo del año que pasó, la senadora remarcó que “siento y vivo cotidianamente el maltrato hacia mi provincia y los ciudadanos que vuelan en Aerolíneas. Ello se tradujo en cancelación reiterada de vuelos (no solo por falta de equipamiento). Muchas veces lo hicieron por falta de tripulación o porque derivaron nuestro avión a otros destinos, para ustedes quizá más redituables, aviones de más antigüedad -notorio y a la vista-, y además con fallas, como falta de funcionamiento del aire acondicionado”.
Si hasta acá la aerolínea de bandera había promocionado la incorporación de un segundo vuelo a su oferta catamarqueña, Blas de Zamora relativizó esa acción recordando que “desde el mes de julio nuestro vuelo nocturno, que se suponía propio y directo a Catamarca, fue compartido de manera recurrente con La Rioja, hasta llegar a esta última instancia de dejarnos con un solo vuelo porque se necesita reforzar los destinos más populares en época estival”.
Razonablemente, Aerolíneas puede reprogramar su servicio de acuerdo a la demanda, pero no a costa -como señala Blas- de afectar una prestación que, en el caso de Catamarca, es esencial.
En momentos en que se habla de mejorar el aeropuerto y dar cabida a las empresas low cost, las gestiones deberían reorientarse -en razón del buen clima con nación- para lograr, al menos, superar mínimamente la precariedad estructural que esta prestación tiene desde siempre.