Aunque faltan más de cuatro meses, el área de Cultura de la provincia ya comenzó a preparar la celebración del próximo Carnaval, que en 2019 caerá en los primeros días de marzo. Para ello hizo una convocatoria a todas las agrupaciones que deseen participar de un evento que propone ser uno de los más importantes de los últimos años.

Paralelamente, la agrupación “Batucata”, con el apoyo de organismos del Gobierno, a comienzos de noviembre realizará un inédito encuentro de batucadas, murgas y comparsas. Durante toda una jornada habrá distintas actividades: un censo sobre los que realizan esta modalidad de arte público en Catamarca, intercambio de experiencias, concurso con premios y varios talleres para perfeccionarse: cómo armar una carroza, maquillaje artístico, danzas, percusión y otras temáticas que permitan brindar el mejor espectáculo.

Estos festejos serían inexplicables sin la decisión política, ocho años atrás, de restituir los feriados que habían sido suspendidos por la dictadura a comienzos de uno de los periodos más oscuros de la historia nacional.

Aunque desde el retorno democrático las expresiones carnavalescas nunca dejaron de llevarse a cabo, especialmente en lugares con larga tradición como Gualeguaychú, Paso de los Libres o en la misma ciudad de Buenos Aires, la centralidad que se le otorgó en el calendario oficial sumado a apoyos presupuestarios específicos, permitió un resurgir de las festividades en honor al Dios Momo.

El Carnaval es, al menos en Argentina, símbolo de una celebración que es parte de la identidad y de la historia de varias generaciones. Representa como ninguna otra la alegría, la exuberancia, el color, el despliegue de los cuerpos. También la libertad y el culto a los vínculos que nos religan como comunidad.

Es probable que por eso los militares que asaltaron por última vez el poder decidieron que esas expresiones eran “peligrosas” y, por lo tanto, sin cabida dentro de su siniestro proyecto.

Afortunadamente, el espíritu del Carnaval vuelve a estar presente, aun cuando falte para que se despliegue, para mitigar, aunque sea brevemente, las tristezas de esta dura coyuntura.