Apuntes del Secretario

martes, 20 de marzo de 2018 00:00
martes, 20 de marzo de 2018 00:00

Cuando el debate gira alrededor de especulaciones e insinceridades, es posible que se obtengan resultados magros como los alcanzados por la convención radical, la que se fue preparando en el tiempo para llegar a un final prácticamente sin sobresaltos. Así es. Primero, en diciembre, se la suspendió y en medio de los efluvios estivales, se programó la cumbre de Andalgalá (24-2-2018), en la que el oficialismo partidario que encabeza el abogado y diputado Luis Lobo Vergara proclamó consignas de unidad, entendimiento, fraternidad, oposición seria contra el gobierno y paralelamente, se realzaron figuras de importancia del pasado, presente y futuro. Algunas podían, con su sabiduría, ayudar y las otras enfrentar los compromisos electorales por venir. Después, como para terminar de aflojar las tensiones, los intendentes radicales se congregaron en Tapso (El Alto) y allí acordaron políticas comunes para defender las autonomías municipales y en lo posible, tratar de convencer al macrismo de que es posible establecer “el cambio” en una provincia peronista y con raíces kirchneristas. De esta forma se llegó al sábado 17 en la que el oficialismo iba a terminar de marcar la cancha e imponer criterios que se conocen desde hace más de 30 años. En ese sentido, no se avanzó.

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Que hubo discusiones, hubo discusiones. Que rozaron el escándalo, rozaron el escándalo. Que hubo expulsiones absurdas, las hubo. Que algunas fueron justificadas, lo fueron. Que abundaron cargos y chicanas, abundaron. Todo esto nada tiene que ver con la unidad, la confraternidad y algún proyecto de gobierno que cambie al que, con la misma cantinela, los radicales critican sin demasiada consistencia. De fondo, la mayoría oficialista logró su objetivo de máxima. Esto es superar la convención “sin puteadas y sillazos” e imponer las condiciones formales para la interna de autoridades partidarias que, de antemano, estaba programada para el domingo 3 de junio. El punto principal, en este sentido, era conformar la Junta Electoral “a medida de los sectores que dominan la UCR”, lo cual revela que nadie quiere ceder nada y que la oposición interna no deberá esperar “pasos al costado” ni “aportes de experiencia y sabiduría” como los que, en Andalgalá, pidió el exdiputado “Chichí” Sosa. Los gerontes “rojiblancos” quieren seguir escribiendo la historia, aunque sólo sea para los amigos y familiares, por lo que los opositores deberán ganar “sí o sí” en las urnas si sueñan con un futuro diferente. Gratis, ni la hora.

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La diputada Paola Bazán, que se diferencia nítidamente de los actuales conductores, fue la que mejor resumió la deliberación de hace 72 horas al afirmar que “la convención hizo análisis del gobierno provincial y no de lo partidario”. Para ella no está bueno que se analice la marcha de un gobierno ajeno, al que se alude todos los días, en un cónclave ordenado por la carta orgánica para analizar la situación del partido. Por ejemplo, poco y nada se habló de las “reelecciones eternas”, una verdadera rémora de las democracias argentinas y apenas pudo “cobrar”, antes los cargos de un convencional, uno de los beneficiarios privilegiados de estas prácticas: Víctor Hugo Luna. Era inevitable que alguien le refregara canonjías que harían poner colorado hasta al más desvergonzado. Con “El gato” fracasaron. Pero hubo más, como la falta de reconocimiento o el criterio selectivo para expulsar afiliados.

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Sobre las “condiciones formales”, poco se entiende el desprecio que a la hora de elegir la Junta Electoral se tuvo por alguien –o en todo caso, su sector “morado”- como el médico Roberto Gómez que, en agosto de 2017, se llevó el 40% de las adhesiones en la primaria con Brizuela del Moral. Se podrá argüir que aquella fue una elección por un cargo electivo de diputado nacional y no partidario. Los que resuelven de esta manera deberían saber que esto es política, mucho más si pretenden unidad y acompañamiento, como pregonan por los medios. Con las expulsiones también hubo absoluta falta de criterio. Nadie comprendió que con ignorar a los supuestos traidores se logra el mismo objetivo. Esto valdría para el intendente Olveira y dos concejales de Los Altos que, habiendo llegado al poder jurisdiccional por la UCR, se cambiaron de bando e integraron las listas del Frente para la Victoria. Lo de Ginocchio, en cambio, raya con el absurdo. Pudo ser afiliada, pero al momento de aceptar una candidatura nacional por otro frente electoral no tenía militancia ni compromiso. ¿O los afiliados, que no participan de la vida interna del partido desde hace décadas, están obligados a sostener conductas que no observan sus principales dirigentes, la mayoría de ellos vitalicios y nepóticos? Sobre estas curiosas decisiones, nos queda una pregunta: ¿por qué no se expulsó a la diputada Analía Brizuela que, hace dos años, votó con el oficialismo el aumento del número de miembros de la Corte a lo que, férreamente, se oponía la UCR? ¿Cómo es esta historia de hijos y entenados que viene de 1988 cuando se expulsó a seis diputados que votaron la necesidad de la reforma?

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El peronismo lugareño pone huevos en todas las canastas y de esta manera, expuso las presencias de cuatro dirigentes importantes como Isauro Molina (diputado provincial), Edgardo Macedo (secretario general de la Gobernación), Ramón Figueroa Castellanos (ministro de Salud) y  Solá Jais (senador de Belén y virtual vicegobernador) en la reunión que, en San Luis, convocó Alberto Rodríguez Saá y que dio en llamarse “hay 19”. Se trata de encuentros preparatorios para realizar un gran frente con vistas al próximo año, cuando se renuevan autoridades nacionales. Para muchos, hay avances importantes en torno a la unidad -¿o será un frente antimacri?- o algo parecido a ella, ya que se descuenta que algunos díscolos directamente no se alinearán.

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Aunque no lo digan abiertamente, dentro de los límites de Catamarca también los peronistas preparan sus armas con vista a las próximas batallas electorales. No se sabe, pero en pocos meses puede haber claridad en torno a la candidatura principal que, como postulantes, tendría a los peronistas a Raúl Jalil o Lucía Corpacci, aunque nadie descarta al menos una alternativa a ellos. El sector que se conoce como “renovación peronista fenicia”, para la oferta electoral propondría, entre otros, a Fernando Jalil y Jorge Moreno, quienes completan su mandato y al menos por las redes sociales ya se promocionan para el febril 2019. Se dice en los mentideros legislativos que el primero trataría de capturar la intendencia que dejará libre su hermano Raúl y que el actual senador de la Capital iría en busca de su viejo sueño: ser diputado nacional. ¿Podrán llegar a tantas alturas?

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José Luis Barrionuevo, un hombre de reconocida fortuna y poder político innegable, no se priva de nada. A sus célebres tertulias gremiales del verano marplatense le suma en marzo sus fiestas de cumpleaños. El jueves pasado, con la presencia de más de 300 comensales, entre los que se destacaron Enrique “Coti” Nosiglia, Julio Bárbaro o el exembajador, Archivaldo Lanús, festejó sus 76 años de vida en un reconocido local del barrio Norte porteño. El sábado, como para completar una semana “a puras delicias” gastronómicas, reunió a sus amigos de Catamarca, entre los que se anotaron el ministro de Gobierno, Marcelo Rivera y el diputado provincial Juan Carlos Rojas. Obviamente, hablaron de política y de las elecciones que vienen de las que, aunque diga y recontra diga que sí, Barrionuevo no participará. Su familia, a los 76 “pirulos”, lo quiere tranquilo y cerca del hogar, no a 1.100 kilómetros de distancia.

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Durante el fin  de semana, como lo informamos en exclusivo, falleció en Catamarca don Hugo Ernesto Quevedo, un exfutbolista y reconocido agente de Vialidad Nacional, organismo en el que terminó jubilándose. Lo relacionamos, para una mejor referencia de los lectores, con dos de sus hermanos: Luis Alberto y Pedro Nolasco. También fueron futbolistas, especialmente el primero (“Tucumano” o “Negro”), considerado por muchos como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos a nivel local. En su caso, falleció hace más de una década. Pedro, que fue concejal peronista de la Capital desde 1987 hasta las Intervenciones Federal y Municipal (abril y junio de 1991), todavía actúa en política y vive, con su familia, en Piedra Blanca (FME). Pedimos las disculpas del caso por haber consignado, erróneamente, su fallecimiento, lo que sí vale para Luis y Hugo. Todo fue por el involuntario agregado de una “s”.

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RECUERDOS NO LEJANOS. Como lo hacemos cada martes, incluimos los hechos del pasado en este último bloque. La reciente reforma previsional, que quitó derechos a los jubilados (los van a sentir precisamente en este mes de marzo cuando les toque pasar por las ventanillas de pago bancario) y provocó en el mes de diciembre escandalosas sesiones del Congreso, siempre fue un tema que pretendieron llevar adelante los gobiernos de corte liberal. De esta manera, en los primeros meses de 1993, el ministro de Trabajo de la Nación, Enrique Rodríguez, anunciaba el inminente tratamiento de la reforma que, como ahora, estaba destinada a restar valor a los salarios pasivos. El alto funcionario menemista decía lo siguiente: “El actual sistema de jubilación está muerto”. La iniciativa, a diferencia de los tiempos de Mauricio Macri, no iba a poder avanzar por la acción decidida de los sindicalistas, encabezada por un Hugo Moyano con 25 años menos que ahora. En Catamarca, cabe destacarlo, el déficit del Instituto Provincial de Previsión Social (IPPS) ascendía entonces a la friolera de tres millones de pesos de la época. O sea 3 millones de dólares. Este dato, claramente, era el preanuncio de lo que ocurriría tiempo más adelante con nuestra caja de jubilaciones, que terminaría desapareciendo.

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