Awkas
La conformación del equipo de rugby Awkas, integrado por internos del Servicio Penitenciario, está dando forma a una experiencia sin antecedentes en la provincia, que tuvo su momento cúlmine -hasta aquí- con la salida del último fin de semana para disputar un encuentro en la ciudad Capital.
Con un amplio operativo de seguridad, se logró que los internos que participan en Awkas salieran del penal para jugar. Todo se desarrolló sin incidentes: se enfrentaron con Catamarca Rugby y volvieron a la cárcel.
Lo ocurrido el sábado generó toda clase de comentarios, que van desde el pleno apoyo hasta los más hostiles cuestionamientos, estos últimos vinculados con los gastos que se generan y la interpretación de que deberían dedicarse esfuerzos de ese tipo a sectores de la sociedad que tuvieron otra clase de comportamiento, y no a convictos.
Es una mirada hija a veces de prejuicios y rencores, y otras de enconos justificados por alguna experiencia personal de quienes fueron víctimas de delitos.
Como sea, las leyes argentinas apuntan a la rehabilitación de los reclusos.
El encierro tiene por objetivo devolver a la sociedad personas mejores que las que llegan con un castigo por cumplir.
Es una segunda oportunidad, y es humano concederla. En el inconsciente colectivo está instalado que en las cárceles los presos “salen peor de lo que entran”, que hasta el menos avisado se corrompe y que su estadía allí es casi una academia de la delincuencia.
Aquí se intenta ofrecer otro camino, y es indudablemente mejor.
Es positivo avanzar, y también que los internos asuman la responsabilidad que les toca para sacar provecho de esta apertura, y demostrar que la merecen.