Las últimas asunciones en el Gobierno provincial ratificaron una visión de la gobernadora Lucía Corpacci que se sostiene desde hace tiempo, aunque suele pasar desapercibida, porque casi todos los análisis se concentran en los vericuetos de la inmediatez de la gestión y las demandas que se renuevan cotidianamente.

Pero si se contemplan los más de seis años que lleva al frente del Poder Ejecutivo, se advertirá que la jefa de Estado hace una fuerte apuesta por la juventud a la hora de integrar sus equipos de trabajo, ubicándolos en cargos relevantes con tareas de gran importancia.
Es un rasgo que también se pudo observar a la hora de definir candidaturas, tanto en bancas legislativas nacionales y provinciales como en cargos para los concejos deliberantes.

Pablo Gallardo, Juan Rosales, Enzo Carrizo, Eduardo Menecier, Gustavo Saadi, Sebastián Véliz, Raúl Barot, Daniel Lavatelli, Juan Denett, son algunos de los muchos nombres que pueden citarse para verificar que no se trata de una casualidad, sino de una apuesta por la juventud que tiene pocos precedentes a ese nivel.

Modificar la clásica definición que sugería que “los jóvenes son el futuro”, para considerar que también son el presente, es una tarea más fácil de aprobar que de poner en práctica; de manera que merece ser valorada.
Representa también una gran responsabilidad para quienes asumen esos espacios, ya que deben demostrar que están a la altura de las circunstancias, y quizás vencer los prejuicios de quienes en ocasiones los descalifican prematuramente, casi por acto reflejo, por su edad.

Habrá teorías a favor y en contra de conceder protagonismo real a los jóvenes, pero es todo un gesto brindar esa oportunidad.
El tiempo permitirá luego determinar cuántas experiencias resultaron favorables, aunque quedará ya un precedente que cambiará para siempre la postura que existía hasta aquí.