Apuntes del Secretario

jueves, 19 de julio de 2018 00:00
jueves, 19 de julio de 2018 00:00

La marcha económica del país, día a día, sigue generando preocupaciones en los distintos estamentos sociales. Varias de ellas comienzan a instalarse en la provincia y quiebran la aparente calma que se vivía hasta no hace mucho tiempo. Digamos hasta que el Congreso, en diciembre último, votó la nefasta reforma previsional que castiga y va a castigar sin piedad a los jubilados, lo mismo que a beneficiarios de planes como la AUH. Más allá del ataque al poder adquisitivo de salarios indignos de la condición humana, también se hacen sentir los despidos en varias fábricas locales, con Calzados Catamarca a la cabeza. Sobre ellos, con evidente contrariedad, el titular de la Unión Industrial a nivel local, el ingeniero Raúl Colombo, ha salido a denostar la política económica con los tapones de punta. Ha dicho que “la situación ha variado, pero no para bien, sino para mal”. No se trata de una visión aislada, sino de alguien que, por su conocimiento y larga experiencia, conoce a fondo los pormenores de la industria. Cómo no va a decir estas cosas si (Colombo) fue uno de los que luchó y, desde la década del 80, defendió a muerte a la desaparecida promoción industrial.

Sigamos enumerando calamidades locales. La construcción va camino a un parate que pegará fortísimo en los índices de desocupación que, en Catamarca, ahora mismo, no son nada despreciables. Las imposiciones del Fondo Monetario Internacional, en ese sentido, son durísimas. Exige, no pide, que la obra pública se detenga al menos por un lustro, con lo cual la situación puede ser terrible. Es que no solo haría desaparecer planes de infraestructura diversa, sino que afectaría el mantenimiento de escuelas, hospitales, edificios públicos, sin contar con los daños que puedan provocar fenómenos naturales. De viviendas ni hablar. Desde el gobierno nacional están diciendo que habría que hacerla con otros materiales. Por ejemplo con plástico o algún aglomerado, de lo que sea, que reemplace a los ladrillos. ¿Qué tal?

Al aumento que el intendente capitalino, Raúl Jalil, autorizó para taxis y remises, el transporte público puede traer zozobras adicionales. Es que el gobierno nacional se aprestaría a reducir, de manera drástica, los subsidios al transporte público, lo que llevaría por las nubes el precio del boleto urbano. Si con subsidios hay empresas como “El Nene” o la “25 de Agosto” que, en los últimos dos meses, han despedido personal, no nos queremos imaginar el quebrantamiento si se concretan los malos augurios que provienen desde el puerto. Como abriendo el paraguas, el ministro de Servicios Públicos –Guillermo Dalla Lasta- ha salido a dimensionar el problema social que se generaría con una medida de esta naturaleza.

Desde hace un buen rato, por las redes sociales o las paredes de Catamarca, se inscriben consignas contra el diputado provincial Rubén Manzi (Coalición Cívica-Cambiemos), un potencial precandidato a gobernador con el apoyo de la polémica diputada nacional Elisa Carrió. Las invectivas, de tono acre y subidas de tono, se tornan injustas teniendo en cuenta los pergaminos del legislador, un médico de prestigio y conductas asociadas a la corrección. Claro que estar en política, como ocurre con otras personas igualmente correctas que desafiaron jugar en las arenas del poder, parece no ser gratis. Los amigos del descrédito o los profetas del odio, generalmente desde el anonimato, atacan sin cuidar detalles. Sin embargo, algunas ofensas gratuitas suelen convertirse en boomerang. No vaya a ser cosa que los ataques de estos días se transformen en armas de fortaleza de Manzi.

Independiente de estos hechos, desde el sector de militancia de Manzi se ha devuelto el mandoble con otro mandoble. Tampoco el “ojo por ojo” es bueno. La diputada nacional Orieta Vera, indirectamente, acusó de los ataques al gobierno provincial, sin siquiera considerar que pueden ser energúmenos que responden a intereses diversos, algunos de ellos políticos o hasta personales. Para la legisladora, la preocupación del gobierno pasa “por la creciente figura de Manzi” y porque, a través de una denuncia de Carrió, en agosto próximo, tienen que declarar en una causa por la comercialización del oro los directores de Catamarca y de la Universidad Nacional de Tucumán en YMAD, entre ellos Angel Mercado. En este caso, puntualmente, Vera le aclaró al periodista de radio Valle Viejo “no son los culpables (por los directores), directamente, pero el directorio no podría permanecer ajeno a todo lo que estaba pasando”.

La diputada Vera, en sus respuestas al periodismo, deja entrever que si la denuncia contra las autoridades de YMAD la realizó Lilita Carrió no hay mucho que agregar. En verdad, el tema es exactamente al revés. La diputada chaqueña, una máquina de realizar denuncias de la mañana a la noche, le pone dudas a todo lo que expresa. Si hacemos un repaso de su historia, nos encontramos que la inmensa mayoría de sus presentaciones no terminó en algo serio, como ser una condena. Así podríamos recordar que denunció a Duhalde como el mayor narcotraficante, a Sergio Massa como otro personaje vinculado a la droga, a Aníbal Fernández por traficar efedrina, al mismo Macri de ejecutar contrabandos, al juez Lorenzetti de estafas o a Moyano de haber cometido asesinatos. Eso solo, por nombrar algunas de sus célebres y mediáticas denuncias, vía Grupo Clarín o el periodista Lanata. Por lo tanto, respaldar un eventual ilícito con una denuncia de Carrió, a la que votan con pasión los ciudadanos porteños, es poco menos que negar la existencia del mismo delito.

Pero ya que el tema volvió a saltar a la palestra lo vamos a refrescar, en orden a que lo supimos abordar como ningún otro medio. La denuncia por la venta ilegal de lingotes de oro es contra el extitular de YMAD, Manuel Benítez (apenas dejó el cargo pasó a ser asesor del senador Oscar Castillo), y de su mano derecha, Juan Iraizoz, no contra los directores. La realizó la actual administración, de excelente relación con el directorio, ante la Oficina Anticorrupción y fue ampliamente difundida por TN. Mucho tiempo después, oportunista como es, Carrió se trepó al conflicto y extendió la denuncia a los directores del ente, que nada tienen con su administración. Para ello está el presidente, el tesorero, los empleados, los controles internos, etc. Vera señaló el martes que el directorio “no podía estar ajeno a lo que estaba ocurriendo”, aunque no dijo, por carecer de pruebas explicó, qué es lo que estaba ocurriendo. Sobre esta cuestión, directores de YMAD de otro signo político, ya supieron delimitar sus responsabilidades. De esta forma, podríamos nombrar a Ricardo Germán “El Kilo” Herrera, quien en 1992 explicó públicamente en un diario local cuál era su función, lo mismo que hizo años más tarde otro radical, Carlos Bustamante. Ambos, recontra afirmaron que no tenían nada que ver con la administración del organismo. Por lo tanto, los cargos contra los directores de YMAD, tarde o temprano, terminarán en nada. Claro está que deberán soportar la condena mediática (objetivo invariable de Carrió) mientras dure el proceso, algo que en la Argentina no es precisamente rápido. Todo tiene sus costos, como las pintadas contra Manzi, que de ninguna forma justificamos. Por el contrario, nos solidarizamos con él y con cualquiera que sea agredido con tono soez.

Volviendo a las “denuncias” de Carrió. Tienen, evidentemente, carácter selectivo. De manera invariable van en contra de sus enemigos políticos, entre los que ubica al kirchnerismo (una especie de “razón de su vida”) y ahora ha sumado a los radicales, a los que por sus resentimientos trata de humillar. Ya un noble como Alfonsín supo ubicarla como “una cínica e hipócrita”, disvalores que parece mantener. Un exCambiemos de la provincia de Bs. As., Osvaldo Marasco, acaba de acusarla en las hojas del diario Perfil por ocultar los aportes truchos que se realizaron en las elecciones de 2015 y 2017 (claramente una maniobra de lavado de dinero). “Creía mucho en Lilita por sus denuncias, pero ahora resulta que las denuncias son cuando ella quiere. Se lo dije a Paula Oliveto (punta de lanza abogadil de Carrió) en persona. Pero me dijeron que, en este caso, no podían denunciar”, señaló, y agregó “Lilita sabía de los aportes truchos y no hizo nada”.

 

RECUERDOS.

Como lo hacemos todos los martes, jueves y domingo, en el último bloque rememoramos hechos del pasado cercano.

En julio de 1993, desde los más altos niveles del gobierno nacional, se comenzaba a hablar de la reforma de la Constitución Nacional que, por más que no se lo dijera, tenía el objetivo excluyente de permitir la reelección presidencial de Carlos Saúl Menem que tenía vedada. Había ganado las elecciones el 14 de mayo de 1989 y tenía mandato hasta el 10 de diciembre de 1995, pero en aquel entonces no se permitía para la presidencia más de un período. Contra viento y marea, el menemismo desafiaba la letra constitucional y buscaba la reforma que finalmente iba a conseguir. El día 19 de julio de aquel año, el senador entrerriano Augusto Alasino iniciaba la embestida final reconociendo que era decisión del oficialismo reformar la Carta Magna. El principal líder opositor de la época, Raúl Ricardo Alfonsín, entendía que se hacía necesario declarar la necesidad de la reforma, pero estaba en oposición de cualquier proyecto reeleccionista. En ese sentido, en respuesta a Alasino, señalaba que estaba dispuesto a reunirse con Menem y debatir el tema.

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Comentarios

19/7/2018 | 13:36
#149006
La denuncia contra Mercado no es mediática, es penal y está imputado. Este comentario incurre en una falacia ad hominem al descalificar a la denunciante sin argumentar una defensa coherente del marido de la gobernadora. Además, las denuncias de Carrió sí tuvieron efecto. Si no, preguntenle a De Vido.

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