Es cierto que la Gobernadora es mujer de honda preocupación por la gestión. Desde su aparición en el universo político no cambió sus miradas sobre la realidad de Catamarca, su atraso histórico y las desigualdades sociales. Lo hizo siendo funcionaria de Desarrollo Social de la Nación, vicegobernadora o senadora, la etapa previa a su arribo a la Casa de Gobierno. Sin embargo, sigue de cerca los procesos políticos y ha logrado avances innegables en esa materia. Por ello, no extrañaron sus últimas declaraciones en relación al proceso electoral que está en marcha y finalizará en 2019. Fue en Valle Viejo que respondió a las ansiedades periodísticas diciendo “no podría definir ni cuándo va a ser la fecha de las elecciones, ni quiénes van a ser los candidatos”. Aparentemente esquivó el tema o lo pateó para adelante. En cualquier caso, no será para “muy adelante”. Es que se respira electoralismo en cada acto o expresión y los nervios comienzan a crispar los ánimos. Aparte, del mensaje cifrado de la doctora Corpacci se desprenden virtuales acertijos. El primero es que la elección provincial puede ser en marzo de 2019 (la alternativa única es octubre), con lo cual habría Primarias a fines de 2018. El otro es que, explícitamente, no se excluye como candidata. ¿Irá por un tercer mandato de gobernadora o preferirá alejarse hacia una banca nacional? Eso sí es duda mayúscula. Y tiene que ver con Raúl Jalil, el único precandidato peronista, con chances electorales ciertas, que parece estar en condiciones de sucederla.

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En relación a Lucía Corpacci vale hoy un dato estadístico. Desde este domingo, 22 de abril, pasa a ser la gobernadora peronista de Catamarca que más duró en el poder en más de 73 años. Supera a todos sus antecesores: Vicente Saadi, Armando Casas Nóblega, Félix Názar, Hugo Mott y Ramón Saadi. Éste último, con seis años, cuatro meses y once días, mantenía hasta la fecha el liderazgo. Aparte y en relación al peronismo, hay que decir que siempre le costó mantenerse en el poder, como sí ocurre en provincias como La Rioja, Formosa o Santa Cruz. Cuando no hubo cortes por intervención federal, estuvieron los aborrecibles golpes militares acompañados de respaldos civiles.

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La movida de hace dos semanas del senador Raúl Chico, que reunió en Catamarca a prominentes dirigentes del peronismo nacional (Agustín Rossi, Alberto Fernández, Felipe Solá, Daniel Filmus, etc.) provocó algunos disgustos en Casa de Gobierno, donde la preocupación de mantener sintonía fina con la Casa Rosada está presente. Sin embargo, tuvo algunas consecuencias positivas para el oficialismo. Los visitantes, por ejemplo, pudieron valorar el trabajo de la Gobernadora y las dudas que hay en relación al sello “Unidad ciudadana” (Cristina Kirchner) se multiplicaron. No estuvo presente el diputado provincial del sector, Hugo “El Grillo” Ávila, que era número puesto para compartir con lo más granado de la dirigencia kirchnerista y apareció como gran anfitriona la diputada nacional Verónica Mercado, defensora acérrima de la expresidente en el Congreso de la Nación. Las circunstancias no pasaron desapercibidas para los analistas, donde la duda resurgió con fuerza. ¿Quién es el propietario del sello de UC? ¿Verónica o Hugo? No lo sabemos, pero de lo que estamos seguros es de que entre ellos ya no existe la armonía de un tiempo reciente.

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En la semana, a propósito de la caliente sesión de la cámara de Diputados de la Nación, tuvo actuación excluyente Gustavo Saadi. No solamente se sentó en su banca para aportar el quórum que necesitaba el peronismo, sino que fue particularmente crítico con el tarifazo que ha puesto en marcha el ministro Juan José Aranguren y que ya genera severas críticas hasta en los rincones más alejados del país. Culpó, con dureza, a la distribuidora de energía que, en sus afanes recaudatorios, no trepida en extorsionar a las empresas provinciales con la quita de la tarifa social, vital para las familias carenciadas o indigentes. Prometió Saadi, asimismo, presentar su propio proyecto para que las tarifas establezcan parámetros de igualdad verdadera, no dibujada, entre provincias del interior y la pujante Capital Federal, la que alberga a la mayor riqueza del país. Sin dudas, las palabras del diputado nacional hicieron sentir que Catamarca está presente en el Congreso y dispuesta a defender derechos históricos y políticos.

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La relación Nación-Provincia se mantiene por los carriles normales, pero arrecian las críticas por algunas cuestiones puntuales que tienen que ver con la falta de financiamiento para obras que lleva adelante el Gobierno local. Una de ellas tiene que ver con la remodelación del hospital de niños “Eva Perón”, la que se inició en el 2013 y con equipamiento inclusive, está prácticamente terminada. Sin embargo, el último esfuerzo (en porcentaje sería algo así como el 5%) se deshace en promesas nacionales que no se cumplen. Otro rubro que va a sufrir consecuencias es el de las viviendas: la Nación reducirá este año unos 65.000.000 de aportes a este rubro. Se trata de una clásica jugada proselitista del PRO, la que puso en práctica durante los 10 años que gobierna la ciudad de Buenos Aires. En años no electorales escaso gasto público, guardando todo para la contienda del año electoral. ¡Mal no les fue! Hoy gobierna los principales distritos del país y según sus voceros, va por otros del peso y tamaño de Jujuy.

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Quien también utilizó munición gruesa por estos días fue el abogado Sergio “Charly” García, defensor de una veintena de empleados de la cámara de Diputados que ocupaban puestos políticos y que, al parecer, fueron marginados del cobro del salario de marzo. Para el exSecretario Administrativo de la misma Cámara, hay persecución y acoso psicológico por parte del organismo que conduce Fernando Jalil, a quien acusó la semana pasada de haber dado de baja a unos 400 empleados como forma de conformar una “caja política” para emplear en la próxima campaña. Esto lo expresó en una carta en la que, entre otras graves consideraciones, indica que los dineros públicos se aplicarán para actos proselitistas y nombramientos políticos a la hora de capturar cargos para las huestes fenicias de Fernando Jalil y Jorge Moreno. A propósito de estos legisladores. Sabemos que son amigos y compañeros de andanzas políticas desde los años 80, pero por momentos mezclan los roles. Días pasados, Jalil llegó al Hogar de Ancianos con una donación –del Estado, no de su propiedad- y uno de los que ocupó lugar preferencial para la foto fue el senador Moreno. ¿A qué estarán apuntando los muchachos, especialistas en hacer política o negocios con el dinero estatal?

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La semana pasada, el histórico diario La Nación publicó un informe sobre las dietas que cobran distintos legisladores del país.  De esta forma, incluyó a Catamarca como la provincia que otorga las mayores recompensas a los representantes del pueblo en el Noroeste argentino. Las ubicó por encima de los $100.000, lo cual no se ajusta a la verdad. Inmediatamente, como es lógico, saltaron las desmentidas. Sobre ella es bueno agregar algo. Un diputado o senador de la provincia embolsa por todo concepto no $35.000 de básico que ganan los ministros, sino alrededor de $80.000 si le sumamos gastos de bloque, dinero para subsidios, viáticos para no cumplir generalmente funciones específicas o gastos de movilidad. Por lo tanto, el informe de La Nación no es verdadero, pero tampoco es descabellado, mucho más si tenemos en cuenta que los legisladores locales son verdaderos ñoquis de lujo. Tienen cinco meses de vacaciones, trabajan de vez en cuando en los siete restantes y nadie les controla ni la asistencia ni el horario, como se hace en cualquier empresa. Por si esto fuera poco, una veintena de vivillos se niega a modificar la Constitución, donde están asentados estos obscenos privilegios. Los que sí ganan poco y efectivamente trabajan son los funcionarios. ¡Sus sueldos deben ser los más bajos de toda la Argentina!

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RECUERDOS.

Como lo hacemos habitualmente, cerramos los “Apuntes del Secretario” con el repaso de hechos del pasado cercano. El 21 de abril de 1993, en una sesión de la cámara de Senadores de la Nación que siguió por televisión todo el país, Alicia Saadi de Dentone dejaba para siempre de ser senadora. Tenía mandato hasta el 10 de diciembre de 1995.

Es decir, le faltaban casi tres años de mandato. Su pecado fue haber participado de la famosa asamblea trucha del 5 de abril del mismo año, en la que se hizo elegir senadora para el período 1992-2001 y a través de una renuncia por escrito, dejaba a Atanasio Carrizo, un catamarqueño que vivía en el Sur del país, para que cubriera el resto de su mandato.

Como ya lo dijimos, fue quizá el mayor escándalo político de Catamarca, en el que se vieron involucrados legisladores, jueces, medios de comunicación y el mismísimo gobierno nacional. Frente a esta situación, Alicia –hermana de Ramón e hija de Vicente Saadi- intentó retirar aquella renuncia y que todo volviera a fojas cero.

El comité nacional de la UCR, el gobierno de Menem y senadores como Antonio Cafiero, José Octavio Bordón y el salteño Juan Carlos Romero se lo impidieron. En aquella sesión le aceptaron la renuncia y la dejaron en la calle.

Apenas consumado el hecho, la damnificada, quizá con razón, le envió un mensaje a los peronistas que la crucificaron: “Me están pasando viejas facturas” y “me voy con la frente alta. Jamás cometí un hecho de corrupción”.

Días antes, el expresidente Menem había dicho “no es conveniente que Alicia mantenga su banca”. Eduardo Duhalde lo apoyó. Nosotros agregamos algo: desconocemos acto de corrupción alguno de la exsenadora, pero la asamblea trucha, más que hecho político, fue una avivada asociada a la corrupción.