El legado de Pizzurno

martes, 20 de marzo de 2018 00:00
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Difícilmente se hable hoy en las escuelas de Pablo Pizzurno, de quien se cumple un nuevo aniversario de su fallecimiento, pero sin dudas su figura fue un auténtico pilar de la educación en el país. Pizzurno, que falleció en 1940, fue en realidad la persona que elaboró los cimientos del sistema nacional de educación primaria.
Tenía una vocación profunda por enseñar y a ella dedicó su vida entera, pero no se limitó a ir de escuela en escuela para brindar conocimientos a sus alumnos, sino que al mismo tiempo creó una cátedra de pedagogía, dictó conferencias y escribió sobre cada detalle que percibía o vislumbraba, convirtiéndose en un erudito y referente de la materia hasta la actualidad. Estudió las técnicas que se empleaban en Europa y fundó una publicación llamada La Nueva Escuela, donde planteaba la necesidad de reformar y actualizar los métodos de enseñanza.
Se convirtió en inspector de escuelas, sin dejar la docencia y en los albores de 1900 presentó su famoso Informe Pizzurno en el ministerio de Instrucción Pública. En ese trabajo detalló la historia de todos los planes y métodos de estudio aplicados en el país, para proponer una gran reforma integral. Tan bueno fue su trabajo que durante las siguientes tres décadas prestaría servicios en el Ministerio, simultáneamente con sus carreras de inspector y docente, que nunca abandonó.
Aunque estuvieron en diferentes épocas y momentos históricos, no sería exagerado comparar la incidencia de la labor de Pizzurno con la de Sarmiento en la historia de la educación argentina.
Curiosamente, el edificio donde funciona el ministerio de Educación de la Nación es conocido en todo el país como “Palacio Pizzurno”, cuando su nombre oficial es “Palacio Sarmiento”.
Todo un símbolo de la magnitud de estas figuras enormes en la historia de la docencia.
 

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