Hoy: Dr. Nicolás Neuspiller

Cara a Cara: “La ‘niña de probeta’ cambió la historia en favor de la vida”

domingo, 16 de abril de 2017 00:05
domingo, 16 de abril de 2017 00:05

Por Kelo Molas 

 

El pasado martes, hubo un acontecimiento en materia de salud en Catamarca: se dejó inaugurado el Centro de Fertilización Asistida, que a la vez constituyó un justo reconocimiento: ponerle el nombre de "Marcelo Teodulfo Barrionuevo”, en memoria de un recordado profesional de la medicina en la provincia.
 
Entre los asistentes al acto estuvo el coordinador general del Programa Nacional de Reproducción Médicamente Asistida, área del ministerio de Salud de la Nación, Dr. Nicolás Neuspiller, protagonista del Cara a Cara de este domingo.

 
 
-Háganos una síntesis de la importancia de la obra que hoy (por el pasado martes) quedó inaugurada en Catamarca.

  -Podría decirle que en las parejas estériles no hay diferencias económicas. La padecen tanto los que tienen dinero como los más humildes. Antes, al tratamiento de fertilidad asistida podían hacerlo únicamente los ricos, después lo podían hacer aquellos que tenían un buen sistema prepago, alguna obra social que los cubría; la ley 26.862 del año 2013 contempla el tratamiento obligatorio de todas las parejas, o no necesariamente parejas, porque pueden personas solas, gays, lesbianas o por donación de semen, es decir toda aquella persona que tiene ganas de formar una familia, hoy tiene el derecho a hacerlo. Entonces, la importancia de lo que pasó hoy en Catamarca es que hasta ahora no había un lugar donde la gente pobre pueda hacer un tratamiento de esta naturaleza.
 
 
  -Se habla mucho, pero se conoce poco sobre la fertilización asistida.
 
-Como su nombre lo indica, la realidad es la reproducción médicamente asistida, algo que también tiene su error, porque no es sólo los médicos; intervienen también psicólogos, bioquímicos, genetistas, es decir que la población se amplió respecto de los que trabajan en el sistema. Pero se decía "médicamente asistida” porque es la reproducción donde interviene el médico en algunas de estas técnicas.
 
 
  -¿La historia del embarazo cambió cuando nació la primera "niña probeta”, Louise  Brown, en el año 1978?
 
  -Louise Brown. Sí, cambió todo.
 
 
  -¿Debe entenderse que cambió todo favor de la vida?
 
  -A favor de la vida, por supuesto. Porque le dio esperanzas a aquellas parejas que no podían tener un bebé, para que en definitiva lo pudieran tener. En un principio era para aquellas mujeres que tenían las trompas tapadas; el sistema estaba destinado a mujeres que tenían alguna infección o habían hecho un aborto. Una infección en el útero que hacía que se tapen las trompas determinaba que esa mujer no podía quedar embarazada, a menos que tuviera una cirugía exitosa, por ejemplo. En un comienzo, la fertilización in vitro empieza a hacerse en aquellas pacientes que tenían problemas con las trompas; después, como la cantidad de espermatozoides que se necesitaba era muy poca, aparte de las pacientes que tenían problemas con sus trompas, empezaron a aparecer los factores masculinos, es decir aquél hombre que tenía pocos espermatozoides, que se movían poco. Posteriormente se fue ampliando y se agregó la endometriosis, que es una enfermedad en la cual lo que está adentro del útero y que se cae todos los meses –lo que se conoce como menstruación-, ese tejido, aparece en otros lugares, como por ejemplo en el ovario, atrás del útero, atrás de la vejiga; eso se llama endometriosis y eso produce esterilidad. Con la fertilización in vitro, uno saltea eso y permite que esa mujer que tiene endometriosis pueda quedar embarazada.
 
 
  -Entre algunas de las particularidades del sistema, ¿se puede seleccionar el mejor espermatozoide?
 
  -Se puede seleccionar un mejor espermatozoide, pero no se puede seleccionar el mejor. Es
muy difícil, son muchos millones de espermatozoides. Y uno no puede estudiar el ADN de la cabeza del espermatozoide, porque si uno estudia el ADN después el espermatozoide no sirve para ser inseminado. Lo mismo pasa con los óvulos.
 
 
-Está dicho que el sistema de fertilización asistida viene a solucionar los problemas de las personas con problemas de fertilidad y que no pueden concebir hijos de manera natural. ¿Por qué cree usted que hay sectores de la Iglesia, e incluso de la misma sociedad, que se oponen al método?
 
  -Considero que uno tiene que ser amplio de criterios y en consecuencia, tiene que permitir que se esté o no de acuerdo, por distintos motivos. En determinado momento la cuestión era más discutida, pero digamos que hoy en día se acepta mundialmente el tratamiento por fertilización in vitro. Diría que ya casi nadie lo discute, sólo los fundamentalistas. Conozco a muchos fundamentalistas que han tenido hijos gracias a esta técnica. Ocurre que cuando a uno no le toca, mira el problema con otros ojos y con otra cara; pero cuando uno tiene la desgracia de no poder tener un hijo, no poder cerrar una familia, no poder tener la dicha que tienen otros, ahí es cuando se empieza a recurrir a todos los métodos posibles. Le acoto algo: el médico que trabajó en el laboratorio de la primera fertilización in vitro, el profesor Edward, recibió el Premio Nobel de Medicina antes de morir. Tuve la oportunidad de compartir una semana con el profesor Edward cuando fue el atentado del 11 de setiembre, en Nueva York. Estábamos juntos porque participábamos de un evento científico; los dos parábamos en el mismo hotel. Y cuando bajaron las torres nos quedamos encerrados durante una semana. Fue increíble pasar esos días con un personaje.
 
 
  -¿Y qué le contó de la experiencia de la primera fertilización in vitro?
 
-Fue muy emocionante. Me decía que por aquél tiempo no se contaba con los ecógrafos de ahora; no se contaba con los métodos de medición de hormonas para saber bien cuál era el pico de ovulación; no se estimulaba la ovulación para que haya varios óvulos, sino que era uno solo; entonces, un colega, el médico ginecólogo, era  el que hacía la laparoscopia y a través de ésta usaba el ovario para sacar un óvulo. Edward vivía a 200 kilómetros de Londres y el médico ginecólogo lo llamaba y le pedía que se venga, eran las cinco de la mañana y Edward se tomaba un tren para llegar y ver si había óvulos o no. Una vez, de tantas, lograron conseguir un embrión y que ese embrión se transformara en un ser humano.
 
 
  -Así como algunos sectores de la Iglesia tiene sus reparos para con el método de fertilización asistida, ¿hubo un tiempo de discriminación hacia los que nacieron bajo este sistema de fertilidad?
 
  -No. Y le voy a dar un ejemplo puntual. Yo vivía en un country, donde pasaba los fines de semana. Al lado de mi casa había tres chicos, yo tengo cuatro y se hicieron amigos. En un viaje de vacaciones, se dio vuelta el auto en el que viajaban los chicos vecinos y murieron los tres. Se imagina que para la familia fue algo terrible, impresionante; hasta llegaron a gestos de suicidios y separación; dejaron el trabajo. Un desastre total. Un día, de pura casualidad, lo encontré al papá de los tres chicos y apenas me vio se largó a llorar. Me contó lo que le pasaba y me animé a preguntarle si nunca había pensado en tener más hijos. "La verdad que no”, respondió. Le dije que me fuera a ver con su señora para que charláramos del tema; nos encontramos y luego apareció como a los dos meses, ya decididos a realizar el tratamiento. Ahí fue cuando le pregunté: "¿Por qué tardaste tanto en decidirte?”, a lo que me respondió que había consultado con un obispo, al que le dijo que no aceptaba el tratamiento por temor a que Dios castigara a los chicos que tenía en el cielo. El obispo le aconsejó: "Si usted tiene un bebé, con la técnica que sea, yo se lo voy a bautizar”. La señora tuvo mellizos a través de la fertilización in vitro y yo y el obispo estuvimos en el bautismo. La vida es la vida. Un cura no va a oponerse a bautizar a un chico que nació por fertilización in vitro.
 
 
  -Una vez logrado el embarazo, ¿el proceso posterior es normal hasta el nacimiento?
 
-(Sonríe) En mis pacientes, no. Será porque a mis pacientes las cuido mucho. Una vez que lograron el embarazo no las dejo tener relaciones, no las dejo viajar; en fin, no las dejo hacer un montón de cosas que, en honor a la verdad, las podría hacer porque es un embarazo más. Lo que pasa es que como costó tanto este embarazo, no quiero que se pierda por ninguna tontería; no quiero correr ningún riesgo. Puedo exagerar en el cuidado, pero reitero: es un embarazo más.
 
 
  -¿Hay diferentes técnicas en el campo de la fertilización asistida? ¿Cuál es la más común?
 
  -Primero tenemos que aclarar que hay dos tipos de técnicas: la de baja y la de alta complejidad. Y viene bien hablar de esto porque tenemos que hablar de lo que pasa en Catamarca. Hoy abrimos un consultorio de baja complejidad. Desde la Nación armamos una red que incluye a todas las provincias, con lo que tenemos 24 referentes y cada provincia tiene su referente, en donde se hace el estudio, el diagnóstico y se empieza con la baja complejidad que significa estimularle la ovulación a una paciente y hacerle tener relaciones sexuales o estimularle la ovulación, procesar el semen del marido y colocarlo adentro del útero, horas previas a la ovulación. Por otra parte, la alta complejidad es estimular a la paciente, sacarle los óvulos, llevarlos al laboratorio, preparar el semen del marido –es decir lavar los espermatozoides-, capacitarlos y poner en contacto los espermatozoides con los óvulos. Ahí, en el laboratorio se forman los embriones, se deja que los embriones crezcan y se colocan luego en el útero de la mujer. Ahora, dentro de la alta complejidad existen variaciones; por ejemplo: puede haber un señor que en el semen no tiene ni un espermatozoide, ¿por qué?, porque tiene tapado el conducto que lleva a los espermatozoides del testículo afuera. Entonces, hoy en día somos capaces de abrir el testículo, sacar los espermatozoides, agarrar uno por uno e inyectar un espermatozoide en cada óvulo. Eso se llama ICSI (inyección intro citoplasmática  de espermatozoide); a partir de ahí, aquél que nunca soñó con poder ser padre, ahora puede serlo. Volviendo a lo que ocurre ahora en Catamarca, el consultorio que hoy abrimos se va a ocupar del diagnóstico y el tratamiento de baja complejidad, pero va a preparar pacientes para la alta complejidad, porque la va a estimular hasta que pueda ser enviada a un centro de alta, que son por ejemplo la Maternidad de Tucumán, Córdoba y el hospital de Bahía Blanca. Debo decirle que estuve en Catamarca hace unos pocos meses y ya comenzamos a trabajar en el tema. La verdad, no lo puedo creer: la eficiencia que vi hoy es una cosa increíble. No hubo burocracia. Recuerdo que íbamos caminando con el director de la Maternidad y le dije "éste podría ser un buen lugar para poner el consultorio”. Listo. Por la tarde estábamos charlando donde estamos nosotros ahora con dos subsecretarios que, con lápiz y papel en mano preguntaban qué había que hacer; me tuvieron con un cuestionario toda la tarde. Y bueno, hoy vengo y me encuentro que tengo todo lo que yo pedí en aquella oportunidad. Marcelo Barrionuevo (h) me escribió desde Estados Unidos cuando se enteró que yo estuve aquí y se puso a disposición para formar el grupo que va a trabajar en el centro habilitado. Debo agregar que estoy viendo, y me llama muchísimo y gratamente la atención, a medida que recorro el país, que hay maternidades que no existen en Buenos Aires. He recorrido el país como turista y ahora que ocupo este cargo, al que le pongo mucha pasión porque para mí la fertilización in vitro es mi vida, quiero que todos puedan usar el método. Hay muy buenas maternidades, como la que vi hoy en Catamarca, al igual que las que tienen en La Rioja, Salta y San Luis. Insisto: estoy sorprendido. Además, debo destacar la formación que tienen tocoginecólogos y neonatólogos, cuyos trabajos se notan en la disminución de la mortalidad materno-infantil. Me animo a decirle que si no fuera por el transporte, esas disminuciones van a ser menores que en la Ciudad de Buenos Aires. Mi consejo es que aquí, con las montañas que tienen y con poblaciones tan alejadas, deberían tener un helicóptero de sanidad. Creo que es una gran necesidad para estas provincias del Noroeste, por sus características; un helicóptero de sanidad es imprescindible.
 
 
  -¿Hay un límite de edad para este método?
 
-Sí, hay un límite de edad con los óvulos propios, que son los 43 años en la mujer; con óvulos donados hasta 50 años. Y en el hombre es más o menos hasta 55, 60 años. Hay excepciones, por supuesto.
 
 
-¿Hay riesgos manifiestos en el sistema de fertilización asistida?
 
  -No. El índice de malformaciones con la técnica de fertilización asistida es semejante a las malformaciones que se dan en el marco de la naturaleza.
 
 
  -Una pregunta de carácter político…
 
  -(Sonríe) ¿De carácter político? ¡Sonamos!
 
 
  -El país atraviesa un momento muy difícil, al margen que no son pocos los que se empeñan en mantener encendida la luz de que las cosas van a cambiar. ¿Usted cree que las cosas van a cambiar?
 
  -Yo creo que sí. Espero fundamentalmente que los argentinos estemos unidos, algo que nos está faltando por estos días. Uno recorre el mundo por cuestiones científicas y en todos lados me encuentro con argentinos que están trabajando bien en otras partes y puedo decir que son los mejores. Por eso no creo eso que está instalado de que el argentino es vago, sinceramente no lo creo. Lo que pasa es que hay una mala formación desde chiquitos; vamos al colegio, pero no nos enseñan lo que significa la educación, lo que representa el saber, ese interés que tienen en otros países por tener la dicha de poder ir a un colegio a aprender. Hoy mismo hablábamos y me enteré de que la mayoría de los médicos son recibidos en universidades públicas. Los argentinos tenemos una gran ventaja que es la educación pública y creo que no la estamos aprovechando como corresponde; hay muchos factores que cargan con las culpas, pero es necesario valorar a la educación pública y que nos enseñen el extraordinario valor de aprender. No tengo dudas de que la educación es el punto donde los argentinos fallamos. Porque si nosotros tuviéramos la educación que queremos, sabríamos perfectamente hasta dónde llegan mis derechos y hasta dónde mis obligaciones. Que debo respetar al que tengo al frente, aunque tenga otras ideas políticas. Me viene la imagen del ejemplo que nos dejaron Perón y Balbín.
 
 
  -Queda como conclusión que Catamarca ya está en la red del programa nacional de fertilización asistida.
 
  -Catamarca está en la red y a partir de hoy ya está trabajando en el tema. Y queda claro que en este tema, los sectores de menores recursos van a estar amparados. Conozco lugares en que hay listas de espera para iniciar el tratamiento de fertilización asistida, algo que no se puede concebir. Imagínese a una mujer que tiene 38 o 40 años, estar en una lista de espera, no puede ser. De algo estoy seguro: no me voy a someter a las reglas burocráticas para cuestiones que merecen respuestas urgentes. A esto lo voy a pelear y si me tengo que ir, me iré.

 

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Indiferencia

Comentarios

16/4/2017 | 11:46
#149004
Y pueden pedir el helicóptero, con un piloto de ese medio de transporte y con repuestos, mecánicos y asistentes para el mismo. No vaya a pasar como con los aviones que tenía Catamarca y ahora ¡vaya a saber donde andan volando?

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