¿Es la única opción?
Casi 2.000 motocicletas -1.976, según el parte oficial- serán destruidas en los próximos días por la Municipalidad de la Capital
Son vehículos que fueron secuestrados por infracciones en algún momento y no fueron retiradas por distintas razones, por lo que permanecieron en el Corralón Municipal hasta que se agotaron los plazos para cualquier otro trámite, por lo que serán compactadas.
Casi dos mil vehículos reducidos a chatarra.
Algunas de estas motos circulaban en 2016, de manera que no se trata de piezas antiquísimas ni mucho menos. En todo caso muestran el deterioro y los daños propios del abandono.
Se sabe que esta clase de rodados son muy difíciles de volver a comercializar, ya que implicaría sortear múltiples escollos legales por cuestiones de titularidad. Sin embargo, no deja de generar cierta inquietud ver que se destruyen, sin más, elementos que tienen un costo, que fueron producidos y comprados con esfuerzo.
¿Es la única opción? ¿Es la mejor opción?
En distintos puntos del país se presentaron en los últimos años varios proyectos tendientes a evitar esta práctica y buscar un destino más productivo para los vehículos que son compactados.
Se propuso, entre otras cosas, darlos en comodato a docentes rurales, reciclarlos, vender las piezas útiles para recaudar fondos con fines benéficos, cederlas para prácticas a escuelas técnicas o reconvertirlas aprovechando sus materiales en otro tipo de maquinaria.
En Entre Ríos hasta se propuso ceder las motos secuestradas y no recuperadas por sus dueños para bomberos voluntarios y empleados de Salud, ya que la compactación supone, además, una enorme pérdida económica.
No estaría mal, como mínimo, contemplar alguna posibilidad más creativa.