La violencia “de género” o, más apropiadamente, contra las mujeres, es una problemática multiforme que en los últimos años se ha hecho más visible gracias a las miles que, entre otras acciones -tan políticas como de autopreservación- se animaron a denunciar el maltrato doméstico o a marchar por las calles para pedir medidas concretas desde el más alto nivel estatal con las que se pueda morigerar un escenario que es a todas luces dramático.

Solo contando la cantidad de femicidios, que no admiten clasificaciones sociales o de ubicación geográfica, se puede tener una dimensión aproximada de la situación: por cada uno de los episodios aberrantes que se cuelan en la agenda de los medios, existen cientos de otros que permanecen silenciados y que son igualmente graves.

Con una raíz profundamente anclada en la cultura patriarcal dominante, más allá del endurecimiento de las penas o de los castigos ejemplares a los victimarios, es claro que se necesita actuar sobre lo pedagógico, educativo y social para empezar a desmontar los imaginarios en los que se cifran las violencias sobre el cuerpo y psique de la mujer.

Programas específicos y una red institucional de contención para abordar la temática se han puesto en marcha, aunque su acción quedó circunscripta al ámbito de la ciudad Capital y aledaños, donde se concentra el mayor número de casos.

Así, entre otras acciones, se ensayaron respuestas como los talleres sobre violencia en centros vecinales o escuelas y jornadas de sensibilización en diversos ámbitos públicos, amén de la creación de instituciones específicas como es el Hogar Warmi, donde se ofrece alojamiento seguro para mujeres víctimas de violencia y sus hijos.

No obstante y en el marco de las propuestas de “territorialización” de este tipo de iniciativas gubernamentales, se empezaron a desarrollar estas instancias en municipios del interior. La semana pasada, por ejemplo, se realizaron actividades en escuelas de Pomán y se dio a conocer cómo funciona el Hogar Warmi.

Aunque en su etapa inicial, esta estrategia debe ser reforzada con nuevas propuestas y desplegada en toda la provincia, si es que se pretende dar una respuesta más eficaz a un drama que atraviesa a toda la comunidad.