Prematuro
Una feroz discusión se desató en los últimos días por la respuesta del público en la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho, que derivó en ácidos comentarios y críticas, la mayoría dirigidas a la organización.
El disparador de tan virulentas reacciones fue que en algunas noches hubo menos público del esperado para el espectáculo musical, lo que condujo a lanzar incluso adjetivos descalificadores.
En este punto puede observarse que quizás existan malestares y rencores previos a la fiesta y hubo quienes aguardaron agazapados el menor gesto propicio como señal para lanzar su artillería.
Pero hay dos puntos más a considerar. En primer lugar, aun suponiendo que la venta de entradas para los recitales sea baja, muy baja o si se quiere, nula, el Poncho no es sólo su cartelera artística.
La gran fiesta catamarqueña se nutre de su escenario mayor tanto como de lo que ocurre en el Ponchito, en los ranchos, en la muestra artesanal y en el conjunto del movimiento cultural, turístico y comercial que genera.
Será preciso contemplar el panorama pleno para arribar posteriormente a alguna conclusión válida sobre sus resultados.
Y por encima de todo, un pequeño detalle: el Poncho no terminó. Transitamos recién la mitad de una fiesta que puede tener noches plenas de brillo y revertir incluso un comienzo difícil en las boleterías.
En cualquier sentido es prematuro exhibir balances y lo mismo diríamos si se hubiera resuelto ya que el Poncho 2018 resultó magnífico. Tanto apuro por exponer el juicio final a medio camino resulta llamativo.