Hoy, nuestro entrevistado ya está en Houston (Estados Unidos). Nació en la Villa de Pomán. Y le duele y le preocupa su Catamarca. Es el creador y sostenedor de las empresas ECA Salud y Pharma Red (farmacias y droguería), que a su vez constituyen fuentes laborales para 300 familias. Tiene bronca por las oportunidades perdidas en la provincia, pero está dispuesto a seguir haciendo. Porque de eso se trata el Cara a cara de este domingo: hablar con un hacedor indiscutible. Se llama Emilio Benjamín Sosa.
  -Si hace un balance de lo hecho hasta ahora, ¿está conforme con lo logrado o le quedan cosas por hacer?
  -En honor a la verdad, no estoy conforme. Y  la reflexión no pasa por una cuestión económica, tampoco se mide por más o menos poder, ni por más o menos plata; nada de eso. Hace como 10 años es como que frené un poco en mi actividad. No hago emprendimientos nuevos, por lo menos en Catamarca. Y tengo mis razones.
  -¿Por qué esa decisión?
  -Y, uno se siente un poco vacío acá. Soy un empresario, con dos fuentes de trabajo y todo lo que hago está estrechamente relacionado con lo económico. Pero hay muchas cosas  en la provincia que te desilusionan, y te desilusionan mucho.
  -¿Por ejemplo?
  -Quiero decir, en definitiva, que no se puede vivir en una burbuja de cristal en medio de tanta pobreza. Puedo pensar que tengo para vivir, y hasta para vivir muy bien también. Pero me pregunto: ¿de qué sirve poder darte con todos los gustos mirando la triste realidad que te rodea? La vida no se ajusta a lo estrictamente económico. La vida es el resultado de una convivencia, de vivir en el contexto de una comunidad. Y no se puede vivir y convivir dentro de una mini-comunidad, atrapado en un lugar físico, como en una cúpula de vidrio mirando la pobreza que hay alrededor. Y pasan los años y seguimos estancados en lo mismo. Ahí  tenés el problema de la falta de agua. Tengo mucha bronca en ese sentido.
  -¿A qué atribuye lo que, a su juicio, nos está pasando?
  -Desde el `83 a esta parte, con 34 años de democracia, tuvimos una mala suerte: no tuvimos un gobernador, como tuvieron otras provincias. Tanto que se habla de reformar la Constitución, creo que el primer artículo que hay que cambiar es que elijamos un gobernador. Porque estamos acostumbrados a elegir un administrador de fondos públicos. Es la figura de un gobernador  que está sentado en el sillón esperando el cheque de Buenos Aires o el cheque de alguna regalía para después salir y hacer una escuelita, un camino, un grifo o alguna otra obra. ¿Qué es necesaria la obra pública? ¡Absolutamente! Sin lugar a dudas. Para eso, el gobernador –o gobernadora- debería tener gente capaz de gestionar la obra pública y que el primer mandatario se dedique a gobernar, a gestionar inversiones y fuentes de trabajo. Y digo esto: por más que no lo quieran ver así, la única posibilidad de crecimiento es a través de la actividad privada. La actividad pública, y menos ahora que se vienen épocas de ajustes, ya no tiene ninguna forma de crecer más. ¿Qué hacemos con el 10 o el 12% de desocupación que hay en Catamarca? Insisto: ¿qué hacemos? Es una pregunta que nadie te va a contestar. Porque no hay actividad privada. Se fundió. Y la provincia no puede absorber un empleado más. Hablo del 12% de desocupación, pero seguramente es un número un poquito más alto.
  -Plantea en su cruda visión un “algo hay que hacer urgente”. ¿Es así?
  -Pero es que si el tren de las oportunidades  pasa por frente de tu casa una vez, dos veces, tres veces y no te subís, después tenés que aguantar que tus hijos te reclamen para comer, y si no tenés respuestas es posible que te reprochen ¿por qué no te subiste al tren que pasó tres veces? Ese pudo ser el tren que te brindaba la posibilidad de crecer. Creo que la mayoría de los políticos, y repito: la mayoría, de todos los partidos sin excepción, no son benefactores que vienen con una idea clara para mejorarle la calidad de vida a la gente. La mayoría, no todos, de los políticos llegan para satisfacer sus necesidades personales y lograr así un rápido crecimiento económico. La mayoría son personajes fracasados e inútiles en su vida privada y logran un fácil ascenso social y económico a través de cargos en la administración pública. Puedo decir, sin ningún tipo de arrogancia, que este análisis es contundente.
  -¿Puede interpretarse su postura como que está cansado de esta rutina diaria, donde lo novedoso para romper esa rutina se hace esperar?
  -Esta rutina cotidiana es terrible. Vamos a algo concreto: ¿hace cuántas décadas que vos sabés que cuando llegan los calores, en Catamarca se viene la falta de agua? Me pregunto: ¿éste es un problema que nunca va a tener solución? ¡Claro que tiene solución! Alguien tiene que pensar en hacer una gran obra. También cabe preguntarse: ¿y por qué ningún gobierno la hace? Pues porque se trata de una obra subterránea, que no está a la vista pública, y entonces eso no da réditos políticos. Es así. Dan réditos políticos otros tipos de obras, que están a la vista de todo el mundo. Resulta increíble pero es la pura verdad: no le satisfacemos a la gente las necesidades básicas, estamos hablando de agua, luz y cloacas. Y si no le damos eso a la gente, estamos en presencia de pobreza total. Algo para tener en cuenta: hoy se viene un ajuste casi lógico por culpa de 12 años de fiesta que hubo en la Argentina. Le  están exigiendo a las provincias que ajusten, que no tomen más gente en la administración pública. Es algo se viene haciendo en todos estos años: en lugar de invertir, metemos más gente al Estado. Pero ojo, a eso ahora tampoco lo van a poder hacer.
  -A todo esto, ¿qué pasa con la actividad privada?
  -(Enfático) ¡Es que han terminado, y digo que en forma deliberada, con la actividad privada! Fue un plan deliberado. Porque en la medida que terminás con la actividad privada, como gobierno te quedás como único dueño y patrón de estancia de Catamarca. Nadie te puede discutir nada. Pasás a ser la única voz que se hace escuchar. Eso es, para mí, una gran preocupación. Y creo que esto la gente no lo sabe. Porque está más pendiente del carguito en la administración pública o del subsidio que pueda llegar para que alcance para comer. ¿Por qué no pensar que podemos crecer, que podemos tener una mejor calidad de vida? Se resignan fácilmente a que nada más puede pasar, ¡pero es que puede pasar algo más!
  -¿Y por qué no pasó lo que según su criterio puede pasar?
  -A ver…Catamarca es una provincia pobre, con pocos recursos. No tenemos petróleo, no tenemos gas, ni puerto, ni ríos importantes; no tenemos pesca, turismo menos que menos, nos falta agricultura, no tenemos ganadería. Si analizas un poquito, llegás a la conclusión que esas son las fuentes de ingreso que puede tener cualquier provincia, pero no las tenemos. Nos queda la minería, como último o único recurso. Durante los años `90, por decisión de Carlos Menem con la intención primaria de favorecer a La Rioja, se extendió el beneficio de la explotación minera y la ligamos nosotros. A decir verdad, ligamos tres regalos: la promoción industrial, los diferimientos impositivos y la ley de minería, con un muy bajo porcentaje de regalías. Veamos ahora los resultados. La promoción industrial se dio para Catamarca, La Rioja y San Luis. En La Rioja, con todos los vaivenes que hubo, mínimamente hoy tiene el doble de cuando comenzó; hay 10 mil puestos industriales y eso genera una actividad económica importante y un flujo importante de dinero. Los sueldos industriales son muy superiores a los de la administración pública. En San Luis, hoy, la inversión está multiplicada por diez, hicieron un polo industrial extraordinario y todos partimos desde el mismo nivel. Aquí, en San Luis, hay más de 20 mil puestos de trabajo industriales porque hicieron una fuerte inversión para la promoción provincial de industrias. Todo lo indicado a las otras dos provincias, para Catamarca sería una gran solución…pero en Catamarca la promoción industrial desapareció, ya no están quedando fábricas en pie. Veamos: les dieron las mismas posibilidades a las tres provincias, a las otras dos les fue bien, a alguna muy bien y a otra, la nuestra, mal. ¿Quépasó en el camino? Es para preguntarse. Considero que faltó una firme decisión política de apoyar a la actividad privada. Por eso insisto: los gobernantes nuestros son administradores de fondos públicos. Porque cuando las empresas radicadas tuvieron problemas y debieron recurrir a la provincia para encontrar un punto de apoyo en busca de  una solución y quedarse en esta tierra, todos los gobernadores dijeron que eso era un problema de la actividad privada. ¡Vos no sos gobernador de los empleados públicos, sos gobernador de Catamarca! Entonces, llegamos a la conclusión que los empresarios del sector privado no tenemos gobernador. No quisiera plantear una problemática a la gobernadora y que me responda: “eso es problema de la actividad privada”. No quisiera plantear que si me va mal se van a perder 300 puestos de trabajo y que me digan: “es problema suyo”. Es de imaginar lo que puede pasar: si esos 300 puestos de trabajo quedan en la calle, le van a golpear las puertas de casa de gobierno; alguna solución les tendrá que dar. No me explico esa mentalidad.
  -Un panorama complicado el que pinta…
  -No nos olvidemos que hubo diferimientos impositivos para la plantación de olivos, entre otros cultivos. Si hoy recorrés la ruta 38 de aquí hasta Chumbicha, en las que hay varias fincas, algunas modelos como Frontera del Oeste y la Bonita, por nombrar dos grandes establecimientos de olivo, no hay una planta en funcionamiento; se secaron y abandonaron todas las plantas. ¡Se cerraron todas las fincas! Si andás unos kilómetros más y llegás a La Rioja, no tan solo están todas las fincas en pleno funcionamiento, sino también siguen plantando olivares. En La Rioja se están invirtiendo en miles y miles de hectáreas y aquí se fueron todas. ¿Qué pasó? Estoy diciendo que con los diferimientos impositivos se perdieron 2 mil puestos de trabajo genuinos. ¿Por quéfuncionó en La Rioja y aquí no? Cuando hubo épocas de crisis, el gobierno de La Rioja subsidió a cada finca con un peso por kilo de aceituna; no era la solución total, pero se llegaba a la línea de flotación para no hundirse. El agua les llegaba hasta el cuello, podían respirar y de esa manera seguir funcionando, porque la provincia riojana se hizo a la idea de que la producción tenía que seguir, lo que significaba una fuente de ingresos y de trabajo para la provincia. Si estamos en presencia de un circuito positivo, como gobernador tengo que luchar para que siga y no que se pierda. Está claro que se perdieron 2 mil puestos de trabajo en Catamarca, mientras que hace unos años, en un recambio de autoridades que hubo en la Cámara de Diputados provincial, ¡metieron mil doscientos ñoquis de un sólo saque! Entonces tenemos que no podés entender que en tu casa florezcan todas la flores y en la casa de al lado, ninguna; debe ser que aquí no se regaron las plantas; es muy simple la deducción. Cuando esto pasa lo primero que uno se pregunta es: ¿cómo, no se dieron cuenta? Bueno, se supone que para eso un gobierno tiene asesores y un ministerio de Producción que quiere que la provincia produzca. Si ves que se están yendo, abandonando las fincas y dejándonos sin fuentes de trabajo, lo menos que se me ocurre pensar es que se trata de una política deliberada en contra de la actividad privada, algo así como que queremos que se vayan todos. ¿Para qué? Para que todos los que trabajen en esta provincia solamente dependan del Estado. En otras palabras, para que el gobernante de turno piense: “yo soy el rey”. Es lógico: a ningún gobernante le interesa que el 50% del electorado sean empleados del sector privado, libres de pensamiento y que no lo puedas “operar” políticamente. Todos los gobernantes quieren tener súbditos que se conformen con un bolsón de alimentos, una chapa de zinc  o la promesa de algún aumento. ¿Cómo hacemos para que esto le llegue a la gente y se den cuenta de lo que pasa? (Otra vez con énfasis) ¡Somos pobres en Catamarca por decisión política! Para colmo de males, estamos a trasmano de las principales rutas nacionales, estamos lejos del puerto; entonces, pocos vendrían a invertir y producir aquí porque después los costos de traslado son demasiados caros. Antes venían porque se les subsidiaban los impuestos y ponían los olivos porque al costo fiscal lo pagaba la Nación. Pero éste es otro tema de discusión.
  -Todo lo que está pasando, ¿le quitaron las ganas de seguir haciendo cosas en Catamarca?
  -Insisto en algo: si vos tenés una mentalidad restringida sólo a tu ámbito personal, disfrutes de tu ego y no te importe un carajo de que en la puerta de tu casa haya chicos pidiendo para comer, algo no anda bien. Tenemos que convivir en sociedad. Vengo de un pueblo del interior, no soy un extranjero. Soy puro catamarqueño y debo decir que gracias a Dios he tenido mucha suerte en la vida. Lo que quise hacer lo hice, me fue bien; con esfuerzo, con sacrificio, con trabajo. Nunca tuve negocios con el Estado. Nadie me podrá señalar que tuve connivencia con algún gobierno. Soy absolutamente libre y no temo que alguien me pueda acusar de algún negociado de ninguna naturaleza con ningún gobierno.
  -¿Alguna vez pensó que le gustaría meterse en política con la intención de cambiar algo?
  -Sí, por supuesto. En principio, me interesa algo en particular y voy a usar una famosa frase del general (Juan Domingo Perón): “La única verdad es la realidad”. Y una de las realidades es que de aquí se fueron casi todas las fábricas y en La Rioja se quedaron todas. Los diferimientos, allá están todos y aquí no quedó ninguno. Después, decime lo que quieras, que hasta pasaron unos ovnis si querés, pero la realidad es que de acá se fueron todos, que tenemos un 12% de desocupación real y que el Estado ya no puede cubrir ese vacío, al menos masivamente. Y estamos en presencia de un número importante de gente que no tiene trabajo, porque ya no hay más lugar en el Estado, porque ya no hay más subsidios, el gobierno nacional dijo ¡basta! en este sentido. Todo esto va a producir una gran demanda social en muy poco tiempo y es tiempo de preguntarse: ¿con qué lo cubrimos? Capaz ahí recién se acuerdan de la actividad privada… ¡pero ya la desecharon! La poca que había ya la menospreciaron. La actividad privada, hoy por hoy en Catamarca, se sustenta en un comercio mínimo que aporta muy poco. Jamás escuché decir, a ningún gobernador desde 1983 a esta parte, que va a convocar a los empresarios al menos para pedirle alguna colaboración y veamos de qué manera, juntos, podemos generar fuentes de trabajo. Que empecemos a solucionar los problemas entre todos. Repito: nunca ningún gobernador convocó al empresario privado. Y si alguna vez convocaron, porque lo he visto durante el gobierno del Frente Cívico, fue al famoso grupete de amigos, de cuatro o cinco allegados, la famosa “mesa chica” donde se repartían los negocios, y nada más. Con 300 empleados que tengo hace mucho tiempo, no me considero un personaje importante, pero entiendo que en Catamarca ese es un número a tener en cuenta. Nadie se me acercó y yo no les voy a pedir nada; por ahí uno puede colaborar con alguna idea, en una de esas sirve alguna.
  -Volviendo a la pregunta por qué no se dedicó de lleno a la política, ¿qué pasó?
  -Hay un problema con la política. A medida que pasa el tiempo vivimos una democracia más madura. Cayó (Fernando) De la Rúa, a (Mauricio) Macri le daban poco tiempo y la democracia sigue firme. Aquí ya no se voltea a nadie más. En los partidos políticos, todavía no se ha instalado la plena democracia, al menos en algunas provincias. Digamos que el peronismo y el radicalismo no se han democratizado. En la UCR local cada elección interna es una grieta que no cierra más y quien se animó a enfrentar el poder del partido, ¡lo mandaron al oscurantismo político en Siberia! (sonríe). El que ganó jamás convocó al resto para que sigan juntos. No hay posibilidad alguna de participación política de esa manera. Eso pasa en los dos partidos mayoritarios. Hay quienes manejan un partido desde hace 30 años, ¿de qué democracia partidaria me hablan? La famosa cueva no se toca. Es así. 
  -¿El futuro?
  -Sostener todo lo construido y concretar algunos proyectos que andan por ahí. Porque esto es parte de uno mismo. No quiero echar la culpa a nadie en particular. Pero me revelo ante una realidad que puede cambiar. Y me duele cuando no lo hacemos. De algo estoy seguro: mi lugar en el mundo es Catamarca. Soy catamarqueño y aquí voy a terminar mis días. Y estoy dispuesto a luchar para no perder más oportunidades.