Desde la bancada periodística

Golpe de nocaut para el Plan Belgrano

domingo, 17 de junio de 2018 00:00
domingo, 17 de junio de 2018 00:00

Fue un gran anuncio. El más importante que daba el electo presidente de la Nación hacia finales del año 2015. Como nadie antes en la historia, Mauricio Macri se aprestaba a revindicar al norte argentino frente al centralismo del puerto de Buenos Aires y sus grandes alrededores urbanos.

La noticia era el Plan Belgrano, en homenaje al héroe nacional que le tocó tocar luchar contra el yugo realista en las grandes batallas de comienzos del siglo XIX.

Se destinaban al plan nada menos que 16.000 millones de dólares para aplicar a obras públicas en el NOA y el NEA en un plazo de 10 años. Los catamarqueños, el gobierno, nosotros mismos como medio de comunicación, nos frotamos las manos por los beneficios que iban a venir a cambiar la estructura provincial.

De aquellos días han pasado casi tres años. El Plan Belgrano sigue vigente, pero todas sus expectativas han caído, a  punto tal que nadie –ni la propia divisa amarilla que identifica al gobierno- apostaría un céntimo por su materialización.

Ya está. El Plan Belgrano fue mentira. En poco tiempo más no quedará ni siquiera su nombre, un verdadero cachetazo al gallardo y valiente conductor del Ejército del Norte.

 

Obra pública a la baja

Mucho antes de la brutal devaluación (ahora mismo ha superado el 50%) que comenzó en el “mayo negro”, desde la Casa Rosada surgían las primeras revelaciones de lo que vendría en los tiempos subsiguientes. Sus principales voceros, encabezados por Marcos Peña con el acompañamiento del ministro Dujovne, referían que se iban a recortar unos 30.000 millones de pesos del presupuesto de obra pública que había aprobado el Congreso.

Apenas era una mala noticia, que confirmaba aquello de que siempre hay margen para que una noticia sea más mala aun. Y así nomás fue.

Con la reaparición del Fondo Monetario Internacional en escena, esos 30.000 millones de pesos de recorte se multiplicaron. No se dio a conocer la cifra, pero sí el porcentaje: 81%. El dato solo espanta. De cada 100 pesos destinados a obras, solo 20 irían al destino específico. Los otros 80 a pagar las Lebac o los intereses de la deuda externa que el gobierno supo construir.

En el medio del brutal ajuste que ya se avizora y la pulverización de los salarios vía devaluación e inflación (ayer, sábado, publicamos la patética nota “Por si no se enteraron: nos están licuando ferozmente” del periodista del Germán Fermo, del Cronista Comercial, que recomendamos leer), aparece un dato político y, más que político, electoral.

En el año 2019, por unos meses, el gobierno otorgaría un alivio al ajuste y haría populismo en su máxima expresión para poder ganar las elecciones de octubre y permitir la reelección de Mauricio Macri. Una jugada, de cumplirse, digna del mejor Maquiavelo.

Por supuesto, esa jugada tiene sus riesgos. Hasta llegar el momento del renovado “cambio de frente”, habrá en la Argentina fuertes tensiones sociales. Mejor dicho, ya comenzaron. Está en marcha una resistencia que nadie sabe cómo terminará, pero queda claro que el escenario de cambio que alimentó tantas esperanzas –cerca de 10.000.000 de personas votaron por Macri en noviembre de 2015- ha mutado a uno de gran decepción y hasta descrédito, según el reflejo de todas y cada una de las encuestas que se conocen.

Con semejante panorama, qué se podría decir del Plan Belgrano que no sea el haber recibido “un golpe de nocaut”, como dice nuestro título de hoy.

 

Una entelequia

No hacía falta, hay que aclararlo, que existieran terremotos económicos en el país para que la imagen del Plan Belgrano se viniera abajo. 

La realidad, día a día o mes a mes, lo fue desdibujando hasta el límite que hubo necesidad de aclaraciones porque, después de dos años y medio de gobierno, a Catamarca no llegó ni siquiera una sola obra. El único gasto de la Nación, en este sentido, fue colocar los carteles del Plan en las obras que venían de la gestión anterior, como ser viviendas, alguna ruta o la remodelación del hospital de niños “Eva Perón”, todas las cuales ahora se han puesto en duda.

Una de esas aclaraciones, cruda y muy pertinente, fue la del exdiputado Miguel Vázquez Sastre, hoy coordinador del Plan Belgrano. 

Frente a las evidencias, el funcionario indicó que el organismo con rango de ministerio “no es un ejecutor de obras. Es donde se pone de manifiesto cada área del gobierno nacional que interactúa. Es un articulador, una entelequia”.

Bien. Si no estamos equivocados o la Real Academia no nos confundió, entelequia es algo así como una “cosa irreal”.

Una rápida conclusión, por deducción transitiva, sería que el Plan Belgrano es “cosa irreal” lo cual, más allá de definiciones o eufemismos, es lo palpable. Nada de aquellas promesas de obras gigantescas (¿recuerdan que el primer jefe del Plan, el tucumano José Cano, planificaba la recreación del millonario proyecto de la represa hidroeléctrica de Potrero del Clavillo que iba a favorecer a todo el noroeste?) se pueden revalidar hoy en día. Una lástima.

Las ilusiones de la gente se terminaron de marchitar cuando el gobierno, en compañía del Fondo Monetario, le puso fin a la obra pública masiva, algo que Macri le comunicó a la gobernadora Corpacci con todas las letras. Ocurrió cuando, todavía, el Plan Belgrano no había dado los primeros pasos.

Inflación galopante. Dólar disparado a velocidades extraordinarias (¿también esta es una directiva del FMI?). Precios que cambian hacia arriba todos los días. Asomos de una recesión sin precedentes. Chances nulas de ganarle a la pobreza o a la desocupación. Ajustes sobre ajustes.

Con todas estas calamidades juntas, hablar del Plan Belgrano hasta pareciere ridículo. Mejor ponerle el epitafio final. El golpe de nocaut lo terminó de aniquilar.

Para peor, por lo que sabemos, quedaría una noticia mucho peor. Cuando el Estado nacional resuelve reanudar la obra pública, la movida tendrá sello electoral. Y cuando esto ocurre en la Argentina unitaria, toda la plata se pone donde están los votos.

O sea en Buenos Aires, Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Para el resto quedan vuelos rasantes y algunos discursos almibarados.

Como el del Plan Belgrano de noviembre de 2015. Valía 16.000 millones de dólares. Una cifra igual al primer desembolso que hará el FMI. Comparar ambas cifras, con sus objetivos, parece un chiste pesado.

 

El Esquiú.com
 

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Comentarios

20/6/2018 | 15:47
#149006
de una claridad muy positiva esta editorial,que mas se podia esperar de un gobierno,totalmente sordo a las necesidades de Argentina,les interesa solamente el enriquecimiento sin lìmites de la clase gobernante y sus amigos,ademàs fueron los primeros sorprendidos con el triunfo,sin planes ,sin objetivos claros,rapidamente pactaron con los buitres y aceptaron sus obscenas pretensiones para salir del default y poder acceder a los jugosos crèditos que sòlo Dios sabe donde o en que se invirtieron.y ya sabemos que pedir plata prestada es avenirse a las condiciones del acreedor,pobre Argentina,otra vez el mismo jarabe !!!!
17/6/2018 | 12:46
#149005
AJJAJAJAJAJAJ...DÓNDE ESTARÁN TODOS LOS QUE DISCUTÍAN HACE 4 MESES DEFENDIENDO A FULL A ESTE OTRO CORRUPTO...TAN PATÉTICOS COMO LOS QUE DEFIENDEN A CRISTINA...AHORA TODOS CALLADOS!!!!!

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