Cara a cara

Con la convicción de que se puede vencer al cáncer

Con: Dra. Marina Andrada
domingo, 20 de noviembre de 2016 00:00
domingo, 20 de noviembre de 2016 00:00
Dice convencida "me casé con esto”. Y "esto” significa la medicina y la oncología. Se emociona hasta las lágrimas cuando admite que encontró su vocación personal y profesional –es médica especialista en oncología clínica- cuando siendo adolescente se enteró de que su madre Jesús Lucía tenía cáncer. Valora con gratitud el esfuerzo de sus padres por darle la posibilidad de ser alguien en la vida y nombra con énfasis a su mamá y a su papá Ramón, con quien vive. Su destacado trabajo al frente de un ciclo televisivo ("Hablemos de cáncer”) en la Televisión Pública provincial llevó a sus pacientes a contar sus experiencias en El Esquiú.com. Realizó sus estudios en el colegio del Carmen y San José y su mayor logro es haberle podido mostrar el diploma de médica a su madre. En su abultado curriculum figuran premios y distinciones por la labor que lleva adelante en favor de la vida. Para hablar de lo que antes era sinónimo de muerte, el Cara a Cara de este domingo les propone el pensamiento de Marina Laura Andrada.
  -Llegamos a usted por iniciativa de algunos de sus pacientes, quienes ponderan el valor que tienen las charlas que semanalmente ofrece a través de la Televisión Pública de Catamarca. ¿Qué cree que transmite por un medio de comunicación?
  -Comenzó con la idea de colocar al cáncer en un lugar de relevancia en el marco de la agenda sanitaria. Esto me parece fundamental: salir a hablar del cáncer no asociado a la palabra muerte. Esto me permitió llegar a un intercambio a nivel mundial sobre la temática, pues tengo una beca al exterior lograda cuando terminé mi carrera en Buenos Aires, lo que me permite profundizar en la investigación clínica. Esto me marcó desde muy chica, en calidad de hija, cuando me comencé a preguntar el porqué de esta patología, de dónde y cómo viene, por qué se produce y el permanente interrogante de que si los pacientes se curan.
  -¿A qué se refiere cuando dice que la cuestión la marcó desde chica, más precisamente desde su posición de hija?
  -Mi primer impacto con el cáncer fue el diagnóstico de mi madre. Era una adolescente y mi primera reacción fue "no quiero perder a mi mamá” (lo expresa visiblemente emocionada). Gracias a Dios, mi madre después vivió 22 años, la peleó y vivió una hermosa vida; hasta llegó a verme recibida y con muchos halagos. De ahí es que elijo la medicina, la oncología y la humanización de la profesión. Cuando a uno le pasa, la cosa es diferente; no es que me la contaron, como reza la frase popular. Esa lucha de una madre por ver a sus hijos con un título para pelear por un bienestar fue una inyección muy fuerte en mis decisiones personales. Estamos hablando de fines de los ‘80 y comienzos de los ‘90, cuando en casos de cáncer de mama lo primero que se hacía era la mutilación y eso era terrible para las mujeres. A eso la gente lo tenía como un mito. Recuerdo el caso de Pinky, que tuvo un cáncer y en su momento le sacaron la mama y sigue disfrutando de la vida. Con los años, fui investigando e interiorizándome sobre qué siente esa persona en esas circunstancias, cuando ya no tiene parte de su cuerpo, que estéticamente a la hora de vestir tiene sus limitaciones; es cuando se comienza a usar la ropa como embolsada. Todo ello representó una dura pelea y a pensar en una ley de la reconstrucción de mama y el 19 de octubre, que fue el Día internacional del Cáncer de Mama, fuimos con la exsenadora provincial Teresita Barros, con quien pudimos trabajar sobre el tema para que la provincia tenga esa ley. La iniciativa tiene media sanción del Senado, a través de la cual se facilita a todas las mujeres operadas de cáncer de mama la reconstrucción mamaria con la entrega de la prótesis y posterior cirugía en forma gratuita. Sabemos que contamos con el apoyo de los legisladores. Todo el mundo lucha contra el cáncer, pero cabe preguntarse: ¿verdaderamente se sabe lo que se hace y por qué se lo hace? No dudo de que lo sabemos los que estamos 24 horas al servicio de la oncología; me considero una persona que adoptó esta lucha, me casé con la oncología, con la medicina, por lo que todo mi tiempo es volcado hacia mis pacientes.
  -Insistimos: goza de una particular estima por parte de sus pacientes.
  -Siempre tuve una imagen muy especial respecto de mis pacientes. Nunca me gustó atender a una gran cantidad de pacientes; no comparto que llegues a una sala y tengas que soportar largas esperas para ser atendido. ¡Tu tiempo vale! Hice mi formación en Buenos Aires y aprendí a respetar los horarios de los turnos. La falta de consideración de los tiempos de los demás es una cosa que no me gusta de la medicina; se puede esperar unos minutos, pero no aguardar toda una mañana o toda una tarde para ser atendido. Hay que ponerse en el lugar del paciente al que le dicen "tiene el número 20 o 28”; seguramente ya le estás generando un problema extra. Me costó mucho adaptar mi manera de atender en este medio; es muy importante respetar los horarios y el tiempo del paciente; creo que así lo valoran los que requieren de mis servicios. Dentro de los tratamientos que hago, acá canalizo a mis pacientes, recibo las drogas y soy la que dispongo si a las mismas hay que dosificarlas. Considero que soy una médica que me comprometí íntegramente con la especialidad y no me interesa tener 100 pacientes. Quiere tener la cantidad suficiente de pacientes a los que yo pueda contenerlos en su totalidad. Se podrá ver que hasta la pintura y decoración de donde atiendo a la gente no son comunes; obviamente cuidando todos los detalles que fija la ordenanza del ministerio de Salud. Es una necesidad ofrecerles a mis pacientes algo diferente, porque mi paciente es diferente. Por ejemplo, un paciente puede venir con un problema de alopecia, que es la pérdida o caída del pelo; el que tiene ese problema generalmente busca esconderse y uno tiene que dedicarle un tiempo especial para que recupere su autoestima.
  -Volviendo al concepto "hablar de cáncer no asociado a la muerte”. Años atrás, el cáncer era sinónimo de muerte. ¿Acaso hoy no lo es?
  -Gracias a Dios, hoy no lo es. Es sinónimo de cronicidad. Hoy se lo puede tomar, como a muchos tumores, como una patología crónica, porque el avance que tuvo la investigación en la oncología fue mundial, es decir fue extraordinaria, lo mismo que los avances tecnológicos. En una de mis primeras experiencias en el exterior, en coincidencia de la campaña política en Estados Unidos, cuando dirimían posiciones George Bush (h) y Bill Clinton, he tomado conocimiento que el superávit fiscal de ese país fue a parar a un sistema de prevención de cáncer de pulmón con la incorporación de la tomografía por emisión por positrones (PET). Con esto se detectaban tumores de menos de siete milímetros que no se podían observar en una tomografía común y daba la posibilidad de hacer un diagnóstico más precoz de la patología; se hizo en varios centros de Estados Unidos a pacientes fumadores y no fumadores voluntarios, en procura de obtener un diagnóstico más puntual en cáncer de pulmón. Se hicieron alrededor de 4.000 estudios y se obtuvieron 28 tumores en pacientes diagnosticados que no lo sabían. Es una cosa que siempre admiré de los sistemas de prevención, es decir "que no vaya a pasar”. Ellos (en Estados Unidos) tenían el desafío de saber cuánto costaba hacer PET a toda la gente y cuánto cuesta comprar drogas oncológicas para hacer el correspondiente tratamiento en las personas. Siempre el paciente con una enfermedad es mucho más caro que el paciente, digamos, sano. Todo esto es bueno tenerlo en cuenta y todo ello hizo que en mí girara algo nuevo en mi cabeza y pensara de manera diferente. Además, desde el alma, siempre añoré volver a Catamarca. Estuve en varios lugares del mundo y tuve muchas oportunidades de quedarme en otros puntos, pero mi deseo era regresar a mi país y en especial a mi provincia, porque a Catamarca le debo mi formación, la crianza y fundamentalmente el anhelo de poder acompañar a mi madre en su patología y en su vida. Poder decir: estuve en sitios importantes del exterior, sin embargo siempre estaba pensando que a mamá la podía ayudar con algo más. Y esa actitud se reflejó en mis pacientes y lo sigo practicando hasta el día de hoy.
  -Suele decir a menudo que sus pacientes son los  verdaderos protagonistas. ¿Por qué?
  -Los pacientes son los protagonistas porque en realidad son ellos los que te llevan, ellos son los que hacen que uno se involucre, que uno tenga una relación diferente. Siempre digo que, más allá de ser médica, una termina siendo psicóloga o asistente social, porque yo me encargo de asumir ese rol. Ayer (por el martes pasado) sin ir más lejos vino don Cruz, un anciano de Lampasito (Santa María) que se apoya en un bastón hecho de un palo de chañar atado con el material con el que se hacen las gomeras. Inmediatamente llamé a la obra social y le conseguimos un bastón nuevo; son esas cosas por las que uno comprueba que la gente del interior es feliz con pequeños gestos. Digo además que todo esto nace en mí porque, bueno, será que vengo de una familia humilde, de padres trabajadores y luchadores para que sus hijos sean algo en la vida. Ese empuje que viene desde la cuna fue brillante y una luz para mí. Por eso doy gracias a Dios porque uno, de alguna manera, pudo responder a ese sueño de los padres; aprendí a valorar los esfuerzos que hicieron mis padres.
  -Habla con un fuerte arraigo familiar.
  -Creo que sí y estoy orgullosa de ello. Porque realmente todo lo que soy se lo debo a esa cosa que viví desde niña.
  -¿Cuáles son los casos más recurrentes cuando de cáncer se habla?
  -He participado hace poco del primer foro multidisciplinario que se hizo en la Argentina, con el auspicio de Lalcec (Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer). Y se llegó a la conclusión de cómo las instituciones, los gobernantes, los políticos y los deportistas estamos involucrados en esta patología, porque hoy es como más común hablar de ella. En el caso de un diabético, no se trata de que por tener la glucemia más alta va a tener que dejar de comer, no es así. Lo que sí va a tener que modificar es su estilo de vida, de organizarse. En este tipo de patologías es fundamental que uno se organice, pensar qué es lo que se debe cortar, pensar qué estaba haciendo mal para comenzar a hacerlo bien. Todo es posible porque hoy tenemos sistemas de prevención que antes no los teníamos, porque estos sistemas de prevención nos han llevado a hacer la detección precoz, con toda la importancia que tiene el diagnóstico temprano. En relación al foro que mencionaba, el que abrió las disertaciones fue Tabaré Vázquez (presidente de Uruguay), que además de político es médico oncólogo. Respecto a su pregunta, debo decirle que un 30 por ciento de las muertes por cáncer se deben a cinco factores de riego de comportamientos y alimenticios: masa corporal elevada; consumo insuficiente de frutas y verduras; falta de actividad  física; consumo de alcohol y consumo de tabaco. Todo esto que le señalo puede ser prevenido y hay algo que también es interesante tener en cuenta, que son las infecciones que pueden provocar cáncer, como ser los virus de la hepatitis B y la hepatitis C y del HPV, que están relacionados con el cáncer de cuello uterino y que son los responsables del 20 por ciento de muerte por cáncer en los países de ingresos bajos y medianos. Otra cosa fundamental que no se puede pasar por alto: la pobreza es signo de cáncer, lo que nos lleva a hacer una amplia reflexión. Por esto considero como muy importante el tener un espacio para la salud en un medio de comunicación y poder hablar y por sobre todas las cosas que puedan hablar los protagonistas, que son los pacientes. Quiénes mejor que ellos, que pueden contar sus experiencias, sus historias, como las viven, qué es lo que les pasa cotidianamente y yo siento la necesidad de involucrarme en un todo lo que cuentan, involucrando también a la familia. Y así vamos profundizando sobre lo que está pasando con el cáncer en nuestras vidas y en toda la provincia. Por ejemplo, hubo en la región del oeste catamarqueño un aumento en la incidencia del cáncer de vesícula biliar, cosa que me despertó el interés de hacer una experiencia con la gente de Chile, que son los especialistas en Latinoamérica en cuestiones de cáncer de vesícula biliar. Insisto: de las preguntas y las respuestas en el contacto diario con los pacientes nace una integración valiosa. Esa formación que uno alcanza de la misma gente que te consulta motiva un rico intercambio que les allana el camino a salir de la problemática a los propios pacientes. No es fácil tener un panel con 10 pacientes como lo tenemos en la televisión, donde cuentan sus verdades, sus angustias, sus llantos. Y no se trata solamente de alimentar un producto mediático; se trata simplemente de buscar el darles a los pacientes una información y una formación más integral. De salir, levantar una bandera, luchar y hablar de lo que antes era un tema tabú; de eso simplemente se trata.
  -Entonces, ¿se puede vencer el cáncer?
  -Sí, se puede vencer al cáncer. Y me viene ahora el famoso "sí, se puede”, latiguillo de una campaña política. En cuanto al cáncer, sí se puede luchar y sí se puede salir. Hoy están dadas todas las condiciones y se cuentan con todos los medios. En los dos últimos años, realicé en Buenos Aires estudios genéticos, a través de una beca. Se trata del AGO (Asesoramiento Genético Oncológico). Hay genes que nosotros los tenemos y esas mutaciones que las heredamos están presentes en nuestros organismos y posiblemente van a desarrollar un cáncer. En tal sentido, lo primero que salieron son el Brac 1 y el Brac 2, que están relacionados al cáncer de mama, de ovarios y colon; los tres vienen tomados de la mano. Entonces surge la pregunta: ¿estamos preparados los argentinos para hacer mutilaciones ante la presencia de problemáticas del tipo señalado? Argentina tuvo un cambio: el 9 de septiembre de 2010, por decreto presidencial –una de las cosas rescatables del gobierno de (Fernández de Kirchner) Cristina- se creó el Instituto Nacional del Cáncer en nuestro país. Eso implica el poder tener un registro de tumores, de conocer por ejemplo en Catamarca cuántos pacientes oncológicos tenemos y de paso, ver en qué estado están. Después de ese conocimiento, hacer el trabajo preventivo y saber cuál es la región que más necesita atención. Hay trabajos espectaculares que se realizaron años atrás; uno de ellos lo hizo la ginecóloga Marcela Escribano, de Recreo, que creo es la que más conoce sobre el tema. Porque con el camión de Mamisan recorrió pueblo por pueblo todo el interior de la provincia, tomando muestras, haciéndoles el Papanicolaou a gente joven y mayores, además de las mamografías.
  -Por todo lo expresado: ¿le costó mucho separar lo humano de lo profesional en su actividad?

  -(Sonríe) Lo hice únicamente para que no me afecte, pero al final siempre termino haciendo una cosa distinta a lo pensado. Trato de reencontrarme con lo personal desde el deporte o la música. Pero está claro: el involucrarme con los pacientes creo que no lo voy a cambiar jamás, no sería yo si hiciera lo contrario.

Por Kelo Molas

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Comentarios

20/11/2016 | 21:54
#149006
SACARON TODOS LOS COMENTARIOS NEGATIVOS ES UNA VENDE HUMOS ESTA MEDICA NO SIRVE
20/11/2016 | 14:47
#149005
excelente profesional y muy buena persona deberian aprovechar sus amplios conocimientos

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