Con: Rodrigo Morabito

Cara a Cara: “La pobreza es violencia”

domingo, 14 de agosto de 2016 00:00
domingo, 14 de agosto de 2016 00:00
Por Kelo Molas

A los 38 años sueña con ser boxeador profesional. Oriundo de Córdoba, hace una década que está radicado en Catamarca, a la que considera su casa.
 
Es el padre ("de tres hermosos hijos” se apresura en decir) de Agustín, Camila y Franco.
Simpatizante de Talleres en fútbol, dice que sus ídolos en el boxeo son Abel "La Pantera” Robledo y Jesús "El Negro” Vázquez, "los que me enseñan”. Hizo toda la carrera judicial: desde empleado hasta llegar a ser juez de Menores en la actualidad. El Cara a Cara de este domingo nos entrega las reflexiones de Mario Rodrigo Morabito.

Panorama complicado si los hay, el de su juzgado: niños explotados laboralmente, violados, violentados y con serios problemas de adicciones. Como para preguntarse qué está pasando.
La cuestión de la niñez es un tema álgido, arduo, sensible, en el que tiene mucho que ver la vulnerabilidad. Vemos a diario la niñez vulnerada, pero también tenemos que decir que vemos la niñez de un sector de la sociedad; la niñez que pasa por los tribunales de la infancia es de un estereotipo, de una pertenencia a determinado ámbito social. Es muy poco común ver a chicos de clase media alta involucrados en la problemática señalada; siempre tenemos a chicos de clases marginales, de las clases sociales más postergadas y sin lugar a dudas, con los problemas apuntados. En la Argentina todavía tenemos una ley penal de la época de la dictadura militar, firmada por (Jorge) Rafael Videla, más allá de la incorporación de la Convención de los Derechos del Niño a nuestro sistema legal, como el tratado internacional más ratificado en la historia del mundo. Aún así, seguimos viendo chicos, insisto, de un determinado colectivo social, que son los que pasan por los tribunales de menores; chicos en situación de trabajo infantil o de explotación laboral infantil en realidad, con consumo de estupefacientes, en estado de deserción escolar. En todo esto venimos trabajando duro en el marco del sistema de protección integral de niños y adolescentes. Necesitamos tener un sistema integral de protección fuerte para que la Justicia pueda derivar a los chicos en situación de riesgo o en conflicto con la ley a ese sistema y además, poder abordar múltiples inconvenientes que no solamente pasan por los juzgados de menores; con normativas y estructuras fuertes, no alcanza muchas veces con las buenas intenciones legislativas que hacen las leyes; hace falta asimismo tener una infraestructura adecuada, contar con recursos humanos y materiales suficientes.
 

¿Cuánto influye la pobreza en ese marco de problemas que padece la niñez y la adolescencia?

Mucho. La pobreza es violencia. De esto no tengo ninguna duda. Cuando tenemos una persona pobre o extremadamente pobre, estamos en presencia de alguien en estado de vulnerabilidad, una persona violentada en sus derechos o en sus necesidades básicas fundamentales. Un chico que no puede acceder a la educación, a una comida sana, a jugar y tiene que salir a pedir limosna al centro es una persona absolutamente vulnerada, un niño afectado en todos sus sentidos. Insisto: no dudo de que la pobreza es uno de los factores que influye mucho en el tema de la comisión del delito. Luego, lamentablemente, esos niños tienen que pasar por el sistema penal que, indudablemente, es selectivo y clasista y tiene su punto final cuando caen en un servicio penitenciario. Largo es el círculo vicioso: se comienza como niño y se termina como adulto y muchos no vemos algunas circunstancias cuando pensamos que podríamos haber actuado a tiempo y de alguna manera, haber salvado desde la estructura estatal a un niño que después termina en la cárcel. Hoy, los datos estadísticos indican que el 80 por ciento de la población adulta que se encuentra en la cárcel ha pasado por un sistema penal juvenil o tal vez por un sistema de protección. Lamentablemente, los sistemas de protección son los que menos dinero reciben y son los que menos presupuesto tienen. No está mal que así sea, pero es común ver las noticias de que los gobierno nacionales y provinciales dotan a las fuerzas de seguridad de móviles, chalecos y armas; pero no veo la noticia desde el sector político informando que se dotó de determinados recursos, materiales y humanos a los sistemas de protección de la niñez. Tal vez aquí es donde estamos fallando, por eso considero que a la pobreza hay que combatirla. El Unicef (Fondo internacional de las Naciones Unidas para el socorro a la infancia) ha producido hace poco un informe que indica que el 30 por ciento de la población de la niñez es pobre, por lo que estamos hablando de 4 millones aproximadamente de niños pobres en la Argentina y la mayoría está en el Norte argentino. Esto nos obliga a trabajar y abordar la pobreza con políticas públicas sostenidas y no solamente ocupándose del niño, sino de la familia íntegra. 
 
 
La problemática social indica claramente que vivimos en un sociedad violenta y así dan cuenta todos los medios de comunicación a diario.
 
Sí. El día a día es violento. Cuando vamos a ver un partido de fútbol, insultamos, lanzamos una serie de improperios al lado de nuestros hijos y después les pedimos que sean educados; cuando salimos a la calle y alguien nos insulta desde un auto; cuando dictamos una condena penal estamos aplicando violencia, dolor, más allá de que sea justificada atento al delito cometido; cuando contestamos mal, insultamos y faltamos el respeto; cuando no respetamos a los niños, mayores, mujeres y a las personas con discapacidad. En pocas palabras, vivimos en una sociedad con mucha violencia. Y vivimos en una sociedad de violencia estructural o anónima que es convivir con gente que está en una situación absolutamente distinta a la nuestra desde el punto de vista económico y sin embargo, miramos para otro lado. Dejamos de ser solidarios para ser solamente consumistas y capitalistas; nos ocupamos solamente de nuestro bienestar y pensamos muy poco en el prójimo que nos necesita. Siempre nos ha caracterizado, como sociedad, el de ser solidarios; pero hoy no lo estamos siendo.
 
 
La adicción a las drogas, por ejemplo, ¿hace a la delincuencia o no necesariamente?
 
No necesariamente. Fíjese que muchas personas que cometen delitos no consumen drogas y no todos los que consumen cometen delitos. Además, lo que tenemos que decir es que cuando hablamos de drogas y de consumo, son las drogas que consumen los más pobres, que son muchas veces los que cometen los delitos. Esas drogas son pastillas, pegamento y marihuana y no otras. Pero también tenemos una clase media alta que puede estar consumiendo drogas y no pasa por el filtro de la Justicia ni tampoco por el filtro de la Policía. Para hablar del tema tenemos que hablar todo: hay que tener en cuenta al narcomenudeo o los que son atrapados fumando un porro y haber robado una cartera. Lo que no hablamos muchas veces es del narcotraficante, que es el verdadero problema de todas estas circunstancias. Ahora, debo decirle que los chicos que están en conflicto con la ley penal, la mayoría de ellos consumen y consumen droga basura. Son adictos a drogas que producen daños neurológicos irreversibles y esto es muy preocupante.
 
 
A la hora de condenar un delito, ¿la drogadicción es un atenuante o un agravante?
 
Alguien puede consumir y estar consciente de lo que hace. Tampoco hay que angelizar ni demonizar a nadie. De última, debería evaluarse como un atenuante en algunas circunstancias especiales. También considero que no es lo mismo actuar en absoluta conciencia o hacerlo bajo los efectos de estupefacientes; eso no significa que todo el mundo tenga que recibir ese tipo de atenuante. Hay que abordar la problemática desde el punto de vista de la salud, pero poniendo cada cosa en su lugar: una cosa es el problema de salud y otra es la comisión de un delito y en el medio hay un víctima a la que hay que responderle, para que no termine siendo una eterna convidada de piedra porque fue ella –la víctima- la que sufrió y vivió el perjuicio y el daño que se cometió en su contra. Hay que evaluar todo en cada caso puntual.
 
 
Cuando se habla del funcionamiento de la Justicia, es como que se conoce a la perfección el diagnóstico. Después, ¿contamos con los recursos humanos, los elementos técnicos y de infraestructura para solucionar los problemas?
 
Creo que hablando particularmente de la Justicia de la niñez y sus sistemas de protección, han tenido un fuerte viraje desde hace aproximadamente cinco años, en cuanto a una nueva forma de ver al niño como sujeto de derecho y no simplemente como objeto de protección; cambiar el paradigma del patronato tutelar por el de protección integral; en pocas palabras: dejar de ver a los niños como peligrosos para ver a los niños en peligro. Hemos tenido avances legislativos y avances institucionales en materia de niñez. Desde noviembre de 2013 contamos con un sistema de protección de la niñez y tenemos organismos que se están haciéndose cargo de los chicos en situación de riesgo. Ya la Justicia no judicializa problemas de salud, no judicializa problemas tales como adicciones, suicidios o pobreza. Hemos tenido un avance, pero siempre en cuestión de niñez es como que falta. Por mucho que se haga, siempre parece poco. Necesitamos lanzar, por ejemplo, un marco de régimen penal juvenil acorde a los estándares internacionales de derechos humanos, que hoy no tenemos en la provincia. Necesitamos una ley penal juvenil que adecue el procedimiento a lo que exige el derecho internacional de la infancia. Argentina ha sido el país más cruel en materia de infancia, a pesar de que forma parte de la Convención de los Derechos del Niño.
 
 
¿Por qué cree usted que la Justicia ha perdido credibilidad y confianza?
 
Creo que hay muchas cuestiones que tienen más de mito que de realidad. La Justicia, indudablemente, tiene que adaptarse a la nueva problemática social y ésta requiere nuevos actores en la Justicia, con nuevas formas de intervenir, con una visión más amplia de la situación, lo que se logra por supuesto con capacitación y con la aplicación de renovadas experiencias. No sé si la Justicia ha perdido credibilidad. A ver: todos somos jueces, todos somos periodistas o todos somos directores técnicos, pero le digo algo: es muy difícil ser juez; no es fácil tener el temple suficiente para dictar una condena a una persona a la que estoy privando de la libertad y estoy disponiendo sobre su vida. Y los que conformamos la Justicia somos hombres y mujeres, seres humanos que podemos equivocarnos. Entonces, todos somos jueces hasta que nos toca ser jueces y nos toca decidir sobre la vida de alguien. Nosotros, actualmente, tenemos un sistema constitucional acusatorio que generó mayores casos de encarcelamiento que el anterior sistema; hoy las cárceles en la Argentina están abarrotadas y me pregunto sobre el particular ¿por qué entonces el mito de la puerta giratoria? Insisto: las cárceles argentinas están llenas. Muchas veces el proceso judicial tiene varias aristas y los tiempos de la Justicia son distintos a los tiempos que la sociedad quiere. La sociedad quiere ver la comisión de un delito y de inmediato un condena, pero en el medio hay que respetar el derecho a defensa y un debido proceso a un juicio justo. También se confunde al juez garantista como "juez bueno”. Los jueces no somos buenos ni malos. Somos hombres que tenemos que respetar la Constitución, las garantías constitucionales y aplicar la Ley. Porque todos renegamos de los derechos humanos y de las garantías constitucionales de los otros hasta que nos toca de cerca y esto es como la gripe: le puede tocar a cualquiera. También debemos tener en cuenta algo: no todos los que van a la cárcel son delincuentes. Si alguien, en un mal día, le pega una trompada a una persona y ésta se muere, ese alguien puede ir a la cárcel y no precisamente porque sea un delincuente; no fue alguien que hizo del delito parte de su vida. Por eso digo de analizar todas las circunstancias y ser una sociedad con una mente más abierta. Lo que puede ser Justicia para uno tal vez no lo sea para el otro. Lo que hace la Justicia es aplicar la ley, aplicar el Derecho. Y siempre va a haber alguien que pierde y alguien que gane, dejando en claro que entiendo que cuando hay un conflicto, no gana nadie; todo el mundo pierde.
 
 
¿Está de acuerdo con la Reforma Judicial?
 
Considero que todos los cambios tienen que ser vistos desde un punto positivo. Creo que un gran desafío que tiene que afrontar el Poder Judicial es la accesibilidad a la Justicia. Se puede tener toda la infraestructura necesaria, pero si no garantizamos el acceso a la Justicia y los trámites se vuelven burocráticos y la gente hasta pierde las ganas de denunciar porque no pasa nada, entonces no estamos cumpliendo con esa apertura de la que hablo. La Justicia tiene que bregar por tener una defensa pública fuerte y con los elementales recursos materiales, porque la mayoría de la gente que hoy está en situación de pobreza la única posibilidad que tiene de acceder a la Justicia es través de una defensa pública que el Estado le garantice. Tal vez es necesario también contar con un edificio único, con las oficinas suficientes y bien equipadas; no nos olvidemos de que hay quienes llegan a la Justicia en instancias del último recurso y hay que brindarles las garantías correspondientes. Todos los cambios son positivos e importantes. Creo que es necesario apuntalar a la Justicia en cuanto a sus necesidades, a sus carencias y a sus bondades, porque también las tiene. Hay mucha gente que trabaja a diario con gran responsabilidad en el ámbito de la Justicia para darle respuesta a la gente. Claro que lamentablemente en el país siempre hablamos de las cosas malas y no de las buenas. Hacemos foco en las carencias y nos olvidamos de las bondades. La Justicia también da muchas respuestas y ayuda a mucha gente y hay funcionarios que trabajan a destajo. Hay una juventud con ganas de trabajar en nombre de la Justicia.
 
 
En cuanto a números se refiere, estará de acuerdo en que más vale calidad que cantidad.
 
Absolutamente. Hay cuestiones que se resuelven simplemente con un reacondicionamiento de los recursos humanos, no necesariamente tomando más gente. Lo que es importante es contar con personas que han tenido una preparación y también con quienes han alcanzado una especialidad. Hoy, la nueva problemática social requiere especialidades; el fuero penal juvenil o el fuero de la niñez es un ámbito totalmente especializado que tiene que contar con gente, fiscales y jueces especializados.

 
¿El valor de la Justicia goza de buena salud entre nosotros?
 
Sí. Hay que confiar en la Justicia. Los jueces y los fiscales, insisto, somos humanos y podemos tener errores. No todo en la vida puede pasar únicamente por ganar; hay que acostumbrarse también a perder y a afrontar las consecuencias de los actos que ha tenido. Algunos de los que hablamos en nombre la Justicia tenemos un perfil y otros tienen otro distinto. Hoy tenemos un activismo judicial muy fuerte; somos jueces activistas, con soluciones nuevas y hasta inéditas, pero la Justicia brinda respuestas. Y ésta no es una opinión corporativista. Le reitero: la Justicia goza de buena salud y necesita además gozar de la credibilidad de la sociedad, que muchas veces deja de creer porque consume, ve y escucha lo que ocurre en determinados casos que son de consumo masivo.
 
 
De todos los casos que atiende su juzgado –explotación infantil, violaciones, violencia, adicciones, etc.-, ¿cuáles son los más preocupantes?
 
En los juzgados de menores de la provincia, siempre tenemos a chicos víctimas de la violencia. Algunas violencias son naturalizadas porque el papá le pega a la mamá y golpea a los más chicos, porque salen a la calle y la calle es violenta, porque se juntan con los chicos de la esquina y éstos son violentos y consumen; por un montón de cuestiones. Hay sí muchos delitos contra la propiedad y chicos que hurtan en los supermercados para tener qué comer; esto es durísimo verlo. Hay ahora una leve tendencia a los delitos sexuales, algo que tiene que ver con lo pasa con la nueva tecnología, que tanto se consume hoy por hoy. Pero lo que más me impacta en el día a día es ver chicos consumidos por las drogas, lastimados, violentados, vulnerados en todos sus derechos: en algunos casos vulnerados por el propio Estado, por las fuerzas de seguridad. Ver a los jóvenes degradados en su salud, sea por hambre o por el consumo excesivo de drogas, sinceramente son los casos que más me impactan.
 
 
Su pasión deportiva es el boxeo. ¿Llegó a ser boxeador profesional?
 
Espero serlo algún día. Es un anhelo. Tengo un gran equipo de trabajo: Abel "Pantera” Robledo y Jesús "El Negro” Vázquez. Tengo cinco peleas; gané tres, empaté una y perdí la otra. Gracias a Dios fui bien recibido en el ambiente boxístico, tanto por los rivales como por el público.
 
 
¿Le dicen "El Príncipe”?
 
Es un apodo que me pusieron los periodistas.
 
¿Discutió alguna vez un fallo adverso en determinada pelea?
 
No. La pelea que perdí fue por fallo mayoritario, por puntos. Ganar o perder en la vida es una circunstancia. De las derrotas también se aprende y hay que asumirlas con hidalguía, más allá de que a nadie le guste perder. Después que suena la campana y termina la pelea, los protagonistas nos damos un abrazo y esto pasa en muy pocos deportes.
 
 
Finalmente, si se entera de un acto de corrupción en el ámbito de la Justicia, ¿se calla o lo denuncia?

Lo denuncio. Sin lugar a ninguna duda. La corrupción, cometida por funcionarios estatales, a mi modo de ver es una de las formas más grotescas y violentas que puedan existir. La corrupción mancha, destruye y arruina a muchas personas. El delito de "guante blanco” afecta a todos, pero más castiga a los sectores marginados.n


Comentarios

14/8/2016 | 10:17
#149006
Por Dios este forista, encima de cobarde, bruto a mas no poder. No entendí un cuerno lo que quiere expresar. Eso también es violencia gratuita. Si no sabe escribir amigo, bájese una aplicación para el celular o aprenda por youtube. Muy interesante la nota
14/8/2016 | 05:09
#149005
UN JUEZ CUANDO SE LEVANTA DIA A DIA..Y SE LAVA SU ROSTRO..Y SE VE EN SU ESPEJO Y PIENSA...QUE ES NECESARIO DECIR SIEMPRE O VARIADO..LAS COSAS MAL..ALA QUE NO SE LE ENCUENTRA UNA SIMPLE SOLUCION A LOS ADICTOS QUE TIENE CATAMARCA HOY EN DIA...POR QUE SIN DISCRIMINAR EN EL SEXO, NI COLOR..NI EDAD. LAS VICTIMAS(DESDE UN NIÑ@ A ABUEL@) HOY EN DIA...SON LAS QUE NO QUIEREN SER LASTIMAD@S POR ADICTOS EN LAS CALLES...POR EL ECHO (L@S ADICT@S) ELLOS SIEMPRE TIENEN COMO SAFAR DE TODOOO..!!!!

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