La expectativa no es nueva, viene desde hace décadas, pero hasta aquí nunca pasó del plano de los anhelos y las oportunidades potenciales.
La posibilidad de que Catamarca abra sus puertas hacia el océano Pacífico fue analizada por varias generaciones, que rápidamente comprendieron el casi infinito abanico que se generaría en materia de desarrollo comercial, productivo, turístico, comercial, cultural, etc.
En los últimos años, con el crecimiento de las potencias asiáticas, el atractivo creció todavía más. Y hoy parecen estar dadas todas las condiciones para dar el paso definitivo.
Se fortalecieron los vínculos con la región chilena y se produjo el fenómeno de la demanda de litio, que es buscado por asiáticos y tiene en Catamarca una de las mayores reservas del mundo. 
Todas las piezas encajan perfectamente para convertir aquellos viejos sueños en una realidad.
Es vital por ello destacar la importancia de la Conferencia Internacional de Intercambio de 2018 sobre China, realizada esta semana en Capital Federal, donde autoridades catamarqueñas, encabezadas por la gobernadora Lucía Corpacci, firmaron el Memorándum de Entendimiento del Corredor Bioceánico Ferroviario NOA-Centro.
Es un acto trascendente, que no puede llevar a grandes brindis como si la meta se hubiera alcanzado, pero sin duda revitaliza expectativas y las convierte en un horizonte concreto y no tan lejano. Que se cumpla, porque un cambio de esa magnitud cambiaría el mapa económico de la región.