Apuntes del Secretario

jueves, 14 de junio de 2018 00:00
jueves, 14 de junio de 2018 00:00

Cuando el Casino, en este mes de junio, se apresta a cumplir 25 años de funcionamiento como concesionario privado, ya tiene asegurado otros 15, con lo cual en diciembre de 2034 llegará a completar cuatro décadas de explotación del juego en Catamarca. El anuncio de la prolongación del contrato fue realizado ayer por la gobernadora Corpacci, que expresó satisfacción por el acuerdo alcanzado, el cual incluye modificaciones en el canon de miseria que se abonaba desde el 2003  –equivalente a un par de noches de juego- y un aporte extra lúdico que favorecerá planes de turismo para el interior de la provincia. Esto es, la empresa Tandil SA, en un plazo de dos a tres años, deberá construir dos modernos hoteles en lugares históricamente abandonados por los gobiernos. Uno será en Fiambalá (Tinogasta) y el otro en Antofagasta de la Sierra, lo cual representa una conquista de valía. Pero, aparte, la prolongación del contrato incluye el cumplimiento de exigencias de mínima lógica, como no abrir más salas que las ya existentes –cinco en total, asentadas en el Valle Central- y asegurar el control on line de las máquinas de juego, lo que los gobiernos hacen en todas las salas del país. Aquí, esos temas nunca antes habían sido revisados, cuando se trata de una obligación del Estado.

Las condiciones fijadas en el nuevo acuerdo, valuado por la gobernadora en unos 140 millones de pesos, son inmensamente superiores a las que dejó el exgobernador Oscar Castillo (diciembre de 2003) y tuvieron vigencia hasta el presente. El hoy senador nacional, a menos de cuatro meses de completar su mandato, aceptó la modificación del contrato que se había firmado en junio de 1993 y resignó para la provincia ingentes cantidades de dinero y la posibilidad de establecer reclamo alguno. Fue una operación llevada a cabo, entre gallos y medianoche, en una escribanía de los Estados Unidos, la que oportunamente fuera denunciada por El Ancasti, diario que años más tarde (a partir del escándalo de las fundaciones, conocido como “megafraude”, del año 2004) se llamó a silencio y, mediante un pacto con las autoridades de la casa de juego, nunca más habló del tema. De esta manera, lejos de Catamarca y sin que nadie lo supiera, en maniobra ultra secreta (la publicación en el Boletín Oficial fue omitida en aquel momento), el gobierno de la provincia le otorgó a los concesionarios la posibilidad de extender el contrato desde este 2018 hasta 2023 y, entre otras canonjías del castillismo, cambiar un canon de 35.000 dólares por uno igual en pesos. También, desde aquel momento, la CAPRESCA perdió el poder de Policía que ejercía con sus inspectores y los dueños de la concesión cometieron todo tipo de tropelías, convirtiendo al Casino en un verdadero garito ajeno al control estatal, lo que se compensaba con favores políticos de cualquier tipo.

Durante la primera parte de la gobernación de Eduardo Brizuela del Moral, a instancias de la campaña que supo llevar adelante El Ancasti, los administradores del juego se avinieron a cumplir una de las exigencias del contrato inicial que era la construcción de un hotel de categoría, en lugar del viejo y nostálgico Hotel “Catamarca” u Hotel de Turismo, como lo conocía la gente. Así nació el actual Hotel Casino. Claro que el pago del canon siguió siendo una mísera suma, mucho menor inclusive de lo que el gobierno le pagaba como pauta publicitaria al antiguo diario La Unión, cuyo manejo estaba a cargo de las autoridades del Casino. La ecuación final, increíblemente, dejaba como resultado que el gobierno le terminaba pagando (no cobrando) a gente foránea para que explote el juego y traslade pingües ganancias hacia la Capital Federal o al exterior, donde efectivamente viven los propietarios.

Fue anuncio exclusivo de El Esquiú.com hace dos meses atrás. El dirigente peronista Néstor “Chicho” Tomassi iba a ocupar la gerencia general de la Caja de Prestaciones Sociales de Catamarca (CAPRESCA). La especie se confirmó y, desde ayer, el dirigente de Miraflores está en funciones y le da continuidad a una trayectoria prolongada y de méritos objetivos en el campo de la política. Recordemos que el hombre fue concejal e intendente de Huillapima; diputado provincial por cuatro períodos (1999-2003, 2003-2007, 2007-2011 y 2011-2013) y diputado nacional (2013-2017), habiendo sido en este último mandato el legislador catamarqueño que presentó el mayor número de proyectos en el Congreso. Más allá de los cargos del pasado, el nombramiento en la CAPRESCA tiene un claro sentido político. Tomassi es, con virtudes y defectos, un viejo militante del peronismo y adhiere al proyecto que lleva adelante la gobernadora.

Así como el acuerdo con el Casino no deja de ser una buena noticia para Catamarca, hay otras que nos llegan todos los días y plantean un futuro de incertidumbre. El regreso del Fondo Monetario Internacional al país, que terminará de cerrarse el miércoles venidero, no anuncia días felices. Las provincias no serán ajenas a los ajustes que ha comprometido la Casa Rosada para bajar el eterno déficit fiscal, ese martirio de “gastar más de lo que se tiene” que nos taladra el cerebro desde hace décadas y décadas. Por suerte, Catamarca –dentro de la categoría de provincia pobre y dependiente- tiene las cuentas más o menos ordenadas y no ha tomado préstamos que comprometan grandemente su situación fiscal, lo que le ha valido ser calificada a nivel nacional como una de las de mayor transparencia. En ese sentido, suma puntos la celosa mirada de control que lleva adelante la primera mandataria.

En relación a la situación de las provincias, los medios nacionales ubican a Misiones, La Rioja, Salta y Jujuy como las que tendrán mayores problemas. Ello ocurre porque Nación tiene con ellas un trato casi preferencial, en orden a partidas especiales o ayudas del Tesoro, las cuales se contraerán en forma abrupta por las exigencias del FMI. Otra que no escapa a pronósticos apocalípticos es Chubut, donde se suma a las restricciones económicas un enorme desorden administrativo que habría nacido de actos de corrupción que tiene a varios funcionarios arrodillados ante la Justicia y pueden terminar condenando, post mortem, al exgobernador massista Mario Das Neves. Catamarca, lo repetimos, por ahora está lejos de estas calamidades, pero igual va a tener problemas. La obra pública, por las exigencias externas, tiene que ser rebajada en un 80% y ello será un impacto brutal en el tema desocupación. Por lo tanto, como lo explicó Lucía Corpacci, “habrá que arreglarse con lo nuestro”.

RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, el cierre de los “Apuntes del Secretario” incluye las rememoraciones del pasado.Una vez programada la interna peronista del año 1993, que iba a elegir autoridades partidarias y electivas para la elección del 3 de octubre de aquel año, el sector se encontraba totalmente atomizado, producto de haber perdido el gobierno el 17 de abril de  1991 –fecha de la intervención federal dispuesta por Carlos Menem- y las elecciones del mismo año ante el naciente Frente Cívico que llevó al Sillón de Avellaneda y Tula a don Arnoldo Castillo. La contienda tenía fecha: 25 de julio. Y la diáspora era significativa. Lealtad Justicialista, de Ramón Saadi, era el sector aparentemente mayoritario y anunciaba, con bombos y platillos, la incorporación de una agrupación denominada Frente de Apertura Justicialista (FAJ), que conducía el empresario Silvestre Zitelli, propietario de diario El Ancasti. El FENCa (Frente de la Esperanza para una nueva Catamarca) se mantenía en el tapete y, con el concurso de Miguel Haarscher y Ana Aguilera de Aybar, pensaba dar pelea. Francisco Sotomayor, que había perdido la elección a gobernador el 1 de diciembre de 1991 a manos de Castillo, mantenía una alianza con Miguel Marcolli y el llamado “Nuevo Peronismo” de aquel tiempo estaba representado por Guillermo Rosales y el exsenador nacional Mario Fadel. Como puede apreciarse, existía un ramillete de alternativas a escasos 40 días de una batalla que iba a poner fin a la intervención partidaria.

También en aquel año 1993, en materia política, se iba a producir un hecho histórico. Por primera vez, desde su creación en 1945, el Justicialismo iba a ganar una elección en el distrito que le fue siempre adverso: Capital Federal. Allí, como se sabe, ni con Perón en vida pudo vencer. El mérito le iba a pertenecer al menemismo que, para la elección legislativa de aquel entonces, presentó como candidato a un coterráneo del expresidente Carlos Menem. Nos referimos a su exministro de Economía, Antonio Erman González. Antes de ir a la elección con los radicales, González debió disputar una interna dentro del propio peronismo capitalino. Allí, sorpresivamente, batió a Roberto Digón (reconocido exdirigente del club Boca Juniors) y nada menos que a José Octavio Bordón (a pesar de su caída fue candidato a presidente de la Nación en 1995), el actual embajador argentino en la República de Chile. Aquel gran logro del menemismo fue conseguido gracias al éxito que tenía en 1993 la instalación de la convertibilidad, la que había parado los fuertes procesos inflacionarios e hiperinflacionarios que venían del gobierno de don Raúl Alfonsín.


El Esquiú.com

0%
Satisfacción
100%
Esperanza
0%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

Comentarios

14/6/2018 | 08:58
#149006
¿Y por qué no informan de cuánto es ahora el canon que tendrá que pagar el Casino? ¿Cuál es la ecuación que utilizan para los 140 millones? ¿En qué consiste al aporte extra lúdico?. Los dos hoteles a construir les resultará una propina a la concesionaria, si lo comparamos con lo que tuvo que invertir para el Hotel Casino. Esta vez no se habrá firmado el acuerdo en estados Unidos, pero todo es muy confuso, poco claro. En estas negociaciones, lo esencial suele ser invisible a los ojos. Finalmente, cabe preguntarse por qué el actual gobierno provincial frenó la embestida que, oportunamente, lanzó contra el Casino cuándo aún gobernaba el país el kirchnerismo y Lázaro extendía sus tentáculos a todo el país.

Otras Noticias